En nuestro estudio “Incidencia de los delitos de alto impacto en México 2014” que publicamos en julio de 2015 alertamos del peligro de calificar como casos de éxito en materia de seguridad a algunos Estados utilizando exclusivamente la estadística de averiguaciones previas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Definir y encontrar estos tipos de casos es una tarea compleja pues tenemos que considerar, que no solo basta con utilizar indicadores relacionados con los delitos que son de conocimiento de las autoridades correspondientes de procuración de justicia, sino que la seguridad va mucho más lejos. Esto principalmente se debe a que no contamos con la suficiente información para conocer qué origina el posible descenso de las cifras pues bien puede deberse a alguna acción de la autoridad; a reajustes o acuerdos entre grupos delincuenciales; a la disminución de la confianza ciudadana en las instituciones respectivas; a un aumento en la cifra negra, entre otros múltiples factores. Afortunadamente, existen alternativas de medición de los delitos y de la victimización que nos ayudan a entender de mejor manera la cantidad de los delitos y las víctimas, la proporción de aquellos que no son denunciados y la percepción de la ciudadanía sobre las condiciones de seguridad.

Definitivamente, para poder afirmar que un Estado es un caso de éxito en materia de seguridad, o para realizar cualquier análisis de resultados de impacto, es importantísimo utilizar encuestas de victimización que contribuyan en el análisis. Afortunadamente, el INEGI publica año con año la Encuesta de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE); con sus resultados podemos complementar el análisis que hicimos en julio sobre los casos específicos que se han definido —dudosamente— como posibles casos de éxito (Alerta 6, Incidencia de los delitos de alto impacto en México 2014, p. 208)

Uno de los Estados del cual se ha presentado como caso de éxito es Chihuahua. Esto se debe a que esta entidad federativa ha logrado disminuir sus índices delictivos y ello ha sido tomado como una buena noticia por la sociedad en general, pues recordemos que en años anteriores enfrentó una severa de crisis al grado que uno de sus municipios fue considerado como una de las ciudades más violentas del mundo.

En Julio de 2015 reportamos que “diversos actores sociales han afirmado que Chihuahua goza de las mejores condiciones de seguridad, sin embargo, dicho enunciado es debatible pues todavía en 2014 fue la tercera entidad con mayor tasa de homicidio doloso. A su vez, esta tasa fue 130% mayor que la nacional. Por lo tanto, pese a que se han registrado disminuciones de este ilícito, esto no implica que se ha solucionado el problema de seguridad humana”. Sin embargo, en ese momento no contábamos con la información de ENVIPE 2015 que reporta los delitos y las víctimas de 2014. A partir de su publicación el 30 de septiembre podemos confirmar que en efecto la cantidad de delitos y de víctimas ha tenido un descenso constante desde 2010. De hecho, entre 2010 y 2014, el número de víctimas bajó en 38% y el número de delitos en 42%. También, la percepción de inseguridad de los ciudadanos tuvo un descenso importante. En 2010, el 89.5% de los chihuahuenses se sentían inseguros, en 2014 el porcentaje fue de 73.6.

Lamentablemente, no podemos afirmar que estos resultados positivos se deban exclusivamente al trabajo de las autoridades. De hecho, la misma ENVIPE también reporta que la cifra negra aumentó del 85.4% al 90.6% en dos años, es decir, se han iniciado cada vez menos averiguaciones previas, lo que puede implicar una menor confianza en las autoridades, o menos voluntad y capacidad de las mismas para captar los delitos e iniciar las averiguaciones correspondientes.

Además, la confianza que tienen en Chihuahua sobre las autoridades está muy por debajo del promedio nacional. Chihuahua es uno de los estados que menos confianza tiene en el Ejército, en la Marina o en la Policía Federal, autoridades que han intervenido en buena medida en el Estado.

Es decir, a pesar que los delitos han bajado, aún existe un problema grave de homicidios, y la reducción no parece deberse al actuar de las autoridades, es posible que otras iniciativas privadas como el Fideicomiso para la Competitividad Ciudadana de los empresarios de Chihuahua tengan mayor incidencia.

Gracias a este fideicomiso se han creado 6 observatorios ciudadanos, todos miembros de la Red Nacional de Observatorios de Seguridad que han contribuido con dotar de información a los ciudadanos, autoridades y empresarios sobre las condiciones de seguridad de cada una de las ciudades; con evaluar las políticas públicas de seguridad; con dar atención a los ciudadanos y fomentar la participación y cohesión social; con contribuir en desarrollar los diagnósticos en materia de prevención, etc.

Para poder contar con acciones y estrategias de seguridad que sean exitosas y que podamos replicar en otras ciudades y estados es importante evaluarlas no sólo a partir de las estadísticas de averiguaciones previas, que como ya hemos dicho en innumerables ocasiones están plagadas de problemas. Es muy importante que se utilicen otros mecanismos de mediciones, tales como las encuestas de victimización y que se fomente su levantamiento a nivel municipal tal como lo hacen los Observatorios miembros de FICOSEC y de la Red. También hacemos un llamado enérgico a las autoridades para que se evalúen las políticas desde su diseño, gestión, implementación y finalmente resultados e impacto con toda la evidencia posible, puesto que lo que no se mide no se puede evaluar, y lo que no se evalúa no se puede mejorar.


Leonel Fernández Novelo

Coordinador de Observatorios Locales – Observatorio Nacional Ciudadano

@leoxnv @ObsNalCiudadano

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