Las tortugas marinas son consideradas un enlace fundamental entre ecosistemas marinos y terrestres. Son representantes vivos de un grupo de reptiles que han existido en la Tierra y han recorrido los mares durante los últimos 65 millones de años.

Se trata de especies altamente migratorias , es decir, las crías nacen en una playa, son dispersadas por las corrientes marinas y luego se trasladan periódicamente entre sus sitios de reproducción y alimentación como adultos, muchas veces separadas entre sí por cientos o miles de kilómetros.

Las tortugas marinas tienen un tiempo generacional muy prolongado, ya que tardan muchos años, incluso décadas, en llegar a edades reproductivas. Por ello son vulnerables, ya que enfrentan múltiples amenazas durante su desarrollo.

Acciones para protegerlas

Australia y México son los países que poseen mayor abundancia y número de especies de tortuga marina a nivel mundial. Las especies que anidan en nuestro país son la tortuga carey, caguama, tortuga verde, golfina, laúd, y lora.



Todas siguen en peligro de extinción aunque algunas muestran signos de incipiente recuperación, refirió Alberto Abreu Grobois, académico del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, Unidad Mazatlán.

“La tortuga laúd, sigue considerada a nivel internacional en peligro crítico de extinción. En algunas zonas del Atlántico hay buenos indicios de recuperación, pero en el Pacífico oriental sigue disminuyendo su abundancia”.

La tortuga kempii es otro caso. El especialista menciona que tiene una zona de reproducción bastante limitada en comparación con otras, ya que anida fundamentalmente en el Golfo de México. Esta especie llegó a reducirse críticamente. Afortunadamente, desde los sesentas se protege en nuestro país y a través de una colaboración binacional Estados Unidos-México, se trasladaron huevos de Tamaulipas a Texas y ya se repobló la colonia que había sido extirpada allá.



De las acciones más significativas para reducir las amenazas han sido modificaciones en las prácticas de pesca para evitar su captura incidental. Por ejemplo, dispositivos excluidores de tortugas (DETs) para permitir que pasen por la bolsa de la red de arrastre. O anzuelos en palangres con formas y tamaños que evitan que las tortugas se los traguen pero no afectan la captura de las especies objetivo. O también luces que disminuyen el atractivo para las tortugas.

Para determinar si alguna especie de tortuga está en peligro de extinción, se consideran varios criterios: los datos recabados a través del monitoreo que realizan los biólogos en trabajo de campo y que revelan las tendencias en el tiempo sobre la abundancia de anidaciones. Estos datos se registran en los campamentos de conservación a través del tiempo.

“Los esfuerzos de conservación de tortugas marinas en México han sido capaces de revertir las tendencias negativas en muchas regiones. Ejemplo de ello es la tortuga verde en el Atlántico, la tortuga golfina en el Pacífico, en tanto que la tortuga lora iba muy bien pero en el 2010 tuvo un retroceso que va mejorando ahora. No obstante, la tortuga laúd del Pacífico Oriental aún manifiesta problemas. Cabe señalar que ninguna de las especies, a pesar de los logros, podría considerarse aún fuera de la categoría de peligro de extinción”, afirmó Alberto Abreu.


Ciencia UNAM, Dirección General de Divulgación de la Ciencia

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