Hay un sector de machines cuya discusión sobre género se centra en un tema que consideran crucial. No, no es . Es algo que los apasiona todavía más: no ceder el asiento en el transporte público. ¡Bueeeeeno! ¡Les brillan los ojitos cuando sale a la conversación! ¡Es su Na-vi-dad! Qué digo Navidad, ¡su Super Bowl!

(PLAKETA HIPOCRITA ESTAS ETIQUETANDO Y DISCRIMINANDO NO A TODOS LOS BUGAS GENERICOS LES GUSTA LA NFL A ALGUNOS LES GUSTA LA LIGUILLA EL CHICHARITO EL BARZA LA CONCHACAMPIONS).

Cuando anuncian que ellos no le dan el asiento a las mujeres porque creen en la equidad, lo dicen como si acabaran de resolver todos los dilemas sociales, morales, políticos y espirituales del país, de la humanidad, del universo.

Caitlin Moran tiene un artículo muy chido al respecto. Dice que no es descabellado cederle el asiento a una mujer en el metro porque: 1) ¿Qué tal que está en sus tres primeros meses de embarazo, cuando todavía no se nota pero hay unos síntomas de la chingada? (Aquí entra uno de los “argumentos” FA-VO-RI-TOS del patriarcado maloso, que el otro día un taxista repugnante --#UberSeQueda-- me dijo tal cual: “Ah, pues es su bronca embarazarse, por pendeja”). 2) Existe una posibilidad sobre cuatro de que tenga unos cólicos tipo ARRÁNCAME LA VIDA MI ÚTERO LLORA LÁGRIMAS DE SANGRE. ¿Qué vas a decir ante eso, taxista? ¿”Ah, pues es su bronca haber nacido mujer, por pendeja”? Sí, seguramente.

Pero Caitlin vive en Londres, y allá no sé cómo esté el pedo. Lo que sí tengo muy claro es cómo funcionan las cosas aquí, en la Ciudad de México, y les tengo una noticia. Ay, amigos, espero no decepcionarlos. ¿Están listos para la información tan fuerte que les voy a soltar? Bueno.

*Toma aire*

Llevo casi 32 años moviéndome por la ciudad en transporte público. Y, no miento, JAMÁS he visto a una mujer pidiéndole a un hombre que le ceda el asiento. Ni siquiera si está embarazada, si trae un niño en brazos, si usa bastón o si es de la tercera edad.

N.U.N.C.A.

¿Y saben qué, machirrines defiendeasientos? Agárrense: las mujeres no-embarazadas-sin-niño-en-brazos-sin-discapacidad-y-menores-de-60 no tenemos NINGÚN PROBLEMA. Sí, sé que esta revelación podría resultar shockeante, que quizá su Navidad-SuperBowl-Concachampios de la movilidad urbana se arruine para siempre, que ya no disfruten de la misma forma descansar su trasero en las butacas del camión. Pero nosotras podemos viajar de pie, incluso con cólicos, no hay pedo, gracias. Su enormísima transgresión, su desafío al sistema, su cómoda subversión, pasa inadvertida. De este lado, nadie la menciona, nadie habla de ella, a nadie le importa. A menos que:

1) Estén en un área exclusiva de mujeres.

2) No le cedan el asiento a alguien que lo necesita (mujer u hombre con las características anteriormente señaladas).

3) Vayan patiabiertos. http://www.popmofolk.com/articulos/hacia-la-guerrilla-peatonal

4) Acosen verbal o físicamente a otro ser humano.

5) Se hagan pipí.

¡Feliz viaje!

(Aclaración, antes de que se me vayan a la yugular: sí, también son despreciables las chavas que no ceden el asiento. MALVADAS. Igual que los güeyes, pagarán en un círculo del infierno donde la única programación es "Tele Urban" y "Ay TV'S".)

***

Epílogo horrible:

La ÚNICA mujer chilanga que conozco que exige su asiento en el Metrobús es, redoble de tambores, mi mamá. Lleva cinco años acreditada como “adulta mayor” por el INAPAM, así que está en todo su derecho. Cuando ve a algún chavo en el área exclusiva de mujeres, le dice que se pare, “pos este”.

El otro día se la aplicó a un adolescente, de unos 15 años. El joven, en perfecto estado de salud, medio la volteó a ver y no reaccionó. Pero la “autora de sus días” y la abuela del escuincle se pusieron locas y se la empezaron a hacer de tos a mi mamá, porque CÓMO SE ATREVÍA A PERTURBAR LA PAZ DE SU RETOÑO.

Se pusieron tan agresivas que, al bajarse, la abuelita LE DIO UN TRANCAZO EN LA CARA. No al nieto, ¡a mi mamá! ¡LA GOLPEÓ!

Y ahí tienen, amigos machines. Puedes estar tranquilos. Ustedes ni siquiera necesitan defender sus preciadísimos e invaluables asientos, esa enorme conquista que han logrado después de años de lucha por la igualdad de género. Sus mamás y sus abuelitas, cómplices del maloso patriarcado justicieras incansables, lo harán por ustedes.

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Otra cosa: los machirrines defiendeasientos oooooobviamente meten en el mismo saco lo del área exclusiva de mujeres en el Metro y en el Metrobús, lo cual, según su percepción, es un PRIVILEGIO para nosotras.

Sí: el privilegio de que nos acosen desde que somos niñas. Ahí está su pinche privilegio.

A continuación, los cinco “peros” favoritos sobre este asunto:

1. “Pero no todos los hombres somos así”. Ah, permíteme, le voy a pedir al GDF que organice un casting para ver quiénes sí y quiénes no están calificados para viajar junto con mujeres. Quizá podamos distinguirlos con un tatuaje o con una bandita en el brazo, ¿va?

2. “Pero entonces que tampoco dejen entrar mujeres al área de hombres, ¿eh? ¿EH? ¿QUIEREN IGUALDAD?”. Ándale pues, ten tu club de Tobi sobre ruedas; si quieres también ponemos pósters de los Delfines de Miami en esos vagones.

3. “Pero es que al discriminar a los hombres en el transporte no estás atacando el problema de raíz, por lo tanto, no sirve”. ¡Ah! Hubieras empezado por ahí. Mejor eliminamos la medida y viajamos con güeyes arrimándonos el camarón por unas... ¿qué te gusta? ¿Cinco, diez décadas más? En lo que cambia “la sociedad” de raíz. ¡Chido banda!

4. “Pero una amiga de una prima de una tía de mi vecina de mi ex novia me contó que el área de mujeres es peor porque hay LESBIANAS”. Jajajaja.

5. “Pero como hombres también sufrimos, porque si viajamos en un vagón donde hay puras mujeres, nos empiezan a ver feo y hasta nos dicen de cosas”. ¡Pobres! ¡¿Cómo podemos permitir esta atrocidad?! Chicos, urge crear la Comisión de Apoyo a Víctimas de Miradas Feas, este tipo de crímenes no puede quedar impune.

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