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La generación de empleos que se registra en México no se beneficia en general de buenos salarios ni de acceso a la seguridad social, es decir, que son pocos los trabajos de calidad, de acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

“Evidentemente ha habido una mejora constante en el aumento de la población ocupada, pero también es claro que esta no se ha beneficiado de empleos de calidad. La mayor parte de la creación de nuevos puestos de trabajo se sigue concentrando en los niveles salariales más bajos y sin acceso a servicios de salud”, expuso el organismo dirigido por Luis Foncerrada Pascal, el cual en ocasiones anteriores ha insistido sobre el problema de la precarización de los trabajos.

Los esfuerzos deben centrarse en mejorar las condiciones, porque pese a que creció en 1.1 millones el número de personas ocupadas, para llegar a 52.9 millones, hay 2.2 millones que consiguieron empleo pero con ingresos de hasta dos salarios mínimos.

En tanto, la cantidad de trabajadores que tuvieron ingresos superiores a dos salarios mínimos se redujo en 1.9 millones de personas, de acuerdo con las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Inegi.

Otro indicador que resalta la precarización del mercado laboral es la tasa de condiciones críticas de ocupación, que representa el “porcentaje de la población ocupada que trabaja menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, más la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que labora más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos”, destacó el análisis del CEESP.

Si se toma en cuenta la definición anterior, de enero a marzo de 2018 estuvo en esas condiciones 15.5% de la población ocupada, es decir 8.2 millones de personas, el porcentaje más alto desde que se inició la serie en 2005.

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