En las cercanías al cierre del año, es evidente que ni la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) –aún con el cambio del año base que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) hiciera–, ni la inflación, llegarán a los primeros pronósticos hechos a principios del año, lo que ha provocado que se hayan estado modificando.

Sin esperar que terminara el año, el Inegi modificó el año base de 2008 a 2013, adicional al cuestionamiento de que se está partiendo de un año de crisis financiera, lo que significa que cualquier comparación será beneficiosa.

Así, a tasa anual y en su serie original, el PIB creció en los dos primeros trimestres 3.23% y 1.86%, respectivamente, ganándole así 0.6% de crecimiento con la nueva base.

Ya con cifras desestacionalizadas, la economía creció en el primer y segundo trimestres 0.55% y 0.28%, respectivamente.

Empero para el tercer trimestre por el efecto de los temblores, del 7 y 19 de septiembre, se observó una contracción de 0.29%.

Por componentes, fue sólo el PIB de las actividades primarias, que se elevó 0.5%, en su comparación trimestral, mientras las actividades secundarias y terciarias, retrocedieron 0.6% y 0.1%, respectivamente, en relación al trimestre previo.

Por su parte, la minería volvió a retroceder en el tercer trimestre 10.4%, respecto del mismo periodo del año anterior, mientras la manufactura creció en 3.2%.

Otra vez el mercado interno cede el paso al externo como motor de la economía. Así las cosas, el crecimiento esperado en este año es de alrededor de 2%.

Por su parte, la inflación no cede. En la segunda quincena de agosto de este año, la inflación alcanzó un máximo de 6.74%, para luego bajar a 6.17% en la segunda quincena de septiembre, lo mismo sucedió con la subyacente (que no incluye los precios más volátiles de la economía) pasando de un máximo de 5.02% en la primera quincena de agosto a 4.70%, en la segunda quincena de septiembre.

Empero, luego ambas repuntaron al 15 de noviembre hasta 6.59% y 4.85%, respectivamente.

Adicionalmente al alza del salario mínimo de 10.3%, a partir del 1 de diciembre, acabará ejerciendo presión sobre los precios y esto hace muy probable que la inflación en 2017 se vaya a situar en 6.5%.

Será hasta el próximo año, que la inflación retome su tendencia a la baja, esperando que se coloque cercana a 4% y no logre su nivel objetivo hasta 2019.

Este año, la inflación estuvo marcada por los “gasolinazos”, que se han traducido en precios más elevados del transporte público y que aunado a precios más altos en granos, han añadido al menos dos puntos porcentuales a la cifra de inflación. Esto sin soslayar el precio del dólar, el cual ha sido un factor importante y explicativo del rebote inflacionario.

Cuando en octubre, las amenazas de Trump de salirse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), empezaron a hacerse más frecuentes, la depreciación cambiaria fue de 5.7%, frente al promedio de los tres meses anteriores; incluso el tipo de cambio llegó a más de 19 pesos por dólar en las primeras semanas de noviembre.

Por eso, el Banco de México decidió instrumentar mecanismos de coberturas cambiarias a través de subastas. Estos contratos entre la autoridad monetaria y la institución financiera participante, aseguran un tipo de cambio.

Los meses por venir serán complicados por el cauce que tomen las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la eventual elevación de la tasa de referencia de la Reserva Federal, a mediados de diciembre.

Directora del Instituto de Desarrollo
Empresarial Anáhuac en la Universidad
Anáhuac, México Norte
Email: idea@anahuac.mx

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