Estás sentada en ese sillón blanco que tanto detestas. Una vez más. El médico siquiatra te mira a los ojos un poco menos desconcertado que la primera vez. “No pares de llorar, sácalo", te dice mientras escribe en una hoja de papel, el nombre  de un par de medicamentos que deberás tomar por lo menos, dos veces al día…

No te queda opción. Das las gracias como si te agradara su atención. Pero la verdad, odias abrir la herida una y otra vez. Odias contarle los detalles de tu vida a ese desconocido, odias aceptar sus indicaciones, y escucharlo hablar.

Sales del consultorio, sales de la clínica. Vas caminando por la avenida principal con dirección al  metro más cercano. Es ahí, cuando empiezas a hilar cabos, cuando recuerdas los motivos que te llevaron hasta a ese punto poco memorable de tu vida. “Yo estaba sana”, te repites una y otra vez, sin entender como llegaste a padecer de esto. Sin entender por qué eres parte del 20% de adultos mexicanos que padecen depresión.

Sabes que son muy pocas las personas que identifican el motivo. En eso, tú eres afortunada, conoces la razón, sabes cuál es el origen de ese vacío. Sabes que no formarás parte de la otra estadística: la de los suicidios. En México hay alrededor de 14 mil intentos por año. Tú nunca llegarás a eso.

Bajas las escaleras y abordas el primer tren que va dirección Buenavista. Descansas la espalda en la puerta, miras a los pasajeros. Quién sabe cuántos padezcan lo mismo que tú sin saberlo. La mayoría son jóvenes, los que lo padecen están entre los 18 y  65 años, pero los más vulnerables, son lo que tienen entre 15  y 24 años. “¿Qué será de sus vidas?” Te preguntas en silencio.

Miras a un jovencito que está sentado, mover las piernas con insistencia. ¿Estará ansioso? La depresión no es el único problema en el país, de hecho, lo son la ansiedad, la depresión y los trastornos derivados del uso de sustancias.

Volteas a otro lado y miras a un hombre maduro en traje. Se nota que lleva prisa, no deja de ver el reloj. Al menos el 90% de trastornos de ansiedad y depresión son causados por el estrés laboral o emocional… Y el estrés es el culpable del 25% de los infartos en México.

Sales del metro. Caminas hasta tu casa pensando si esta noche podrás dormir, si no tendrás esas ganas locas de lastimar alguna parte de tu cuerpo, si no te darán esas incontrolables ganas de llorar. Cada año mueren  alrededor de 4, 370 personas a causa de trastornos mentales. La verdad, aunque sigues respirando, vivir en una condición como esta, en ocasiones, es semejante a estar muerto. Es clara la razón por la que tantos optan por quitarse la vida.

Entras a casa, vas camino a tu habitación. Te paras frente al espejo. Todavía no te entusiasma del todo eso que ves ahí. Recuerdas la primera vez que asististe a consulta. Estabas devastada, al menos ahora puedes respirar hondo, tragar saliva y controlar tus impulsos autodestructivos.

No ha sido tan malo, sólo el 20% de los que sufren algún trastorno acuden al médico. Tú lo hiciste. Sólo 20% de estos, reciben el tratamiento adecuado. Al parecer estas pastillitas van por buen camino.

Miras fijamente tu reflejo en el espejo hasta agotarte de ver la misma cara. Sacas de la caja algunos medicamentos y los sostienes en tus manos por unos segundos. Tomas el vaso de agua. Recuerdas la frase de Gustave Flaubert  “Cuidado con la tristeza, es un vicio”,  y te metes las pastillas a la boca. Luego, das un enorme sorbo de agua. Esta no será una noche larga.


#PonteYolo

Por Frida Sánchez, Facultad de Estudios Superiores Aragón, UNAM.
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Ilustrador: Elihu Shark-O Galaviz            
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