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Como resultado de las negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio Unión Europea-México (TLCUEM), el gobierno nacional concedió a los de la asociación económica acceso a las licitaciones públicas estatales de aquellas entidades que quieran hacerlo.

Además, la autoridad mexicana aceptó explorar diversos esquemas para la solución de conflictos entre inversionista-Estado, en la que se incluya una regulación bilateral, y dejar de lado el arbitraje internacional.

Esos temas, además de los asuntos de intercambio de bienes agropecuarios, se discutieron desde el 8 de enero en la Ciudad de México en la octava ronda de la negociación del TLCUEM, reunión que concluye hoy.

El problema principal está en lácteos, por ser un tema sensible tanto para los mexicanos como para los europeos. El Viejo Continente pide a México reconocer nombres de quesos que se han usado por años en territorio nacional, además de que se negocian cupos de importación para ambos lados.

Como parte de los acuerdos a los que llegaron secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, y la ministra de Comercio, Cecilia Malmstrom, en la ronda de diciembre se acordó permitirles el acceso a licitaciones estatales, pero como no se puede obligar a las entidades mexicanas a abrir sus concursos a los europeos se tendrá un acuerdo de adhesión para tal efecto, al que los estados que quieran sumarse podrán hacerlo.

Guajardo afirmó: “En Europa, el acceso para licitaciones públicas es abierto, se puede llegar hasta la comunidad, pero en México ningún tratado se ha puesto a nivel subnacional, porque no se puede obligar constitucionalmente a las entidades a pertenecer al esquema y subir sus licitaciones públicas”.

Detalló que a través del Consejo Nacional de Gobernadores (Conago) se les invitará a suscribirse a un acuerdo en el que se impondrán niveles mínimos tanto del monto de la licitación como de ciertos servicios, además de que tendrán ciertos niveles de transparencia.

Se espera que los estados que estarán consiguiendo acceso al mercado europeo, como Tabasco o Chiapas, cuyo plátano o mangos podrán exportarse, se adhieran a ese convenio, porque desde que entró en vigor el acuerdo en 2000 se restringe a cierto volumen.

Está también Veracruz, que puede conseguir que los europeos le den acceso libre al jugo de naranja de manera inmediata, en lugar de que se mantengan los cupos de importación y se les vaya liberando el mercado paulatinamente, según Guajardo.

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