El año pasado, el indicador IMEF del entorno empresarial mexicano cumplió una década. No sólo fue el primer indicador de difusión de la actividad económica (manufacturera y no manufacturera) en nuestro país, sino que además se ha convertido en la referencia preferida por reconocidos especialistas para anticipar el rumbo de la actividad económica mexicana a corto plazo.

A diferencia de los indicadores económicos “duros”, es decir, aquellos basados en mediciones de las variables económicas de interés, los indicadores de difusión buscan identificar qué tan difundidas están entre los gerentes de empresas las opiniones sobre el curso de la economía.

En este sentido, los indicadores de difusión sólo ofrecen una señal respecto de la dirección de la actividad económica, pero no proveen información sobre la magnitud de los cambios.

A pesar de esa limitación, los indicadores de difusión sí proporcionan una referencia del cambio en la intensidad y, además, tienen la gran ventaja de estar disponibles apenas unos días después del periodo al que corresponde la estadística.

Para los responsables de la toma de decisiones, la oportunidad con la que los indicadores de difusión pueden consultarse tiene un valor agregado sustancial.

No es casualidad que las variaciones imprevistas de indicadores de difusión ampliamente conocidos y reconocidos, como es el caso de los índices Purchasing Managers Index (PMI) en Estados Unidos, impacten a los mercados financieros. Más aún, ese fenómeno se entiende mejor al reconocer que existe evidencia empírica sobre la “capacidad predictiva” de los indicadores de difusión, es decir, su cualidad de moverse en la dirección correcta antes que los indicadores duros. Dejo al avezado lector la recomendación de leer los artículos académicos pertinentes y aquí me limito a mencionar evidencia anecdótica que recogí de primera mano.

Era noviembre de 2008 y el indicador IMEF manufacturero había registrado una caída sustantiva, muy por debajo del umbral de 50 puntos que distinguen la zona de expansión de la zona de contracción.

Siendo licenciado en relaciones industriales con maestría en administración, el entonces presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas no estaba familiarizado con los indicadores de difusión, pero tuvo el sentido común, la objetividad y el valor de expresar lo que el indicador señalaba: su bajo nivel anticipaba una recesión.

No fueron pocos los que criticaron severamente su declaración. Pero el tiempo le concedió la razón: los indicadores duros finalmente confirmaron lo que el indicador IMEF había adelantado: durante 2009 la economía nacional sufrió una severa recesión al contraerse en 4.7%, situación que fue producto de la crisis financiera internacional.

Hoy en día la metodología del indicador IMEF ha mejorado en relación con la que estaba vigente durante esa infortunada época.

Por ejemplo, a diferencia de como ocurría en 2008, las cifras que en la actualidad publica el IMEF son sometidas a un ajuste matemático para reconocer efectos estacionales. Ese ajuste permite al usuario de la información distinguir mejor entre cambios asociados a fenómenos propios de las “estaciones” del año de aquellos que tiene su origen en fenómenos subyacentes que pueden explicarse por cambios de la realidad económica.

En el entorno económico actual, ¿qué información nos proporcionan las lecturas más recientes del indicador IMEF? A pesar de la incertidumbre sobre el futuro del TLCAN, del hecho de que los ingresos petroleros del sector público no se hayan recuperado y de que la inflación haya repuntado sustantivamente, el indicador IMEF es causa de un moderado optimismo.

Sugiere que después de un comienzo pesimista del año en curso, las perspectivas económicas de corto plazo para el país han mejorado e indican en la actualidad una expansión moderada.

En buena medida, dicho escenario se debe al impulso favorable proveniente de la mejora de las exportaciones no manufactureras, al tiempo que el consumo de las familias todavía no se ha desacelerado de manera significativa. Enhorabuena. Pero ello no debe ser tampoco motivo de complacencia.

Los resultados de la renegociación del TLCAN todavía no se conocen y el año entrante será la elección presidencial en nuestro país. Así, habrá que seguir mes a mes los indicadores de difusión, como el que publica el IMEF, para anticipar con oportunidad los cambios de la actividad económica de corto plazo que podrían presentarse.

Presidente del Indicador IMEF
del Entorno Empresarial Mexicano
email: ernesto_sepulveda@icloud.com

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