A partir del 2010, el saneamiento junto con el acceso al agua potable , se reconoció internacionalmente como derecho humano .

De acuerdo con , ee refiere a contar con instalaciones que permitan eliminar higiénicamente las excretas, la orina y las aguas residuales, sin representar un riesgo para la salud de las personas y los ecosistemas.

La falta de un retrete o cualquier sistema que permita eliminar nuestros residuos en forma segura, va más allá de la comodidad y la higiene personal.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indican que siete de cada 10 personas en el mundo carecen de instalaciones para el saneamiento, y 80% de aguas residuales que se generan regresan al entorno sin ningún tratamiento. Esto ocasiona que cerca de 1.800 millones de personas beban agua que podría estar contaminada por heces y otros residuos. Los sistemas de saneamiento deben garantizar el depósito seguro, la conducción, el tratamiento y la eliminación y reutilización de las aguas residuales .

Según datos de la OMS, 18.7 millones, que representan 15% de los mexicanos, carecen aún de este servicio; mientras que 5 millones no tienen acceso al agua potable. Esto tiene consecuencias en la salud y hace evidente los rezagos en algunos estados donde existen regiones y grupos sin acceso a este derecho. Para reducir esta brecha, la implementación de políticas públicas es un tema fundamental.

Si bien el drenaje y las alcantarillas son el sistema preponderante en zonas urbanas, también existen instalaciones alternativas como los sistemas sépticos ; las letrinas o el saneamiento seco, que cumplen con esta función y además contribuyen a hacer más eficiente el uso del agua. Recuerda que el recorrido de tus heces no termina en un excusado.

jpe

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