¿Se vale usar las mismas herramientas patriarcales para responder al machismo, como en la campaña #NoEsDeHombres de ONU Mujeres, o es nada más alimentar al sistema que tanto odiamos?

Como ya he relatado en vario post, cada vez que me acosan en la calle mi respuesta estándar es “Nadie te pidió tu opinión” o, con los que nada más murmullan o hacen la onomatopeya de los bisteces, “¿Me dijiste algo?” / “¿Tienes algo que decirme?”. Casi siempre ellos se hacen mensos: desde “No te hablaba a ti, ni que estuvieras guapa” hasta “Estaba pensando en voz alta” o “Estaba cantando” (jajaja). Y aquí viene mi segunda respuesta de cajón: “Ah, valiente para acosar pero cobarde para reconocerlo”, una frase con CERO punch que les hace lo que el viento a Juárez. Sin embargo, debo confesar que dada mi formación heteronormada, a veces aplico el “Muy macho para acosar, pero bien putito para dar la cara”. Y esa sí que les aRrrRRrRrRrrrde, porque en su frágil masculinidad, “cobarde” es como el pétalo de una rosa, pero “putito” es como echarles salsa de habanero en el pito del alma.

LO CUAL ME PONE EN UN ENORME DILEMA. Porque mucho luchar contra el “Puto” de los estadios y mucho quedarme de brazos cruzados en las fiestas cuando ponen “Puto” de Molotov y mucho recablear mi cabeza pero ya no decir “Puto tráfico” y “Puto iPhone chafa”... para terminar aplicándola justo en las situaciones donde menos debería. PLAKETA HIPÓCRITA. Aunque, ay, es tan efectivo. El mismo sistema que les hace creer a estos onvres no sólo que tienen el derecho de evaluar los cuerpos de las mujeres que se encuentran en el espacio público, sino que de no hacerlo se van a volver putos, es el que convierte a “puto” en el peor insulto posible. Pero entonces una está ayudando a perpetuar las ideas rancias que relacionan la feminidad con lo malo, lo indeseable. Pero entonces qué les dices a estos güeyes con los que no se puede razonar y con los que nomás se puede aspirar a hacerles pasar un disgusto y que la próxima muy pavlovianamente se la piensen dos veces antes de chingar chavas en la calle. Pero pero pero pero pero.

¿Se vale usar, de vez en cuando, las herramientas creadas por el mismo MALVAAAAADO SISTEEEEMA PATRIARCAAAAAL para darle trancazos que no lo van a matar pero sí atarantar? ¿Usar la fuerza del oponente en su contra? ¿Agarrarlo de la manita y pegarle con ella en la cara?

Todo esto me ha estado dando vueltas en la cabeza a raíz de la campaña contra el acoso de ONU Mujeres, que ahorita está en el Metro y en los medios y que usa el hashtag #NoEsDeHombres. Primero me enseñaron los videos y se me hicieron chidos. Pero luego vi los materiales impresos y dije: “Oh, oh: va a arder Feminisltán”.

Parece que la campaña la desarrollaron única o mayoritariamente hombres y/o que no se asesoraron con ninguna feminista, porque en la página dos del Manual de la buena feminazi dice que no hay que explicarle a los machos que se debe respetar al otro 51% de la población mundial apelando a su mamá, su abuelita, su hija, su hermana, su novia, o sea, a “sus” mujeres, sino porque, cabrón, SOMOS SERES HUMANOS Y MERECEMOS EL MISMO PINCHE RESPETO QUE TÚ Y TUS BRÓDERS. Este discurso perpetúa la idea de que somos posesiones de los machos, primero de los padres y de los hermanos, luego de los maridos y por último de los hijos. Y que si no cumplimos con ninguna de esas funciones, no valemos nada (¿se fijan cómo ni siquiera hay un arte que hable de las “amigas” o “colegas”, porque las mujeres fuera del ámbito estrictamente privado ni existen?). Es como si fuéramos ganado y dijeran: “No te metas con las vacas del vecino porque mira, él también podría meterse con las tuyas y está gacho; el respeto a las vacas ajenas es la paz”.

Además qué onda con el hashtag #NoEsDeHombres. El segundo Mandamiento del Decálogo para hacer arder al heteropatriarcado en llamas de arcoiris dice que los roles de género son una mamada, que no hay reglas para “ser hombre” o “ser mujer”, que frases como la de esta campaña nada más alimentan la idea de que hay maneras “correctas” o “incorrectas” de conducirse en el mundo según la letrita que el funcionario del Registro Civil puso en la casilla de “Sexo”. En vez de plantear una deconstrucción de la masculinidad, el eslogan invita a que los hombres sean como El Valiente de La Lotería. Pero sin la camisa de rayitas rosas porque qué pedo wey, vayan a pensar que soy puto wey.

“Si te metes con mi hermana/novia/madre/esposa te voy a dar un machetazo wey”.

“Por si fuera poco”, como voceros eligieron ooooobveamente a puros hombres: a Poncho Herrera el de la tele, Paco Palencia el del futbol y El Hijo del Santo el de las luchas. En la conferencia de prensa donde presentaron la campaña, este último contó cómo su esposa, antes de que anduvieran, le pidió que le ayudara a subirle el cierre de un vestido... ¡y él no la manoseó! ¡INCREÍBLE PERO CIERTO! Porque ya ven cómo los hombres esperan que por cumplir con las normas básicas de decencia humana les demos una medalla o que los nombremos embajadores de la ONU... WAIT.

Me pareció un momento sumamente emblemático de todo este desmadrito.

Cabe mencionar que, desde antes del lanzamiento y previo al asunto de #LadyPlaqueta, me invitaron a estar más o menos involucrada como “influencer”. Supongo que después de este post traicionero no me dejarán acercarme a la sede de la ONU en México, ni siquiera para comer en el puesto de tacos de guisado que está en la esquina.

Pero la neta es que acepté de buena gana y prefiero que esta campaña exista.

Porque mientras la CDMX nos sigue diciendo que nos cuidemos y que denunciemos (y en los ministerios públicos siguen ignorando y revictimizando), no había ningún plan de comunicación dirigido a los hombres para que dejen de acosar y violentar. NINGUNO. Y peor es nada.

Porque nadie iba a poder tener un despliegue mediático así de choncho. Eso sí, me da coraje que en la agencia no le hubieran echado más ganitas, aunque fuera para ganarse unos premios. Yo creo que sólo les darán un galardón en la Universidad Insurgentes.

Porque, la neta, aunque pusieras a las mujeres más chingonsisisisisisísimas e inteligentes y preparadas y carismáticas y si quieres hasta guapas, los machos no las iban a bajar de “Histéricas”, “Feminazis”, “Putas”, “Lesbianas” y “Exageradas”; desgraciadamente es más fácil que escuchen a un futbolista, a un actor y a un luchador.

Porque, qué pinche tristeza, eso de que las mujeres somos seres humanos aún es un concepto muy elevado que hay que explicar con peras y manzanas... o con mamás, hermanas, novias y esposas.

Porque a veces hay que ponerse a su nivel.

Como decirle “Puto” al acosador.

Qué horror.

***

UN MOMENTO. ¿Pero es realmente efectivo? Con la campaña no he visto nada de empatía. Nada nada nada nada nada nada nada nada nada, que no, que no. Siento que la respuesta generalizada por parte del target ha sido un mar infinito de #MaleTears y un grito desesperado que dice #NoTodosLosHombres. Como siempre, les vale verga que nosotras tengamos que andar por la vida cuidándonos de los del mundo: lo realmente importante, lo crucial, lo que no puede esperar ni un minuto, es dejar claro que ellos sí son “buenos”, no como los de las fotos.

Ay.

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