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Filematología
es el término científico de los besos , una práctica que realizamos con cotidianidad a quienes nos inspiran afecto, pero no se limitan a rozar los labios con otra u otras personas, estos pueden ser dirigidos a otras partes del cuerpo, a animales u objetos. ¿La sensación? Si bien no es la misma, de cualquiera forma, causa un grado de satisfacción, pues nuestros labios están llenos de terminaciones nerviosas que mandan mensajes al cerebro , con el mínimo roce, para hacernos sentir bien.
Pero también hay besos que no se sienten tan bien y, de hecho, diferentes estadísticas sugieren que un "mal beso" ha sido el detonante para terminar una relación. De acuerdo con la ciencia , disfrutar o padecer esta práctica es una cuestión del sistema inmunológico .
Foto: AFP, archivo
Hasta la fecha, los estudios han demostrado que experimentamos una mayor atracción cuando ese beso es compartido a una persona con la que no compartimos genes . Aunque este no es el único factor que logra "el beso perfecto", ya que, en ese momento, involucramos todos nuestros sentidos; vista, olfato, gusto y tacto.
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El aroma es uno de los aspectos que predomina, pues según BBC el olor de la persona con la que compartimos un beso es un indicativo del buen complemento genético que puede alcanzarse durante la procreación.
¿Beso romántico o beso social?
Pero sería muy arbitrario, de nuestra parte, limitar la experiencia del beso a las relaciones sexoafectivas. ¡Besos hay muchos! En la cultura occidental, se acostumbra dar besos en la mejilla en sentido de saludo, pero esta formalidad no es exclusiva de la raza humana, los animales también recurren al beso como una reacción evolutiva, que denota lazos.
"Los chimpancés y los bonobos se besan, los zorros se lamen sus hocicos entre sí, las aves se picotean y los elefantes ponen sus trompas en las bocas de los otros miembros de sus manadas", expuso Helen Fisher, profesora de antropología en la Universidad Rutger.
El beso romántico, coloquialmente conocido como "beso francés", fue adoptado por viajeros del Reino Unido que pisaron tierras francesas y se percataron que el afecto entre parejas era mucho más íntimo y rompía con lis límites del espacio personal. Se ha dicho que este es el mejor de los besos, el beso por excelencia y, en efecto, lo es, pues así lo ha comprobado la ciencia.
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La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés) demostró que las sustancias químicas contenidas en la saliva reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Además, aumenta los niveles de oxitocina, la denominada "hormona del amor", pues estimula sensaciones satisfactorias, de calma y seguridad.
Foto: El Universal, archivo
Sin embargo, en torno a la idea perfectible del beso, hay quienes lo reprueban -sobre todo en tiempos pandémicos-, pues argumentan que a través de este intercambio salival se pueden contraer virus y bacterias y si bien es verdad, es más fácil atrapar un patógeno con un apretón de manos. Y a diferencia a este último saludo, los besos reducen el estrés y la presión arterial.
melc