Terremotos, huracanes y tsunamis, entre otro tipo de desastres naturales , cada vez con mayor intensidad y poder destructivo, están sorprendiendo a la humanidad en los últimos años, pero ¿ qué tan preparado está el hombre para enfrentarlos?

De acuerdo con expertos de la Universidad Iberoamericana , algunas actividades humanas relacionadas con la producción de energía , contribuyen al calentamiento y a la acidez de los océanos, lo cual provoca mayor intensidad en este tipo de alteraciones que afectan a la Tierra.

Para esto, señalan, es necesario consolidar una nueva cultura científico-ambiental global que dé paso a enfrentar de manera adecuada el cambio climático ; de lo contrario, sería de graves consecuencias para las futuras generaciones .

Afectación en conjunto

Por otra parte, el profesor Bill McGuire de la University College London , en el primer gran encuentro de científicos que investigan los efectos del cambio climático en riesgos geológicos , dijo en una entrevista para

que el cambio climático no solo afecta a la atmósfera y a los océanos, sino también a la corteza terrestre, pues toda la tierra es un sistema interactivo .

Bill McGuire añadió que “cuando se pierde el hielo, la corteza terrestre rebota y eso provoca terremotos, que desatan deslizamientos de tierra submarina, y por tanto, causan tsunamis”.

Ante este tipo de tragedias, Alfredo Sandoval Villalbazo, coordinador del Programa de Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la UI , indicó que las acciones de carácter solidario en apoyo a damnificados de catástrofes naturales son indispensables para mitigar los enormes daños derivados de dichos eventos.

Sin embargo, dijo, este tipo de acciones de carácter social no debe limitarse a situaciones de emergencia.

El científico recordó que el año pasado, la tormenta tropical ‘Earl’, tuvo grandes consecuencias en la sierra de Puebla, donde provocó más de 50 decesos, y que a pesar de que existieron numerosas alertas emitidas por parte de los servicios meteorológicos ante los altos riesgos derivados de inundaciones y deslaves, la movilización de la población fue insuficiente.

No obstante, en septiembre de 2017, se tuvo mejor respuesta ante la llegada del huracán “Katia”, pues a pesar de que éste fue de mayor impacto que “Earl”, la cifra de pérdidas humanas fue menor.

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