Altares y ofrendas, desfile de calaveras gigantes, visitas al panteón y veladoras forman parte de la fiesta del Día de Muertos, pero después del 2 de noviembre poco hablamos de la muerte en México.

Por eso, más sorprendentes que las calaveras sobre Reforma son los resultados de la Encuesta Nacional Sobre Muerte Digna (2016) revelados la semana pasada: 70% de los mexicanos está a favor de la eutanasia; 71% piensa que deben cambiar las leyes para permitir que los enfermos puedan recibir ayuda para terminar con su vida si así lo deciden; 56.4% está de acuerdo con que el médico le ayude a morir a un paciente terminal proporcionándole sustancias que él tomaría por sí mismo, es decir, a favor del suicidio asistido; 70% de los católicos cree que un paciente en fase terminal debe contar con la opción de adelantar su muerte…

La encuesta, realizada por Investigación en Salud y Demografía, S.C. se presentó en la Ciudad de México durante el Primer Coloquio Internacional Por el Derecho a una Muerte Digna, organizado por la asociación civil Por el Derecho a Morir con Dignidad (DMD), que preside Amparo Espinosa Rugarcía.

Desde la medicina, la academia, la escritura, la psicología y las leyes, voces de diversos países narraron el largo camino que han recorrido Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Canadá, donde se permite la eutanasia; Oregon, Vermont, Washington, Montana y California, en Estados Unidos, donde el suicidio medicamente asistido es legal; la experiencia en Colombia, cuyo proceso de legalización de la eutanasia inició en 1991 y culminó hasta 2013. También escuchamos argumentos de un movimiento católico a favor del derecho a decidir a la luz de la conciencia personal.

Hay una escena común: el enfermo con un sufrimiento intolerable sin posibilidad de una vida digna según sus valores. La complejidad de cada ser humano, los más estrictos protocolos médicos y legales, una supervisión rigurosa en donde el bienestar de la persona es prioritario a la luz de la ética; capacitación del personal médico. Todo nos dice que en México falta mucho camino por delante. Pero hay avances, como el derecho a rechazar un tratamiento y a optar por los cuidados paliativos; la posibilidad de firmar una Voluntad Anticipada, documento que nos permite expresar, mientras somos competentes, los tratamientos que rechazaríamos en situaciones en que ya no podamos comunicarnos y la inclusión de “autonomía del paciente” y “derecho a una muerte digna” en la Constitución de la CDMX.

Si consideramos el sentir expresado en la Encuesta, el debate ha de continuar hacia la despenalización de la eutanasia y la muerte medicamente asistida. Por la experiencia en otros países queda claro que los cambios son más impulsados por la sociedad que por los gobiernos, aunque hay factores que los favorecen, como la defensa del Estado laico, la existencia de asociaciones como DMD y campañas informativas y de sensibilización.

El cine ha sido un poderoso medio en ese sentido: Mar adentro, Las invasiones bárbaras, Golpes del destino, El gran pez, Amour, La fiesta de despedida, Amour, Chronic (de Michel Franco) o Mi última voluntad generan empatía, conversación y reflexiones, alimentan la cultura alrededor del momento culminante de la existencia, del derecho a decidir sobre nuestra propia vida hasta el último aliento y a contar con el apoyo familiar, social, médico y legal para partir sin miedo y en paz.

adriana.neneka@gmail.com

@amalvido

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