A finales de 2009, nuestros brillantes legisladores quisieron agregarle un impuesto sacadísimo de la manga a internet. Los que vivíamos pegados a nuestras pantallas nos despegamos momentáneamente para trepamos a las paredes, no sólo porque no nos entusiasmaba que el (de por sí costosísimo, y en ese entonces más) recibo del internet nos llegara más caro, sino por la brecha digital –y que, sorpresa, – en México.

Entonces se creó el hashtag #InternetNecesario, cuando Twitter todavía era bebé y no se llenaba de “el patrón ya dio la orden” y peñabots. Se tuiteó sin parar, salimos poquito a las calles a protestar y a que nos diera el sol, el tema se coló a medios tradicionales, etcétera. Nunca sabremos qué tanto tuvo que ver la presión, pero el Congreso echó para atrás la iniciativa. Fiuf. Regresamos a nuestras redes sociales a postear poetuits, indirectas a quien nos bateó y quejas sobre el tráfico...

...NO SIN ANTES enfrentar a un sector de la población internáutica sumamente indignado y enardecido ante el hecho de que... nosotros estuviéramos indignados y enardecidos por el impuesto a internet. ¿Eh? Sí. Por unos días, su causa se convirtió en luchar contra nuestra causa. ¿Por? Porque nuestra causa no era lo suficientemente apremiante ni grave como otras causas. ¿Qué causas? UNAS. ¿Y hacían algo por ellas? Eeeeem... este... uuummmm... ¡MALDITOS FRÍVOLOS DEJEN DE PELEAR POR SU INTERNET SEGURO SÓLO LO QUIEREN PARA BAJAR PORNO HIPÓCRITAS!

Aquella fue una gran muestra de cómo funciona la falacia que yo llamo LA CAUSA MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO. La usan muchísimo los trolls, pero también los humanos, y la creen de corazón. Yo me he cachado a mí misma con este “razonamiento” mordisqueando mi cerebro. Se trata de invalidar la preocupación y/o las acciones tomadas en contra o a favor de cierta causa al compararla con otra que es o aparenta ser más choncha.

El problema con esta lógica-ilógica es que siempre siempre, siempre, siempre, siempre, siempreeeeeeeee habrá algo más importante por lo cual luchar.

Ahí están, por ejemplo, los grupos que dedica gran parte de sus ratos libres a rescatar animales. Y entonces llegan los enojados porque cómo es que están salvando bichos y no humanos, ¡qué desperdicio de tiempo y recursos! ¡Hay perros que comen mejor que los niños de la calle! ¡Deberían hacer abrigos de pieles con esos conejos para que los migrantes no pasen frío! Etcétera.

Lo que los lacausamásimportantedelmundistas no ven es que, en caso de no tener el refugio canino o conseguir fondos para esterilizar gatitos, los animalistas quizá no se dedicarían a ninguna clase de activismo e invertirían el 100% de su tiempo libre en beber gomichelas y ver la tele. Lo cual no tiene nada de malo, pero la neta qué chido que le hagan el paro a otras especies que no pidieron compartir el mundo con nosotrxs.

En un país como México y en un momento como éste, casi cualquier causa se siente frívola. ¿Buscas mejor movilidad en tu ciudad? ¿Que pare la tala ilegal? ¿Terminar con el acoso callejero? ¿Que los medios sean menos racistas? ¿Denunciar cobertura limitada de los programas sociales del gobierno? ¿Señalar discriminación en antros? ¿Combatir falta de acceso a los servicios de salud de los grupos más vulnerables? ¿Que en los establecimientos comerciales sigan enjaretándote popotes y bolsas de plástico aunque no las pidas? ¿Hacer algo para evitar la extinción del axolotl? ¿Quejarse porque los limones de la taquería siempre están secos? NO SE PUEDE PORQUE ALLÁ ESTÁN MATANDO GENTE. Va, ¿cuál es tu plan de acción para frenar la violencia? ESTÁN MATANDO GENTE. Sí, ya lo sabemos, está de la verga, nos preocupa mucho, pero no sabemos cómo proceder, ¿tú sí? MATANDO GENTE. Aja, ¿qué hacemos? GENTE AAAARRRRGHHH.

Pero incluso si dedicas tu vida a una causa muy cabrona, te van a criticar. Van a decir que no sirve de nada, que la estrategia está mal enfocada, que en no sé qué país les va peor, etcétera. Porque como bien nos enseñó la SEP a través de su libro de lecturas con el cuento de El señor, el niño y el burro”, la banda es bien juzgona y a todo le encuentra peros.

(La imagen la saqué de , que recopila escaneos de libros de textos gratuitos vintage. Lo recomiendo ampliamente).

Por eso, mientras unos se esmeran en encontrar LA CAUSA MÁS IMPORTANTE DEL UNIVERSO para invalidar todas las demás, los otros debemos de aferrarnos a nuestras luchas “frívolas” e “irrelevantes”. Y/o a nuestro derecho inalienable de beber gomichelas. Quizá en la peda surja una idea para salvar al mundo.

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