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No hay ninguna razón legal para que la empresa le reduzca el sueldo a una mujer trabajadora por el hecho de haber tenido un hijo y verse en la necesidad de negociar cierta flexibilidad laboral para atenderlo temporalmente, advirtió Ivonne Vargas, asesora de desarrollo de carrera y especialista en capital humano.

“Desde la reforma laboral de 2012 está penalizada la discriminación por condiciones de maternidad, pagarle menos a una mujer trabajadora que acaba de tener un hijo es una forma de discriminación. Los artículos 2, 56 y 166 dentro de la Ley Federal del Trabajo advierten que por un tema de maternidad no puede haber distinción”, dijo. Sin embargo, en la práctica sucede que la mujer regresa después de la licencia de maternidad y la empresa le mantiene la plaza, pero le ofrecen un salario menor debido a que entra en un esquema de flexibilidad donde va a trabajar tres días a las semana desde casa, o porque va a salir más temprano.

Muchas veces este tipo de ofrecimiento avanza y se ejecuta porque suele haber un acuerdo consensuado entre ambas partes. La mujer por temor a no perder el trabajo o a no tener acceso a esta flexibilidad laboral temporal, acepta porque necesita el ingreso. La mayoría de las veces es algo consensuado, por lo que no se puede proceder legalmente. Lo delicado de esto, no es sólo que sea una práctica que no deba existir, sino que, a la larga, afecta a la madre trabajadora porque la saca de su nivel salarial anterior, en el que pudiera estar calificada en el mercado. “No hay la garantía de que la empresa, una vez de que te bajó el sueldo, quiera volver a renegociar el salario”, afirmó.

Hay empresas que tienen programas de apoyo y retención de las madres trabajadoras, por ejemplo, pueden negociar periodos de maternidad extendida, que es una práctica que se está poniendo en boga, e irse cinco o seis meses de maternidad, pero eso implica mucha predisposición por parte de la empresa. En México, las mujeres que están en la iniciativa privada tienen 12 semanas de licencia por maternidad; Chile tiene seis semanas antes del parto, 12 después del mismo, más 12 adicionales por un permiso parental. Tiene que haber un cambio cultural.

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