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El presidente del Consejo de Administración de BBVA Bancomer, Luis Robles Miaja, es claro sobre la principal responsabilidad que debe tener el próximo presidente de México.

Después de años de crisis, cualquier política que afecte la estabilidad puede llevar al país a revivir los peores pasajes de su historia económica.

Sin estabilidad, la banca está perdida: BBVA Bancomer
Sin estabilidad, la banca está perdida: BBVA Bancomer

Último año de esta administración, ¿qué destaca como principales avances?

—Este gobierno tuvo muchos avances transformadores para el país. La reforma financiera es una de muchas que se hicieron no sólo en el papel, porque en México somos muy buenos [en crear] leyes en el papel.

La reforma energética tiene hoy comprometidos 200 mil millones de dólares en inversión. Estamos hablando de un equivalente a 10 años de la Inversión Extranjera Directa. Lo que se saque del petróleo el gobierno se va a llevar porcentajes altísimos.

Esos son los aciertos que tuvo este gobierno e inclusive en otros temas vinculados con la corrupción. El Sistema Nacional Anticorrupción, que si bien es cierto ha sido muy criticado y tendrá sus carencias, es un sistema eficiente que podrá mejorarse y la sociedad está reclamando que no quede impune la corrupción.

Por otro lado, leyes a las que se les dio muy poca importancia como la ley de responsabilidad fiscal de estados y municipios y otras que federalizan materias como transparencia. Son pasos fundamentales porque este país después del proceso democrático que comenzó en 2000 sí tenía una deficiencia derivada de la libertad que los gobernadores tenían sobre sus contrapesos locales.

¿Y los pendientes?

—Pendientes que deja esta administración es el tema de violencia. Sigue sin resolverse y es un tema de esta y de la pasada administración, pero al final el crimen organizado sigue siendo dueño de territorios del país lo que me parece inaceptable.

Dos, la impunidad. Consecuencia de la falta de un Estado de derecho pero también de la debilidad de las instituciones. Las instituciones de procuración de justicia son muy débiles, no tienen los elementos para hacer una investigación adecuada.

La corrupción fue en los tres órdenes de gobierno, pero todo en este país se le achaca al Presidente. El caso de los 43 es un ejemplo muy claro. Fue un tema de un presidente municipal del PRD, de un gobernador del PRD y acabó siendo la culpa del Presidente, por errores en el manejo del tema.

En específico en el sector financiero, ¿qué queda pendiente?

—Más que pendiente, un tema fundamental que este gobierno y cualquier otro deben continuar es el manejo responsable de las finanzas públicas. Hace 25 años que no tenemos una crisis y eso la gente no lo alcanza a percibir. Quizá eran muy jóvenes o no habían nacido cuando tuvimos la última crisis.

Esa estabilidad es lo que ha permitido que los bancos podamos penetrar en segmentos que antes era muy difícil, acompañado de tecnología, reducción de costos, etcétera. Pero sin estabilidad, la banca está perdida.

Si perdemos la estabilidad económica se tendría un descalabro muy fuerte, por eso es responsabilidad de cualquier gobierno mantener esa estabilidad, porque con estabilidad los bancos pueden prestar, la gente paga sus créditos, puede haber tasas fijas a 20 años para comprarte una casa o a cinco para comprarte un coche. El día que se pierda regresaríamos a momentos muy duros en la historia económica de nuestro país y creo que esa es la obligación de cualquier gobierno que llegue, no perder la estabilidad.

¿Ve ese riesgo con las encuestas hasta el momento? ¿Con López Obrador tan fuerte?

—Tanto el candidato López Obrador como Anaya y por supuesto Meade han manifestado ortodoxia. Inclusive el propio López Obrador se ha desmarcado del populismo. Hay temas que hay que ver con cuidado, porque una cosa es lo que se dice en campaña y otra la realidad de gobernar.

Lo que se ha dicho en campaña, aunque ya empieza a haber contradicción, tiene que ver con la reforma energética que primero se quería echar abajo y luego parece que no. Habrá que ver. Hay incertidumbre y, después de ver quién gana —cualquiera que este sea— cómo empieza a implementar sus políticas.

No tengo mucho temor de quien llega porque al final sería suicida para cualquiera que llegue tomar medidas contrarias a la ortodoxia financiera porque los mercados serían implacables. Yo no pienso que tengamos un riesgo mayor.

¿Cuáles son los riesgos para 2018?

—El alza de las tasas de la Fed es un riesgo, pero realmente son dos. Que el proceso electoral salga mal y que eso complique las cosas con fugas de capital y otro es el Tratado de Libre Comercio. El segundo me preocupa menos y creo que vamos a estar cerrando antes de las elecciones. Y aunque hubiera un problema en la negociación, la región en Norteamérica se va integrar con o sin tratado.

El riesgo es lo electoral y no me refiero a si gana uno u otro. Me refiero a violencia o conflictos postelectorales, pero espero que los mexicanos podamos procesar esa fiesta democrática y al final el país siga adelante.

Al momento no hay muchos cambios en su propuesta económica…

—Hay algunas cosas que habrá que preguntarles cómo lo van a fondear, pero en sus declaraciones todos han sido ortodoxos.

Consolidación

Sobre el futuro del sector bancario en México, Robles Miaja resalta que ante la fusión de Banorte e Interacciones, que se espera sea autorizada este año, habrá más operaciones de este tipo.

¿El sector bancario está entrando a un proceso de consolidación?

—Un sistema bancario no puede operar con muchos bancos y no es porque le tenga miedo a la competencia. Estados Unidos tenía 14 mil bancos hace 10 años y hoy tiene 6 mil. De esos que quedan, los tres más grandes tienen 40% de los activos. España tenía 200 bancos, quedan 20. Canadá, que es el único país donde no han quebrado los bancos, tiene cuatro. Holanda tiene dos. El negocio bancario no es un negocio de cientos o miles. Es un negocio que consume mucho capital y se parece a las telefónicas.

Yo sí creo mucho en los bancos de nicho, regionales, con lo que pensar que vamos a tener en México 400 no salen los números. No es negocio para inversionistas y también es un reto de supervisión porque al final cada banco es una bombita atómica, así que tienes que supervisarlo muy bien.

Ya estamos viendo un proceso de consolidación que poco a poco llegará a un número de bancos razonable para la economía que tenemos y esto no elimina la competencia. La competencia hoy en día es brutal con la subida de las tasas de interés, los créditos hipotecarios han tenido un impacto mínimo, y no es porque no queramos subir los precios, sino porque el banco de junto no los sube. Nos estamos quitando a los clientes.

¿Cómo se dará este proceso?

—Probablemente de los bancos que hoy operan algunos se irán fusionando o integrando porque el negocio cada día requiere más capital y los costos de operación son altísimos. Sí creo que muchos modelos de negocio que en su momento sirvieron de base para que algunos inversionistas abrieran bancos se están modificando y les va a costar trabajo salir adelante.

¿Ve un escenario para que el país siga su tendencia de crecimiento?

—Este país va a ser un país desarrollado en muy poco tiempo. Yo lo veo en los números del banco. El número de familias que han comprado coche nuevo y el nivel de ingreso y trabajo de las familias. Antes un coche nuevo lo compraba clase media alta y hoy gente sencilla con ingresos bajos tiene coche nuevo, gracias a la estabilidad económica. Hay muchos problemas y hay que resolverlos pero en lo económico hemos avanzado mucho.

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