Los peatones que lo somos no sólo por circunstancia y necesidad, sino por necedad política anticoche, vivimos en una #plaqueja eterna: las banquetas de la Ciudad de México son insuficientes —y en ciertos barrios de plano inexistentes, como en Santa Fe—, estrechas, mal planeadas; están todas llenas de hoyos y baches e irregularidades, los coches se trepan en ellas, las invaden los ambulantes y las jardineras que ponen para no haya ambulantes y los ambulantes reloaded que se ponen enfrente de las jardineras.

Pero como el automóvil es el rey, a nadie le importan los caminadores. Muchas #LágrimasDeCoche por los baches, bujujujujú, Mancera págame la suspensión del Audi, bujujujú... y a las banquetas ni quien les aviente un bolillo.

A MENOS que la discusión sea sobre los derechos de las mujeres, porque entonces sí las banquetas son lo más valioso y sagrado; de pronto deben ser respetadas y amadas y veneradas. Oh saaaaanta banqueeeeeeta, de herrrrrroicos machiiiiiines.

Me explico con tres ejemplos:

EJEMPLO NÚMERO UNO: EL #24A

Después de las manifestaciones históricas del #24A, el año pasado, los machos progres pusieron el grito en el cielo porque, ESCÁNDALAAAA, las feminazis rayaron junto al antimonumento de los 43 en Reforma. ¡Uy! Y los machos-ni-siquiera-progres estaban indignadísimos porque hubo pintas en las paredes y en las banquetas aledañas al edificio horrible del senado. De todo esto escribí en. Según ellos, las exigencias de la manifestación habían quedado completamente invalidadas por estos “actos incongruentes”. Porque las pinches viejas como sea, ¿pero y las banquetas?

de un medio todo espurio lamenta que en Oaxaca se haya “vandalizado” con cosas como la silueta de una mujer muerta en el invaluable pavimento (que ha de ser de oro con incrustaciones de diamante). Lo mismo hicieron en llamado “net noticias” (?) de Chihuahua, donde también se espantaron de que se quemara ropa interior en la marcha, jaja.

EJEMPLO NÚMERO DOS: FACULTAD DE INGENIERÍA

Una informante anónima de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, a la cual le estaré eternamente agradecida por contarme el chisme en un hermoso correo electrónico, me platicó que el 8 de marzo unas morras de la Facultad de Filosofía y Letras llegaron a pintar en la banqueta de Ingeniería la frase “Aquí acosan”. Una justa denuncia sobre una situación que, al parecer, ya no está tan culera como en mis tiempos, pero sigue siendo real y lamentable.

Los machingenieros ARDIERON EN LLAMAS. Esta chava me mandó pantallazos y el link de un grupo en Facebook de alumnos de la Facultad, donde escupieron toda su misoginia en nombre de defender de la banqueta PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.

“Pero están bien feas, ya quisieran que las acosáramos”. Sí amiwos, sigan soñando.

EJEMPLO TRES: LAS BANQUETAS CON PIPÍ

¿Creían que este post iba a estar libre de referencias al caso #LadyPlaqueta? ¡Pues cómo ven que noooo!

Quizá recuerden que fui la persona más odiada de internet (incluso más que el señor que se robó la playera de un güey del Super Bowl). Se me llamó "exagerada" por "mandar" a un pobre señor a "prisión" después de que me acosó en la calle. ¡¿SEIS HORAS EN EL TORITO O POR GRITARLE “GUAPA” A ESTE PINCHE TRAPEADOR CON PATAS?! Me culparon de que el país estuviera como está, de que no se atendiera a las mujeres violadas, de “”desprestigiar la lucha feminista” y casi casi de que Duarte anduviera prófugo.

La gente considera un exceso que una persona pague una multa (de entre 75 y 750 pesos) o pase un rato detenida (entre seis y doce horas) en caso de decirle chingaderas a una mujer en la calle con el objetivo de hacerla sentir vulnerable, insegura, incómoda. Ah, ¿pero por qué nadie cuestiona que exista un castigo similar para quienes hacen pipí en la vía pública? Es más: el castigo es del DOBLE de lana o de horas en el Torito. EL DOBLEEEEE. Lo pueden consultar .

Para que vean, eso sí se me hace pasado de lanza. Orinar es una necesidad fisiológica, a diferencia de gritarle “piropos” a las mujeres. Además, estamos en una ciudad sin baños públicos, donde no siempre hay un Sanborns cerca, y si sí, no todos tienen acceso a él. O sea que a veces no queda de otra más que hacerse pipí en un rinconcito. Aaaaaah, pero no, eso sí está mal, porque la sociedad tiene derecho a una calle libre de meados, qué cochinos los pipisiadores, que los metan al bote a los desgraciados, inmorales, delincuentes, mugrosos.

Amigas, ni modo, vivimos en un país donde a los hombres (#NoTodosLosHombres) las banquetas importan más que nuestras vidas ¯\_(ツ)_/¯

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