Desde hace años se ha alertado sobre su declive y su vulnerabilidad, y expertos en el tema han repetido una y otra vez: Las tienditas de la esquina podrían desaparecer. Dos millones de personas en promedio se autoemplean en éstas, cinco millones viven de esto y 50% del abasto nacional se hace por este canal, además de que en México, son la forma de micropyme más común, según datos de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).

Además, las tienditas de la esquina tienen funciones vitales para la economía local: Son fuente de abastecimiento para los consumidores que no tienen los medios para comprar presentaciones más grandes y operan como “banca social” al otorgar crédito a la población sin acceso al financiamiento bancario al ofrecer ventas a plazo en las comunidades en las que se encuentran.

“Es un tipo de comercio fundamental para la economía local y para la economía de las empresas”, explica Alejandra Angarita Chahín, coordinadora regional de proyectos para FUNDES en Latinoamérica, organización internacional que promueve el desarrollo de pymes.

Y el diagnóstico de FUNDES sobre estos establecimientos no es nada alentador. “Las tiendas de barrio son extremadamente vulnerables; la mayoría son pobres, informales y sin educación. Establecidas en ubicaciones muy dispersas, no operan de manera óptima y ofrecen a sus clientes una gama limitada de productos y servicios”.

Resulta difícil entender cómo alrededor de un millón de este tipo de establecimientos —la cifra no es tan clara debido a la informalidad que prevalece, alerta la especialista— se encuentran tan vulnerables si representan entre 60% y 80% de las ventas totales de las multinacionales como Coca Cola, Bimbo, PepsiCo, etcétera, corresponden a los canales tradicionales, es decir, a las tienditas de barrio, farmacias, salones de belleza y todos aquellos establecimientos que distribuyen productos de grandes empresas. Y en este sentido, la necesidad de que las compañías grandes colaboren más para beneficiar a las pequeñas. Empresas grandes invirtiendo en pequeñas para su crecimiento. Esta relación hoy es necesaria.

“Si tú le inviertes en la profesionalización empresarial, dar mejores prácticas de registro de ventas y de gastos, de gestión de inventarios las tienditas pueden aumentar sus ventas 15% aproximadamente”, opina la experta de FUNDES.

Esta salida representa un ganar–ganar, porque a la vez que el canal tradicional aumenta sus ventas, las multinacionales lo harán también. El beneficio no sólo se refleja en un aumento de ventas, sino en una reducción en costos: Según los cálculos de FUNDES, que las grandes invirtieran en las pequeñas para profesionalizarlas puede ayudar a que redujeran en al casi 10% sus costos, lo cual puede sumarse a las ganancias.

“De pronto volteas y te preguntas, ¿cómo no se hace? ¿Cómo no se está invirtiendo en estas tiendas desde hace muchos años?. No importa, empecemos a hacerlo ahora y desde una perspectiva de negocio”, alerta Alejandra.

Cuautémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), asegura que es necesario ir más allá y que las multinacionales consideren a las tiendas de barrio como socios comerciales.

“El abasto es un problema de seguridad nacional, por eso es esencial fortalecer al canal tradicional, fortalecer el poder de compra de la gente y hacer que las cosas ocurran en la base de la pirámide, en los consumos mínimos necesarios de la población”, señala Cuauhtémoc.

Desde hace años, el canal tradicional ha sufrido pérdidas. De acuerdo a Kantar Worldpanel, si bien este sector es el principal en México, en 2017 no repunta, por lo que se siguió perdiendo viajes de compra por categorías básicas.

La consultoría señala que éstas ya no se compran en tienditas de la esquina, sino más bien en canales modernos como bodegas. “Es claro que las familias mexicanas están comprando en otros canales, están incrementando sus compras en canales modernos y se están sumando más canales de compras”, explica en un texto.

El canal moderno está creciendo. Este está comprendido por hipermercados, supermercados y tiendas de conveniencia, es decir, Oxxo y Seven Eleven, principalmente.

Así, en el panorama cercano no se ve que vaya a existir un crecimiento para la compra en las tiendas de barrio; de hecho, el pronóstico no es muy alentador para las tienditas de la esquina. “Se predice que Oxxo, el líder en conveniencia, invertirá en nuevas tiendas y ocupará espacio del canal tradicional”, pronostica la consultora.

Un botón de muestra: Según cifras de Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México —la cual trabaja un programa orientado a implementar tecnología en las tiendas de barrio— por cada tienda de conveniencia que abre en el Valle de México, cierran entre 10 y 15 tiendas de barrio. El diagnóstico de esta Secretaría apunta a que entre las razones por las que estos establecimientos llegan casi al “extermino”, se encuentra el horario de 24 horas y el uso de la tecnología para su actividad comercial.

Y diciembre, particularmente, es una fecha difícil para las tienditas. Estas disminuyen su frecuencia de compra mientras que los canales modernos como de autoservicio y tiendas Club aumentan su importancia, por ejemplo, las tiendas Club incrementan su gasto en 15% en diciembre, de acuerdo con cifras de Kantar Worldpanel.

A pesar del panorama adverso, estas tienditas de barrio han sido resistentes al tiempo y a los cambios del mercado.

“Habiendo llenado sus países de origen con súper e híper mercados, los minoristas europeos y estadounidenses empezaron a expandir hacia mercados emergentes. Se presumió que dicha entrada de los minoristas puede implicar un golpe fatal al canal tradicional o fragmentado”, explica un estudio de FUNDES Latinoamérica.

Las tiendas tradicionales de barrio no eran percibidas como eficaces y fuertes para resistir la competencia de gigantes con 7-Eleven, Carrefour y Walmart; sin embargo, estas conjeturas no fueron acertadas, apunta el análisis, y reconoce que los más de 10 millones de minoristas latinos han sido “notablemente resistentes”.

En consecuencia, hoy el canal tradicional todavía representa 40% de las ventas al menudeo de América Latina. En el caso de México, el porcentaje es mayor y asciende a 58%.

La supervivencia de este tipo de formato en la región se debe a que los consumidores son menos prósperos y no tienen auto, a que no pueden costear un viaje a un destino de compra lejano y no tienen en sus casas espacio para almacenar sus compras, según explica FUNDES. Un dato para entender la forma de comprar de los consumidores del canal tradicional: Según Nielsen —citado por este estudio— 51% de los compradores ven la univocación de la tienda como principal impulsor para comprar.

La problemáticas que enfrenta el canal tradicional es variada. Primero, la falta de formación empresarial. “Muchas veces empezaron por necesidad o porque heredaron o porque sus papás se dedicaban a esto, pero no tienen formación empresarial y desconocen el mercado”, explica la especialista. El rezago tecnológico es otro problema. Según datos de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, la falta de tecnología de estos establecimientos es una de las razones por las que son exterminadas por las tiendas de conveniencia.

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