Texto: Gamaliel Valderrama

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Personaje de leyenda, su figura se mueve entre lo histórico y lo novelesco. Su nombre, pero sobre todo su mote, han trascendido ya varios siglos, desde aquel lejano 1873 cuando se daba cuenta de su aprehensión y custodio en la Cárcel Nacional de Belem, en la Ciudad de México, hasta su supuesta muerte en 1894, en el Fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz.

Diversas fuentes ubican el nacimiento de Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el Roto”, en el año de 1858, en Santa Ana Chiautempan, en el estado de Tlaxcala. Sin embargo, otros señalan que nació en la calle de Manzanares del barrio de La Merced, en la Ciudad de México. A pesar de las diferentes versiones, la mayoría coincide en que este personaje se volvió un maestro del disfraz para realizar sus diferentes atracos, de los que sólo eran víctimas los más ricos y acaudalados de aquella época, además de que parte de sus ganancias las repartía entre los pobres, lo cual le hizo ganar gran popularidad entre éstos.

Sobre el apodo de “Roto”, según el libro 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976 , probablemente fue adoptado después de ser consignado “al juez Javier de la Torre quien al verlo bien vestido exclamó:… “Mírenlo es un roto”. (Jesús Arriaga desde estudiante vestía bien y con gusto)”, y es que de acuerdo al vocabulario de la época, un “roto” era una persona de escasos recursos que acostumbraba vestir con estilo: trajes lujosos, sombreros conforme a la ocasión, bastón, polainas, zapatos de charol y camisas almidonadas.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Historieta de la aprehensión de "Chucho el Roto". Imagen: 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976.

En el libro Curiosidades y Anécdotas de la Historia de México se explica que durante el gobierno de Porfirio Díaz “el afán por pacificar el país a toda costa fue el pan de todos los días. La dictadura, la desigualdad en la distribución del ingreso, la explotación y la pobreza de la mayoría de la población generaron problemas sociales como huelgas, levantamientos armados, hurtos, fraudes y bandidaje”.

A finales del siglo XIX, continúa el texto, “en una sociedad en que el liberalismo defendía el individualismo y la propiedad privada, el delito de robo ocupaba un lugar destacado en las preocupaciones de la clase en el poder; dada la pobreza de la mayoría de la población, ese delito era frecuente. Las penas oscilaban entre un mes y cuatro años de prisión según lo robado, pero ni la vigilancia ni las penas que se fueron incrementando lograron controlarlo ni reducirlo”.

Por su parte, en el libro Población y sociedad. México (1880-1930) se aclara que conforme al incremento de la criminalidad real, también “creció el espacio que se le concedió en obras especializadas, literatura e impresos; además, con el interés de atraer lectores, surgió el reportaje policial y aumentó la extensión de nota roja”.

Dicha obra describe que “a medio camino entre la protesta social y la delincuencia se ubica el bandido, quien de forma real o simbólica actuaba como vengador y benefactor de los oprimidos; en ocasiones lo hacía castigando acciones injustas y repartiendo el botín entre los pobres, mientras que en otras simplemente desafiaba a las autoridades y humillaba a los poderosos (como Heraclio Bernal, El Rayo de Sinaloa; Jesús Malverde; Santana Rodríguez, Santanón, e incluso Jesús Negrete, El Tigre de Santa Julia)”.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Retrato de Jesús Negrete, El Tigre de Santa Julia. Imagen: 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976.

Estos bandidos se convirtieron en figuras legendarias que hoy en día siguen siendo recordadas y hasta veneradas. “Se les atribuyó (en su tiempo o más tarde) una historia común: empezaron a delinquir a causa de una injusticia, fueron perseguidos por los padres de la novia raptada, acusados injustamente de robo, maltratados por hacendados o militares. Capturarlos fue difícil, pues las comunidades los protegían”, ilustra el escrito; sin embargo, estos personajes sucumbieron por medio de engaños o el cobro recompensas, “ahorcados a escondidas, muertos por sus captores y otros en circunstancias poco claras. Sobra decir que el mito fue creciendo a lo largo del tiempo: todos ellos han sido protagonistas de corridos, novelas y películas”, concluye el libro Población y sociedad. México (1880-1930).

Según el escrito de Salvador Novo, La Ciudad de México en 1873: un año, hace ciento , un texto que recopila las memorias del entonces gobernador del Distrito Federal don Tiburcio Montiel, éste se refiere a “Chucho el Roto” como una persona "notable por el lujo que gastaba en su persona, pues siempre iba vestido con trajes decentes y llevaba sortijas y alfileres de brillantes de gran precio... burlaba a la justicia con dádivas de consideración a los agentes encargados de aprehenderle". A pesar de lo anterior, Jesús Arriaga fue aprehendido y encarcelado el 9 octubre de 1873, así lo informa el diario La Voz de México , en su edición del 10 de octubre: “APREHENSIÓN.- El famoso bandido Jesús Arriaga [a] el Roto, reo de varios crímenes, fue aprehendido antes de ayer en esta ciudad por el Sr. Coronel D Mucio Reyes”.

Entre el mito y la realidad 
 

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Ejemplar del diario La Voz de México, donde se consigna la captura de Jesús Arriaga. Hemeroteca Nacional Digital de México.

En tanto, el diario La Iberia , en su edición del domingo 12 de octubre de 1873, también retoma la detención de “Chucho el roto”: “Era jefe de un directorio de ladrones y plagiarios de esta capital: de claro talento, suma actividad y extraordinaria viveza, burlaba la persecución con grandes dádivas a los agentes de policía: se había hecho rico con el robo, vestía elegantemente y era espléndido como un príncipe: su domicilio era ignorado, y nadie sabía, ni sus amigos más íntimos, dónde pasaba las noches: un hábil herrero le hacia los instrumentos que necesitaba: desde aquí dirigía los robos del Distrito Federal y de los Estados vecinos: en fin, según las cosas que nuestro colega dice, el tal hombre es un bandido de novela. Se llama Jesús Arriaga, y por fortuna ya está preso”.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Plana del rotativo La Iberial, donde se habla de la aprehensión de "El Roto". Hemeroteca Nacional Digital de México.

Por su parte, El Faro , en su edición del viernes 10 de octubre de 1873, también informa la detención de Arriaga: “Ha sido aprehendido por el ciudadano jefe de las comisiones de seguridad, el bandido Jesús Arriaga (a) el Roto, y puesto en la cárcel de la ciudad incomunicado a disposición de vd., por prófugo de la cárcel nacional, y autor de varios delitos, que por oficio especial serán comunicados oportunamente a ese Gobierno”.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

El Faro también consigna la detención de Arriaga en su edición del viernes 10 de octubre de 1873. Hemeroteca Nacional Digital de México.

Sin embargo, el encierro duró sólo un par de años. El diario La Voz de México, consigna en su edición del sábado 15 de mayo de 1875 una lista de presos fugados el jueves 13 de mayo de la “cárcel de Belen”, donde el primero en aparecer es “Jesús Arriaga, (a) ‘El roto.”

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Dos años después de su aprehensión, el diario La Voz de México informa de la fuga de Arriaga de la Cárcel General. Hemeroteca Nacional Digital de México.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

La Cárcel General o de Belem se ubicó en las actuales calles de Arcos de Belén y General Gabriel Hernández.

No fue sino hasta la publicación de la novela Chucho el Roto o La nobleza de un bandido mexicano, publicada en 1888, que la leyenda de Jesús Arriaga comenzó a forjarse. En dicha narración se explican las motivaciones del héroe para convertirse en bandido, sus aventuras y vicisitudes durante el tiempo que estuvo encarcelado. En dicha obra se explica que Jesús, un ebanista –artesano carpintero especializado en diversas técnicas- de origen humilde, que realizaba un trabajo en la casa del señor Frizac, se enamoró de la hija de éste, Matilde. Al poco tiempo nació una hija de ambos, de nombre Dolores. Impedido de ver a su hija, por la decisión de la familia, Jesús Arriaga optó por robársela, iniciando así su vida de ladrón y fugitivo.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Portada del libro Chucho el Roto o La nobleza de un bandido mexicano, publicado en 1888.

A lo largo de las décadas, la realidad y el mito se fundieron. Los hechos y la ficción rebasaron sus fronteras y según la fuente consultada algunos aspectos de la vida de “Chucho el Roto” son distintos, sin embargo, su historia a grandes rasgos es consistente: un hombre humilde que le gusta el buen vestir, se enamora de una aristócrata con la cual engendra una hija. La familia no acepta el romance y se empeña en separarlos. Jesús es acusado de ladrón y llevado a la cárcel, hecho que lo lleva al mundo del hampa, pero con la regla de sólo robar al rico y repartirlo a los pobres.


Maestro del disfraz
 

Según el libro 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976 , describe a Jesús Arriaga como “el más ingenioso y pintoresco de los ladrones que existieron en las últimas décadas del siglo XIX”. Como ebanista, “tuvo la oportunidad de conocer a la aristócrata Matilde Frizac, durante la ejecución de unos trabajos tallados en cedro. Se enamoraron y vino como consecuencia el nacimiento de una niña que se llamó Dolores. La familia Frizac se opuso a aquel idilio y escondieron a la niña”.

Por ello, Arriaga decidió robarse a la niña, “los Frizac dieron aviso a las autoridades y como no encontraron a la niña, Arriaga fue aprehendido en los momentos en que velaba el cadáver de su madre. Durante el proceso se negó aceptar el plagio de la niña y se le enclaustró en las bartolinas de la cárcel Belén, donde llegó a conocer a Margarito López el “Rorro”, Juan Ramírez la “Changa” y Simón Palomo la “Fiera””, sus futuros cómplices.

De acuerdo a este relato, “Chucho el Roto” se valió de un disfraz para fugarse de aquel penal, “con una audacia y sangre fría, Arriaga tuvo la oportunidad de fugarse de la cárcel de Belén en pleno día, tomando el sobretodo, sombrero y bastón del doctor Carrillo, Presidente de la Junta de Vigilancia de la cárcel”.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Interior de la cárcel de Belem. La celda 37, abierta, fue donde estuvo Jesús Arriaga "Chucho el Roto". Imagen: Archivo Casasola.

A partir de eso momento, Arriaga “se dedicó con ingenio a robar, ayudando al necesitado, pero nunca al crimen ni a derramar sangre. Estableció sus campos de operaciones en diferentes lugares del Distrito Federal, con sus ayudantes “La Changa”, “El Rorro”, “La Fiera” y sus cuevas de disfraces, que ya la hubieran querido la guardarropía de los teatros”.

Algunos de sus más célebres robos son recordados en un volumen de 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976 : “Anticipándose a la llegada del obispo de Linares, se presentó a la joyería “Sorpresa y Primavera” y escogió los objetos de más valor diciéndoles que se los enviaran al Hotel San Carlos. ¿Cómo se iban a negar los propietarios ante su eminencia? Se los remitieron. El falso obispo y sus cómplices dejaron el Hotel…” “… Otra ocasión, también disfrazado de obispo, mientras daba la bendición a los criados de doña Romualda Rodríguez de la Vega, “El Rorro” y “La Changa” robaban del altar de la Virgen ricas joyas, collares de perlas y racimos de rubíes…”

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Durante su estadia en la Cárcel de Belem, se menciona en el libro Chucho el Roto o La nobleza de un bandido mexicano, el bandido conoció a los hombres que conformarían su banda de forajidos.

Según apunta una infografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “se cuenta que Jesús Arriaga robó un reloj al presidente Porfirio Díaz, para después entregárselo personalmente”.

El mismo INAH cuenta que “Chucho el Roto” estuvo preso en dos ocasiones en el Fuerte de San Juan de Ulúa, donde el dicho popular encontró la muerte, sin embargo, el mismo Instituto reconoce no tener registro de su estadía en el Fuerte. “Uno de los presos más famosos en San Juan de Ulúa fue Jesús Arriaga. Fue capturado en 1885. Escapó para ser reaprehendido nueve años después y morir en la celda de nombre “El limbo” en 1894”.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Fuerte de San Juan de Ulúa. Esta fortificación funcionó como prisión, una de las más infames de su época.

Como maestro del engaño, “Chucho el Roto” pudo fingir su propia muerte, pues algunos relatos apuntan que después de su supuesta muerte en Veracruz, su cuerpo fue trasladado a la Ciudad de México, pero al abrir su féretro, lo único que se encontró fueron piedras.

Dentro de la cultura popular, la figura e historia de “Chucho el Roto” ha sido retomada y llevada al radio, cine, televisión y hasta en historietas.

El héroe del pueblo

En radio, “Chucho el Roto” estuvo al aire durante 11 años, la radionovela se compone de cerca de 3 mil 149 capítulos, donde una voz con un timbre distintivo daba entrada a cada capítulo: “La historia de un hombre que protegió a los pobres y luchó contra la injusticia”. Enseguida anunciaba al protagonista de la serie, “con la presentación del galán cantante cinematográfico, Manuel López Ochoa, en el papel de Chucho el Roto”.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

"El galán cantante cinematográfico, Manuel López Ochoa", como era anunciada su participación en la radionovela de "Chucho el Roto", encarnó al foragido en radio y televisión.

La versión televisiva de “Chucho el Roto" fue producida por Valentín Pimstein, dirigida por Fernando Wagner y protagonizada por Manuel López Ochoa y Blanca Sánchez en el año de 1968. También existe una historieta que relata las diversas aventuras Jesús Arriaga, el cual se vendía por 10 centavos en todo el país, según se lee en la portada del número 243.

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

En la pantalla grande, se filmaron diversas versiones. Según la base de datos de películas en Internet (IMDb), hay películas sobre “Chucho el Roto” desde 1921, y en 1934 Fernando Soler estelariza otra película sobre el bandido. Entre otras, también se cuentan: La vida de Chucho el Roto (1970); El inolvidable Chucho el Roto (1971); El tesoro de Chucho el Roto (1960); Yo soy Chucho el Roto (1970) y Aventuras de Chucho el Roto (1961).

“Chucho el Roto”, el bandido con clase
“Chucho el Roto”, el bandido con clase

Cartel publicitario de la película Chucho el Roto, de 1954. Filme protagonizado por Luis Aguilar y Elda Peralta.

Foto Principal:

Imagen del actor Manuel López Ochoa, quien durante 11 años dio vida a “Chucho el Roto” en la radionovela transmitida por la XEW. Archivo EL UNIVERSAL.

 
Fotos:

Archivo EL UNIVERSAL. Hemeroteca Nacional Digital de México. Archivo Casasola. Colección Villasana-Torres.

Fuentes:

Libros: 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976; Curiosidades y Anécdotas de la Historia de México; Población y sociedad. México (1880-1930); La Ciudad de México en 1873: un año, hace ciento; Chucho el Roto o La nobleza de un bandido mexicano. Hemeroteca Nacional Digital de México. Instituto Nacional de Antropología e Historia: inah.gob.mx/images/infografias/20150210_juanuluaok.pdf y sanjuandeulua.inah.gob.mx/leyendas-de-la-fortaleza/chucho-el-roto.

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