Cerrar el año y terminar el ciclo de post que responden a la pregunta que tan frecuentemente me hacen de… ¿cuándo es mejor? Comer tal o cual cosa.

Hoy toca, finalmente al azúcar. Ese polvo blanco que se agrega a casi todo lo que comemos. Se le conoce como azúcar de mesa o azúcar común y que realmente es sacarosa, un disacárido formado de glucosa y fructosa. Se obtiene principalmente de la caña de azúcar. A los 160 grados se funde y a los 210 se hace caramelo.

El azúcar aporta 4 kilocalorías por gramo. Se les considera “calorías vacías” ya que no aportan vitaminas ni minerales, son sólo energía de rápida disposición para el cuerpo. La Organización Mundial de la Salud recomienda que se consuma máximo 10% de las calorías de la dieta provenientes de azúcar. De hecho, no hay una recomendación mínima de consumo sino un máximo tolerado.

Ahora, ¿cuándo se recomienda? Para ser honesta, nunca. No porque esté mal sino porque todo o casi todo lo que comemos ya la contiene. Si además de eso realizamos el acto voluntario de consumirla, seguro estaremos comiendo de más.

¿Qué pasa si comemos de más? Al metabolizarse muy rápido, aporta energía. Si esta energía no se utiliza se almacena en forma de grasa provocando aumento de peso. Además, el consumo de azúcar y otros carbohidratos se ha asociado a enfermedades como diabetes, caries, candidiasis, aumento de triglicéridos, entre otras.

¿Cuáles serían los momentos donde puede ser bueno su consumo? Cuando se va a gastar esa energía, es decir, cerca de los horarios de entrenamiento o ante periodos de actividad intensa. Puede ser antes, durante o después.

Antes o al final debe ir combinada con un poco de grasa o proteína que ayudan a que la producción de energía sea más pausada. Después, junto con proteína, ayuda a que se recupere el musculo y de rellenen las reservas de glucógeno garantizando un mejor desempeño el día posterior.

Durante, el azúcar mantiene los niveles de glucosa estables, es decir, ayuda al rendimiento. Digamos que en la medida en la que la consumimos, la vamos gastando para poder mantener la actividad física.

Fuera de esos tres momentos, que en realidad son uno solo (ejercicio) comer azúcar no es recomendable ni necesario para nadie.

Que si los niños, que si las mujeres embarazadas, que si los adultos mayores. No, nadie se beneficia de su consumo. Mi recomendación es tratar de evitarla al máximo y eliminar el hábito de endulzar los alimentos y bebidas.

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