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El programa de repatriación de utilidades que se propone en la reforma fiscal de Estados Unidos puede frenar proyectos de inversión de empresas de ese país en México, que se estiman en más de 2.6 billones de dólares, lo que genera un menor crecimiento y más presiones para el tipo de cambio, advirtió el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP).

Ante ello, insistió en la reforma fiscal que quedó pendiente en México, con cambios estructurales más amigables a la inversión y el empleo, que reduzca las tasas efectivas de los impuestos al ingreso y elevando el gravamen al consumo.

El presidente del instituto, José Besil, afirmó que lo anterior va a obligar a México a “ponerse las pilas” con una respuesta para no perder competitividad fiscal, cuidando la salud de las finanzas públicas.

Si bien se ve imposible una reforma fiscal, el presidente del IMCP consideró que podría ser a través de un decreto presidencial, con beneficios administrativos, deducciones y condonaciones.

Explicó que ante recursos escasos, las compañías estadounidenses preferirán aprovechar la oportunidad de repatriar esas utilidades, lo que provoca que se pospongan proyectos de expansión.

Besil señaló que se vería un impacto negativo de corto plazo, con una contracción en los flujos de inversión extranjera directa (IED) de Estados Unidos hacia el país.

Lo anterior debido a que el régimen fiscal será menos competitivo frente al del socio comercial.

Recordó que actualmente la tasa efectiva del impuesto sobre la renta es cercana a 50%, sin que se tenga la posibilidad de deducción inmediata, con excepción de las pequeñas empresas, y sin la deducción a 100% en prestaciones sociales.

“Una menor inversión extranjera directa podría generar un menor crecimiento en la economía mexicana y una mayor presión cambiaria”, alertó Besil.

Por eso, advirtió que de aplicarse el paquete fiscal en Estados Unidos a partir de 2019, el equipo de transición en México del candidato ganador debe trabajar en este tema, pues el margen de tiempo es suficiente.

“México está preparado, tenemos que actuar, la parte política se llevará en la forma que tendrá que transcurrir, pero la parte técnica estará trabajando. No veo yo la posibilidad de que en México le impacte de sorpresa; aún si entrara en vigor en 2018, nosotros tendríamos la capacidad de reaccionar”, aseguró.

Brazos cruzados. El presidente de análisis económico del IMCP, Ernesto O’Farrill, explicó que en sus pronósticos no ven el cierre de plantas de empresas extranjeras por los cambios fiscales.

“El principal efecto es una menor inversión o un retraso de las inversiones porque probablemente les apliquen un programa de repatriación de utilidades y muchas empresas estadounidenses preferirían aprovechar esa repatriación y no invertir en la expansión de sus plantas”, afirmó.

De acuerdo con O’Farrill, el proceso de integración y las ventajas competitivas serán más fuertes como el acceso a materias primas, mano de obra calificada. Y es que la parte fiscal no es el único elemento, dijo.

La inversión de portafolio refleja ciertas expectativas en el entorno global, no sólo la parte fiscal, señaló. Además, O’Farrill aseguró que no han visto un retiro de la tenencia de valores gubernamentales en manos de extranjeros.

“El mismo mercado está pensando que a través de decreto o una reforma integral se va a tener que reaccionar, y no nos vamos a quedar con los brazos cruzados”, apuntó.

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