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Washington.— México quedó exento de forma indefinida de la imposición de aranceles al acero y al aluminio que anunció ayer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El “caso especial” que representa México (al igual que Canadá) y la relación cercana de las economías evitaron que, por el momento, esté excluido de la confirmación de impuestos a la importación de acero y aluminio, de 25% y 10% respectivamente, tal y como se esperaba.

En la proclamación de la imposición de aranceles, Trump destacó que “dado el compromiso compartido de apoyarse mutuamente” en temas como seguridad nacional, el sector industrial y la “robusta integración comercial”, decidió que “al menos por el momento” los dos socios de América del Norte queden fuera de los afectados por unos aranceles que el mundo ve como el disparo de salida hacia una guerra comercial.

La exclusión de ambos países por tiempo indeterminado esconde, sin embargo, el condicionante de una resolución positiva en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El mismo presidente dijo que lo más importante para decidir la exclusión permanente de México y Canadá en los aranceles será el análisis del impacto en la seguridad nacional.

Trump, que volvió a amenazar con la salida del TLCAN si no consigue un acuerdo beneficioso para Estados Unidos, dijo “tener la sensación” que se conseguirá un pacto comercial con sus socios norteamericanos.

El resto de países sí sufrirán los aranceles que se empezarán a aplicar dentro de 15 días. Sólo podrán esquivarlos y quedar exentos con una negociación bilateral, que se revisará caso a caso, y en función de la cooperación que consiga en temas de seguridad nacional.

“Han asaltado a nuestro país”, se quejó, para justificar la medida proteccionista. Trump se guardó la carta de extender las exenciones a otros países —puso el ejemplo de Australia—, siempre que se negocie bilateralmente y haya una petición firme.

Reacción global. En un comunicado, la Secretaría de Economía informó que la renegociación del TLCAN no debe estar sujeta a condicionamientos ajenos al proceso, el cual sigue su curso independiente a cualquier medida de política interna del gobierno de Estados Unidos.

En Estados Unidos, más de 100 legisladores republicanos le pidieron a Trump “reconsiderar” la decisión.

“Estoy en desacuerdo con esta acción y el temor a consecuencias involuntarias”, expresó el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan.

Brasil, el segundo mayor proveedor de acero de Estados Unidos, dijo que tomará “todas las acciones necesarias” para proteger sus intereses después del anuncio de Trump.

La medida dañará fuertemente a las exportaciones brasileñas y es incompatible con las obligaciones estadounidenses hacia la Organización Mundial de Comercio, dijeron en un comunicado conjunto los ministerios de Relaciones Exteriores y de Industria, Comercio Exterior y Servicios.

Bruno Le Maire, ministro de Economía francés, dijo en Twitter: “Una guerra comercial sólo va a dejar perdedores. Con nuestros socios vamos a evaluar consecuencias y las respuestas que daremos”.

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