Ya en este espacio habíamos dicho que, en su ánimo por enviar un mensaje de seriedad y energía en cuanto a que iba a cumplir todas sus promesas de campaña, Trump había abierto demasiados frentes al mismo tiempo, lo que le había detonado prácticamente desde el inicio de su gestión, una gran cantidad de conflictos tanto al interior como al exterior de EU. Hoy, después de un par de semanas difíciles para él –las cuales han incluido, entre otras cosas, un segundo rechazo judicial a su orden ejecutiva anti-inmigratoria, el reconocimiento oficial por parte del FBI de que el presidente está siendo investigado por potenciales vínculos con el Kremlin, y el fracaso de su intento legislativo para eliminar al Obamacare (la ley de seguridad social que fue diseñada y aprobada durante la administración anterior)-, es tiempo de revisitar esos conflictos, así como hacer una valoración panorámica de lo que ha estado viviendo la Casa Blanca en estos dos meses de gobierno.

Supuestos y conflictos iniciales

Hace varias semanas, en este espacio describimos lo que aparecía como un panorama en el que Trump había abierto numerosos frentes en los cuales se estaban ya activando diversos conflictos. Esto incluía conflictos con al menos los siguientes actores internos:

1. Conflictos con el poder legislativo

2. Conflictos con el poder judicial

3. Conflictos al interior de su gabinete

4. Conflictos con agencias, secretarías y dependencias del gobierno

5. Conflictos con gobiernos estatales y locales

6. Conflictos con medios de comunicación

7. Conflictos con empresas

8. Conflictos con sociedad civil

De manera paralela, desde un inicio, Trump estaba abriendo frentes externos entre los cuales se incluían conflictos con:

1. Potencias rivales como China, Rusia, y las alianzas que estos países pudieran ir estableciendo entre ellos, o con países con añejos enfrentamientos con EU tales como Irán o Corea del Norte.

2. Conflictos con actores no estatales como ISIS o Al Qaeda

3. Conflictos con Europa

4. Conflictos con otros aliados como México y países latinoamericanos

5. Conflictos con organismos internacionales

Un recuento de los rubros anteriores en los últimos dos meses

Si hacemos una revisión de lo anterior, podríamos ya identificar desde el 20 de enero hasta el momento, la materialización de esos escenarios en rubros como los siguientes a nivel interno:

     1. Con el poder legislativo. Trump se ha tenido que enfrentar no solamente a los demócratas sino a varios republicanos. Uno de estos enfrentamientos ha sido en torno a la confirmación de su gabinete, lo cual ha tomado incontables sesiones, audiencias, negociaciones, rechazos de propuestas por parte de Trump, y lo cual hasta hoy tiene gobernando a un presidente con su gabinete incompleto. Pero sin duda, el golpe más importante sufrido por Trump en esta área ocurrió al final de la semana pasada, cuando la Casa Blanca tuvo que retirar su propuesta legislativa para remplazar al Obamacare. Si esta propuesta hubiese sido sometida a votación, hubiera sido derrotada. Se calcula que alrededor de 30 a 35 legisladores republicanos iban a votar en contra. Ahora vendrán los problemas para negociar el presupuesto de la Casa Blanca, así como la reforma fiscal, en un entorno muy poco amigable para Trump.

     2. Con el poder judicial. Si bien hay diversas demandas contra la Casa Blanca que están siendo procesadas, hasta el momento, las derrotas más importantes que Trump ha sufrido en las cortes se relacionan con la orden ejecutiva anti-inmigratoria. Ésta fue rechazada la primera ocasión no solo por un juez federal, sino también por la corte de apelaciones (de manera unánime). Cuando la Casa Blanca modificó algunos aspectos de la orden ejecutiva y quiso volverla a implementar, ésta fue nuevamente detenida por dos diferentes jueces federales. Estos hechos han enardecido al presidente, quien acusa al poder judicial de poner en riesgo la seguridad nacional de EU.

     3. Conflictos al interior del gabinete. Es normal que al interior de cualquier gabinete haya posturas divergentes. La parte que rebasa a la normalidad es la cantidad de filtraciones al respecto de estos conflictos. Hay actores que desean que la opinión pública conozca todos los detalles de cada uno de los choques, que no son pocos. Aparentemente hay un frente dirigido por Stephen Bannon, un personaje que se ha posicionado como el más influyente estratega de Trump, y que incluye a otros actores y asesores. Bannon y dichos actores están detrás de varios de los componentes de la doctrina de America First, así como de sus connotaciones aislacionistas y proteccionistas. En cambio, otros miembros del equipo como Jim Mattis, secretario de defensa, Rex Tillerson, secretario de Estado, Mc Master, consejero de seguridad nacional o incluso el vicepresidente Mike Pence, difieren notablemente de varias de esas posturas, y a lo largo de las últimas semanas lo han hecho saber. Esto ha matizado algunas de las posiciones expresadas por Trump durante su campaña en temas como la OTAN, como la relación con China, o hasta en temas como el conflicto Palestina-Israel. Pero más allá de esos matices, se habla ya de una guerra interna en la que Trump cada vez más se va a ver obligado a tomar definiciones. Entre otras cosas, no nos extrañe una rotación inusual en el personal de la Casa Blanca.

     4. Conflictos con agencias, secretarías y dependencias del gobierno. En este rubro se ubican los conflictos iniciales con diversos funcionarios y miembros del servicio exterior estadounidense, o con funcionarios de las procuradurías de justicia, por poner un par de ejemplos. Pero lo más destacable en este tema, sin duda, es el conflicto que Trump mantiene con las agencias de inteligencia. Estas agencias no solo han rechazado categóricamente afirmaciones del presidente –como la idea de que Obama estaba espiando sus teléfonos- sino que actualmente han reconocido que Trump está bajo investigación por potenciales vínculos con el Kremlin. El presidente, de su lado, las acusa de generar un entorno similar a “la Alemania Nazi” por filtrar esta información a los medios.

5. Además de lo anterior, ya hemos atestiguado otros conflictos con la sociedad civil –la cual no solo se manifiesta en las calles, sino que ha echado a andar varias de las demandas que la Casa Blanca ha perdido- con los medios de comunicación –llegando al punto de vetar de conferencias de prensa al New York Times o al Washington Post. Esto ha colocado, por supuesto, a muchos medios en estado de alerta para mantenerse investigando y publicando todo lo que encuentran al respecto del presidente o su pasado.

Una agenda bastante cargada para solo dos meses.

Sin embargo, y por si no es suficiente, hay que añadir lo internacional en rubros como estos:

1. Tanto Corea del Norte como Irán han estado lanzando pruebas con misiles balísticos, buscando exhibir sus avances en esa materia y abiertamente desafiando a la nueva administración para evaluar hasta donde reacciona.

2. De igual modo, a pesar de la buena energía que fluyó en la última reunión de Tillerson con el presidente chino Xi Jinping, la realidad es que los temas que están enfrentando a estas dos potencias son enormes. De hecho, mientras Tillerson estaba en China, Trump se mantenía acusando a Beijing por su conducta comercial y por su falta de colaboración para contener las ambiciones de Corea del Norte. Si la guerra comercial realmente se desata, si China mantiene su ímpetu expansionista en sus mares colindantes, y si Trump decide cumplir lo que ha prometido en su campaña, la vía de choque entre las dos potencias podría cobrar caras muy distintas. Un artículo en Foreign Affairs publicado hace unos días, elabora escenarios de potenciales confrontaciones de EU con Irán, con Corea del Norte y con China. Estos escenarios no son necesariamente probables, pero tampoco deben descartarse como imposibles.

3. Rusia ha optado por esperar y leer, valorando hasta qué punto su eficacia en la ciberguerra ha rendido frutos, y sacando partido de la disrupción interna en Washington, disrupción que el Kremlin ha contribuido a propiciar. Mientras más paralizada esté la Casa Blanca, más fácil es para Moscú operar en donde le importa. Por lo pronto, Siria es un escenario que va a tener que jugarse bajo las reglas del Kremlin, no bajo las de Washington. Del mismo modo, la postura de Moscú en cuanto a Crimea ha sido reafirmada en estas semanas, y no se ve que la Casa Blanca quiera o tenga la capacidad de oponerse. Paralelamente, Putin juega al policía bueno con Trump, veremos si esa estrategia le funciona.

4. Además de lo anterior, está la reforzada guerra paralela contra Al Qaeda y contra ISIS. En realidad, se trata, en lo general, de una continuación de estrategias implementadas por Obama, pero bajo una expectativa altísima, colocada ahí por el propio Trump: “eliminar al terrorismo de la faz de la Tierra”. Ya la semana pasada, Londres mostró que no es tan simple, y que muchas veces, a pesar de prohibir la entrada de inmigrantes o refugiados, o a pesar de arrebatar a ISIS todas y cada una de sus posiciones en Siria o Irak, cuando hay motivaciones, el terrorismo puede irrumpir y atacar el corazón de grandes capitales.

Ya no ahondo en todo lo demás porque el espacio para hablar solo de los primeros 60 días de Trump, se ha agotado, pero a lo anterior habría que añadir los enfrentamientos de Trump con aliados como México, Australia, Alemania y hasta con Reino Unido.

Mirada panorámica

Si miramos el panorama anterior, intentando sumar cada uno de los puntos señalados, podemos concluir lo siguiente: En un ánimo por demostrar que iba en serio y que sus propuestas de campaña iban a ser todas cumplidas, Trump decidió desde el inicio de su gestión abrir toda una serie de frentes paralelos. En cada uno de estos frentes ha ocurrido infinidad de reacciones. Algunas de estas han sido contenidas por la nueva administración, pero no todas. Los golpes internos y externos que Trump está teniendo que absorber desde muy temprano en su gobierno le están ocasionando un fuerte desgaste, lo que ya le está dañando incluso ante su base dura de apoyo. Pero no hemos visto ni el principio. El planteamiento que presento en el texto de hoy sugiere que los conflictos se van a seguir profundizando y que, por tanto, Trump se seguirá comportando de manera errática, poco predecible, y que tendrá que modificar sus estrategias y sus tácticas continuamente. Habrá que acostumbrarse a la nueva normalidad.

Twitter: @maurimm

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