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La Estrategia Nacional de Ciberseguridad creada por el gobierno requiere de un “plan de emergencia” que sea implementado a la brevedad, dijo Kiyoshi Tsuru, director general en México de Software Alliance-BSA.

La propuesta necesita un enfoque de emergencia, pues el arranque del esquema está previsto para 2030.

“Ahorita se debería implementar lo que se pueda, lo antes posible”, destacó Tsuru.

Sobre la obligatoriedad de la estrategia propuesta, que solamente incluye al gobierno federal, comentó que si el modelo es razonable y bien estructurado, “la industria se va a subir y los usuarios también”.

Destacó que se requiere un marco jurídico que permita perseguir delitos cibernéticos adecuados a la realidad que se vive en esta materia, pues en México “el ciberdelincuente sabe cuáles son sus derechos”.

Esto se debe a que la legislación del tema no está actualizada.

En julio pasado, EL UNIVERSAL dio a conocer que el Índice Global de Ciberseguridad de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) colocó al país en niveles de Estados Unidos y Canadá respecto al marco legal que existe en la materia.

“Si tuviéramos un verdadero sistema de procuración de justicia en materia de ciberseguridad inhibiríamos la comisión de estos delitos antes de que sucedieran”, aseguró Tsuru, también académico del ITAM.

Los delincuentes se van a los lugares donde hay mayor permisibilidad y no los detendrán, subrayó.

En opinión del experto, se debe prevenir antes de que se cometan los delitos y mientras se están “tejiendo”.

Tsuru recomendó que México sea parte del Acuerdo de Budapest, que constituye un estándar mundial en esta materia y como solución se cuenta con uso del cómputo en la nube.

“Ante la posibilidad de que tu teléfono sea hackeado, te roben información, encripten y luego te cobren rescate, debes tener infraestructura más sólida y lo que da la nube es eso, una opción para tener mejor protección a un precio de renta”, explicó.

Actualmente hay leyes que no se ajustan a la realidad, por lo que los delitos no se atienden. Por otra parte, hay start ups (nuevas empresas) que enfrentan el robo de ideas y propiedad intelectual e industrial, pero se desmotivan al no encontrar apoyo.

“Por eso tenemos el entorno de innovación tecnológica y emprendedurismo que tenemos, es incipiente”, comentó el académico.

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