Aquellos que perciben un sueldo por trabajar como oficinistas, burócratas o empleados de alguna empresa, no sólo tienen en común aguantar la broma (que no deja de ser un tanto despectiva) de que los tilden de "Godínez".

Ahora tienen que evadir la tentación -ya casi imposición- de los ya famosos créditos de nómina, justo esos préstamos tipo "Godínez" que han superado en crecimiento a otros productos como préstamos personales o las tarjetas de crédito.

Apenas este martes, la firma calificadora Fitch reveló que el volumen de estos créditos de moda creció 21% anual en mayo, desde 17% en 2014, y espera que ese crecimiento se mantenga en 20% promedio. Por cierto que los bancos que más los ofrecen son Bancomer, Banamex y Banorte.

¿Por qué este fenómeno? A la banca privada ya no le conviene tanto otorgar tarjetas a clientes que no siempre pagan lo prestado. Cobrarse "a lo chino" vía descuento de nómina le evita el riesgo de atrasos o impagos.

El proceso es sencillo: el mismo banco que maneja la cuenta en la que depositan tu salario tiene ya "pre-aprobado" un crédito, listo para que aceptes tomarlo. Como la institución financiera ya tiene registrados tus datos -incluido qué tanto ganas y cómo lo gastas- no existe más trámite que dar el "sí".

Las sucursales ya no tienen que pedir garantías ni avales porque la deuda está respaldada con las quincenas del trabajador, lo que debería traducirse en tasas de interés más bajas (actualmente oscilan entre el 13 y el 39%). Aunque no siempre es así: la propia Condusef advierte que pueden existir otros productos de crédito con las mismas o hasta mejores condiciones.

Tal vez la ventaja para el usuario es que tiene menos posibilidad de mora, además de que goza de liquidez inmediata para gastar libremente en lo que quiera. Pero ¿qué tanto necesitaba ese dinero? ¿en verdad se hace un buen uso del préstamo o más bien se está tramitando sin pensar?

Las llamadas del call center se han vuelto insistentes y muchos terminan por ceder al falso "dinerito extra". Incluso algunos lo tienen contratado sin saberlo, porque en el cajero automático oprimieron por accidente la opción de "sí mi interesa", operación en absoluto posible y que queda amparada en el artículo 52 de la Ley de Instituciones de Crédito.

La banca comercial se está valiendo de todo artilugio para captar nuevos clientes, porque a parte hay competencia: el producto no es exclusivo del banco que maneja una nómina, pues mediante la "portabilidad" el empleado puede (aunque a veces no lo sepa) transferir su sueldo al banco que prefiera.

Así que si usted en su cubículo Godínez ya apuesta por endeudarse con descuentos automáticos, al menos pregunte en persona plazos y comisiones, o si de plano no le interesa, contéstele un rotundo "no" al necio ejecutivo. Porque los bancos -estos sí- ya ni la burla perdonan.

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