México ha experimentado a lo largo de una década, el período de violencia más importante de los últimos tiempos. Durante este lapso, la sociedad mexicana ha vivido transformaciones importantes en lo que se refiere a su involucramiento activo en la definición del rumbo que como país queremos. En este sentido, vale la pena plantear algunas preguntas en cuanto al alcance que la sociedad ha tenido en la resolución de las problemáticas de violencia a las que nos enfrentamos:

¿Cuáles han sido las mejores prácticas en cuanto a la participación de la sociedad en iniciativas para disminuir la violencia en México? ¿De qué manera hemos evolucionado como sociedad ante la inseguridad? ¿Qué lecciones nos dejan las experiencias que hemos vivido hasta ahora?

Si bien no existe una receta probada para la lucha contra la violencia, sí existe evidencia de que hay una gran constante que se presenta en todos los casos en los que se ha logrado reducir la criminalidad de manera efectiva, esa constante es la participación de la ciudadanía en la solución de los problemas comunes que propician los fenómenos delictivos y de violencia.

Las grandes organizaciones de la sociedad civil de alcance nacional como el Observatorio Nacional Ciudadano, México Unido Contra la Delincuencia, México Evalúa, México SOS, Causa en Común, entre muchas otras, han jugado un papel muy relevante tanto en el posicionamiento del sentir ciudadano en la agenda de gobierno, como en la realización de actividades que directamente aportan a la resolución de los grandes problemas a los que nos enfrentamos. Esas contribuciones van desde generar debate en torno a temas de interés nacional, hasta el proponer iniciativas de ley y desarrollar modelos de acompañamiento ciudadano en la implementación de políticas públicas.

Adicionalmente, debido a que los problemas de violencia que se viven en las distintas regiones de México son de una enorme complejidad, existen cada vez más organizaciones de la sociedad civil que abordan las problemáticas de violencia desde una perspectiva regional y local, tal es el caso de los observatorios ciudadanos, los concejos cívicos, las mesas de seguridad y otros tipos de agrupaciones que trabajan e inciden desde hace tiempo en las regiones especificas en donde se encuentran, sin mencionar los cientos de asociaciones civiles que atienden las múltiples causas y efectos de la inseguridad desde perspectivas de prevención y ayuda social.

Muchos coincidirían en que algunos de los ejemplos nacionales que podríamos utilizar como referencia para identificar mejores prácticas en la disminución de la violencia son por una parte Cd. Juárez, que en algún momento fue considerada como la ciudad más violenta del mundo, Chihuahua capital, Tijuana, la zona metropolitana de Monterrey y en alguna medida la Ciudad de México. Estos lugares han logrado disminuir sus índices de delitos de alto impacto de manera significativa y han transitado de ser entornos altamente violentos a contar con condiciones significativamente mejores para sus habitantes.

Entre las muchas actividades e iniciativas que se pueden identificar, a continuación se enumeran las que se podrían considerar como mejores prácticas en la participación ciudadana en el combate a la violencia, cabe mencionar que su orden no obedece necesariamente a su grado de impacto o relevancia y que de estas se desprenden una gran cantidad de proyectos y actividades especificas que no se refieren en esta lista:

  • Desarrollo de diagnósticos integrales de la problemática local, realizados por expertos.
  • Constitución de Observatorios Ciudadanos para la medición y análisis de la incidencia delictiva.
  • Creación de Mesas de Seguridad y Justicia para desarrollar interlocución directa con las autoridades y coadyuvar en proyectos conjuntos.
  • Creación de fideicomisos administrados por ciudadanos para iniciativas de relacionadas con la prevención y el combate a la delincuencia.
  • Participación ciudadana en el Consejos de Seguridad Pública estatal.
  • Fortalecimiento y apoyo a organizaciones sociales y asociaciones civiles que cubren problemáticas ligadas directa o indirectamente con la violencia.
  • Desarrollo de proyectos relacionados con la prevención del delito.
  • Iniciativas de promoción de la denuncia responsable. Generación de plataformas tecnológicas para promover la denuncia y la respuesta efectiva de las autoridades.
  • Iniciativas para coadyuvar con las autoridades en la implantación del nuevo sistema de justicia penal (capacitación, talleres, etc.).
  • Participación directa en el proceso de reclutamiento, selección, contratación de la policía.
  • Iniciativas ciudadanas para dignificar la labor policial.
  • Participación directa de la sociedad en la donación de equipo, cámaras, vehículos, etc. a las autoridades.

Es importante entender que la existencia de expresiones e iniciativas de la sociedad civil organizada, como las mencionadas anteriormente, se deben de entender como un medio en si mismo y no un fin. La mera existencia de organizaciones ciudadanas no garantiza por sí misma que se llegará a los resultados esperados. Se requiere de organizaciones e individuos verdaderamente comprometidos para lograr que esos medios generen los fines esperados.

Las actividades descritas anteriormente han demostrado haber incidido en alguna medida en los elementos que se enumeran a continuación y que podrían considerarse como logros clave que han propiciado la recuperación de las regiones y municipios que se consideran como casos de éxito:

  1. Disminución en la incidencia de delitos de alto impacto como lo son el homicidio, secuestro, extorsión y robo.
  2. Construcción de cuerpos policiacos profesionales, confiables, bien equipados y con vocación de servicio.
  3. Conformación de agrupamientos especiales para combatir delitos como el secuestro y la extorsión.
  4. Reconstrucción y fortalecimiento de las instituciones estatales de seguridad publica y procuración de justicia.
  5. Reconstrucción del tejido social.
  6. Transparencia y rendición de cuentas .
  7. Participación activa de la sociedad en distintos ámbitos de políticas públicas.
  8. Recuperación de los penales controlados por el crimen.
  9. Recuperación de la confianza en las autoridades.

El sur de Tamaulipas y la participación ciudadana

La sociedad del sur de Tamaulipas, que comprende la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira, inició en el 2014 un importante proceso de involucramiento y participación ciudadana como producto de la situación de inseguridad que predomina en la entidad desde hace años y específicamente a raíz del brote de violencia que se experimentó en el segundo trimestre del 2014, el cual rompió todos los esquemas previos y marcó un máximo histórico en la incidencia de delitos como el secuestro, la extorsión y el homicidio.

Si bien este proceso de ciudadanización se encuentra aún en una etapa incipiente, se han dado pasos importantes en la implementación de las mejores prácticas antes descritas, una de ellas es la creación del Observatorio Ciudadano Tampico, Madero, Altamira A.C. (OCTMA), que participa activamente en la Red Nacional de Observatorios Locales coordinada por el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), y que permite implementar a su vez las prácticas más exitosas en la observancia y análisis del delito.

Otro logro de gran relevancia es la conformación de la Mesa de Seguridad y Justicia de Tampico, Madero y Altamira (MSJTMA), que convoca a ciudadanos y autoridades para trabajar de manera propositiva en la solución de los problemas comunes. La mesa a su vez pertenece a la Red Nacional de Mesas de Seguridad e incorpora la visión y experiencia de la gran mayoría de las mesas de seguridad que existen en el país.

Adicionalmente, existe una cantidad cada vez mayor de organizaciones sociales y asociaciones civiles que se encuentran trabajando activamente en una gran diversidad de temas relacionados con la prevención de la violencia y los efectos de la misma.

Es muy temprano para llegar a conclusiones en cuanto a los efectos que tendrá esta nueva etapa de participación ciudadana en la recuperación de la paz y la tranquilidad en la región, en especial debido a que por el lado de las autoridades existe aún un grado de fragilidad institucional en algunos aspectos importantes como lo es la conformación de la policía estatal bajo el modelo del mando único, el control de los penales y el hecho de que seguimos en los primeros lugares nacionales en secuestro.

Sin embargo, existen ya algunos indicios de que el sur de Tamaulipas se comienza a desmarcar de la tendencia estatal y de los niveles de inseguridad que predominan en los demás municipios del estado. La gráfica que se presenta a continuación ilustra la tendencia de los últimos 15 meses para el delito de homicidio en la zona conurbada y en los principales municipios del estado, expresado por el número de delitos por cada cien mil habitantes. En ella se puede apreciar que mientras la tendencia es decreciente para la zona sur, lo es creciente para los municipios de Matamoros, Reynosa y Cd. Victoria, marcando una clara divergencia.

Finalmente, un dato relevante es que en el mes de febrero de 2016 la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira se ubicó por primera vez en muchos años por debajo del índice nacional por cada cien mil habitantes en los delitos de homicidio, extorsión, robo de vehículo y robo a negocio esto representa un hito que, de sostenerse, estaría marcando la pauta para recuperar la paz en esta región.


Dr. Jorge A. Charles Coll

Observatorio Ciudadano Tampico, Madero, Altamira A.C.

@Observatorio TMA @ObsNalCiudadano

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