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La posibilidad de que se reviertan algunas de las reformas estructurales, la incertidumbre por la renegociación del TLCAN y el aumento de los precios de los combustibles, provocan efectos adversos sobre la actividad nacional, la cual registra una desaceleración en su ritmo de crecimiento, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

El menor ritmo de expansión del PIB se observó en el reporte del segundo trimestre de 2018 que dio a conocer el Inegi, periodo en el que la economía cayó 0.1%. El instituto reportó que indicador se contrajo por primera vez desde el cuarto trimestre de 2015 en términos reales.

Además, las encuestas entre especialistas del sector privado que realizó el Banco de México durante julio anticiparon también una caída de las expectativas, a 2.25% para 2018, y a 2.17% para el próximo año.

“La incertidumbre por varios temas hace que, tanto empresas como consumidores se mantengan cautelosos en los ámbitos de inversión y de consumo, aún cuando su percepción sobre el futuro de la actividad económica mejora”, expusieron economistas del CEESP en su mensaje semanal.

Los especialistas del CEESP consideraron que hay preocupación de los inversionistas por lo que pueda pasar con las reformas.

“En cuanto a la posibilidad de desechar algunas reformas estructurales aprobadas, la posición del nuevo gobierno sigue en pie, lo que ha generado preocupación entre los inversionistas, porque consideran, que de concretarse, podrían poner en aprietos la posibilidad de elevar el ritmo de crecimiento de la economía en el corto y mediano plazos”.

Por ejemplo la posibilidad de que se dé marcha atrás a la reforma educativa y la energética “pone en alerta a los inversionistas”. Así como la falta de certidumbre sobre la renegociación del TLCAN, porque si bien hay avances entre México y EU, Canadá se “aleja” de la mesa de negociación.

Para los economistas del CEESP, si se quiere aumentar el consumo y atraer inversiones es “fundamental un ambiente de certidumbre, seguridad y reglas del juego claras”, por lo que es necesario que las propuestas de política económica se conviertan en un incentivo para la inversión.

Otro elemento a considerar es que el mercado interno “comienza a resentir esta coyuntura y a moderar su ritmo de avance”.

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