Durante los últimos seis años, México ha sido considerado por la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) como uno de los 15 países con los mejores perfiles para la atracción de inversiones extranjeras. En este grupo también figuran economías desarrolladas y emergentes como Estados Unidos, China, India, Indonesia y Brasil, por mencionar algunos casos.

Para nuestro país, las inversiones extranjeras son valoradas como altamente estratégicas dentro de la economía nacional, ya que se encuentran junto con las remesas y el turismo como las principales fuentes de ingresos internacionales, además de las exportaciones.

En forma general, la competencia por estos recursos no ha sido fácil, pues para lograr este propósito se han tenido que fortalecer distintos factores de mercado, producción, rentabilidad y exportaciones, entre otros.

Entre 2013 y 2017 los flujos de inversiones extranjeras han pasado por altibajos, pues las circunstancias imperantes en la economía y política internacionales, así como en el país, han sido complejas y representan un reto para impulsar la innovación y creatividad en los sectores productivos.

No obstante, con la actual estrategia del gobierno federal se han podido atraer recursos durante estos seis años, que cuantificados en datos de la Secretaría de Economía superan los 100 mil millones de dólares. Esto también ha sido a partir de las decisiones de las diferentes industrias en sus respectivos países de origen, en aras de fortalecer a los sectores estratégicos directamente vinculados a los principales circuitos productivos de la economía global.

En 2013, y tomando en cuenta datos de la Secretaría de Economía, el monto de recursos registrados alcanzó la cifra de 35 mil 188 millones de dólares, ubicándose 73% de éstos en la industria manufacturera. Cabe agregar que los tres principales países de origen en ese entonces fueron Bélgica (37%), EU (32%) y Holanda (7.6%).

Para 2014, 2015 y 2016 el monto de inversiones extranjeras que recibió nuestro país fue de 22 mil 568, 28 mil 382 y 26 mil 738 millones de dólares, consecutivamente. Cabe agregar que en 2017 el registro de este indicador fue de 29 mil 695 millones de dólares.

Entre las naciones que han destinado recursos hacia nuestro territorio durante este periodo están EU, Japón, Alemania, Bélgica, España y Holanda, por mencionar a los más representativos, ratificando la interacción con nuestro vecino del norte, la cual es dominante y representa más de 45%.

La entrada de recursos ha sido útil para atender las necesidades de fortalecimiento productivo y competitivo de las empresas extranjeras aquí asentadas, como también para desarrollar diferentes proyectos. Cabe agregar que las áreas productivas que han concentrado los recursos son, en primicia, las manufacturas (60% en promedio en el periodo). A este sector le siguen minería, servicios financieros y transportes.

Con obviedad, predomina la inversión originaria de EU, la cual ha desatado la competencia en uno de los rubros más sólidos a nivel nacional con Japón. Este es el caso de la industria automotriz, en donde las empresas extranjeras capitalizan la posición geográfica, costos, mano de obra, aplicación intensiva de tecnologías y redes transnacionales que ya han consolidado. Asimismo, las provincias del Bajío y también Jalisco, Nuevo León, Estado de México, Chihuahua y la Ciudad de México son destinos favoritos de dichos recursos.

Para concluir, los flujos de la Inversión Extrajera Directa (IED) que ingresarán al país durante este año y los que siguen no sólo dependerán de las estrategias gubernamentales en curso o de los planteamientos que el próximo presidente de la república implemente. Será también el resultado de las variantes que experimenten la economía mundial, las organizaciones empresariales y que desde su posición de origen determinen por factores tecnológicos, industriales y de otra índole los destinos de sus proyectos estratégicos.

La expectativa es que el nuevo gobierno mexicano deberá plantear una propuesta que permita hacer una adecuada lectura del panorama global y mantener la valoración de esta importante actividad en la transformación del país y, por ende, ejecutar una mejor canalización regional para que siga como uno de los motores de crecimiento y desarrollo nacional. Para lograrlo, es necesaria una política exterior estratégica, así como imperativo atender todas las apremiantes necesidades nacionales que conocemos y urge superar.

Académico de la Universidad del Valle de México, Campus Querétaro

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