Como era de esperarse, se ha derramado cantidad de tinta al respecto del intento de golpe de Estado en Turquía. Así que más allá de revisar los factores tácticos, los elementos sorpresivos, los quienes y los cómos del golpe, al respecto de lo cual ya hay demasiados textos, el presente artículo busca aportar algunas claves en torno al contexto que vive Turquía, las implicaciones y posibles conexiones del golpe.

El contexto externo

En este espacio hemos dado seguimiento al creciente involucramiento de Turquía en el escenario regional, y las consecuencias que esto ha tenido a nivel externo, e incluso su impacto interno. Resumo algunos de esos elementos y los vinculamos con la coyuntura actual:

Turquía y la guerra civil siria

  • Desde el inicio de la guerra civil siria, Turquía se colocó de manera clara del lado de la rebelión en ese país en contra del presidente Assad. El territorio turco ha servido de base para el agrupamiento y entrenamiento de una importante cantidad de milicias rebeldes, a las cuales Ankara incluso ha armado y financiado, lo que le ha ganado no solamente el repudio del presidente sirio, sino el incremento de tensiones con los dos mayores aliados de Assad: Rusia e Irán.

  • Si bien en los primeros años de la guerra, el gobierno de Erdogan permitió e incluso favoreció que algunas de las milicias con conexiones jihadistas combatieran a Assad con todo lo que pudieran, esto fue cambiando conforme la guerra siria se fue complicando. ISIS creció no solamente en Siria, sino también a través de sus células dentro del territorio turco. Así que, aunque Erdogan pretendía, antes que nada, la caída de Assad, el crecimiento de ISIS era algo que ya no podía seguir permitiendo considerando que Turquía tiene una importante frontera con Siria.

  • A esto hay que añadir la presión de EU hacia Ankara para que se sumase a la coalición de países que combatían a ISIS, así como la autorización para que Washington utilizara las bases turcas para combatir a esa agrupación islámica.

  • Fue apenas el verano pasado cuando Erdogan accedió. Su combate a ISIS fue a través de distintos frentes: (1) Bombardeos directos de Ankara contra los bastiones de esa organización, (2) Decenas de redadas que resultaron en cientos de arrestos y de personas que Turquía acusaba de pertenecer a ISIS, y (3) La colaboración más cercana con Washington, entre otras cosas, permitiendo el uso de su base de Incirlik para que los aviones estadounidenses bombardearan a esa agrupación.

  • Todo eso, pero solo si Erdogan podía amarrar el otro ángulo del nudo gordiano: El combate a la militancia kurda

Ataques turcos contra los kurdos

  • Recordemos que los kurdos son un grupo étnico con presencia en cinco países. Turquía no solo es el país que tiene la minoría kurda más importante, sino que, a raíz de las aspiraciones nacionalistas de este grupo, ha librado un conflicto con la militancia kurda desde hace décadas. Sin embargo, aún hasta el año pasado, había un cese al fuego entre Ankara y dicha militancia.

  • El problema es que desde la óptica de Erdogan, la guerra siria, y en concreto, el combate a ISIS, estaban resultando en el fortalecimiento de los kurdos en Siria y en Irak, lo que eventualmente contagiaría a los kurdos-turcos, cosa que Turquía no podía permitir.

  • Adicionalmente, para Washington, el combate a ISIS estaba anclado justamente en su alianza con los kurdos, tanto en Irak como en Siria. Los kurdos son el grupo que mayores victorias estaba consiguiendo contra la organización islámica, y, por consiguiente, Estados Unidos debía seguir armándolos y apoyándolos, situación que enojaba a Ankara sobremanera.

  • Por lo tanto, antes de aceptar colaborar con Washington en su guerra contra ISIS, Erdogan exigió a la Casa Blanca que se le permitiese atacar a la militancia kurda, tanto en Irak como en Siria. Washington se hizo de la vista gorda porque el combate a ISIS era lo más importante.

  • Como resultado de todos estos factores, Turquía estaba arriesgando el ser el objeto de la respuesta ya de tres tipos de actores distintos: (a) ISIS, (b) los kurdos, y (c) Los poderosos aliados de Assad: Rusia e Irán.

Las respuestas de Rusia

  • Justo entonces Rusia interviene militarmente de manera directa en Siria para apoyar a su aliado Assad. Moscú demostró que estaba dispuesta a bombardear a cualquier actor que fuese enemigo de Assad, incluidas por supuesto, las milicias rebeldes apoyadas por Turquía.

  • Entre otros efectos, la intervención rusa saturó los cielos sirios. Es en ese contexto que ocurre el primer incidente que, si bien era esperado, exhibe los enormes riesgos que se estaban gestando: un avión ruso fue derribado por Turquía en un hecho que Ankara acusó de violación a su espacio aéreo y Moscú no reconoce como tal.

  • Esto generó un enorme enojo en Putin quien, si bien decidió no responder al ataque de manera directa, sí adoptó una serie de medidas para devolverle a Ankara lo que consideró como un sucio golpe por la espalda.

  • Además de sanciones económicas y comerciales contra Turquía, entre otras acciones, Moscú intensificó sus bombardeos en contra de las milicias rebeldes apoyadas por Turquía. También desplegó defensas antiaéreas y amenazó a Ankara con derribar sus aviones si Turquía se atrevía a cruzar el espacio sirio, lo que complicaba las cosas dado que este país ya estaba efectuando bombardeos en ese territorio.

  • Pero más allá de eso, Moscú decide acercarse a los kurdos –cosa que el Kremlin ya ha hecho antes en la historia- y con ello, golpea a Turquía donde más le duele. Sabiendo que el tema irritaría a Erdogan, antes de la última ronda de conversaciones de paz para Siria a inicios de febrero de este año, Moscú exigía a Washington la presencia de los kurdos en la mesa de negociaciones. Este acercamiento se sella en ese mismo mes mediante la apertura de una oficina de separatistas kurdos sirios en Moscú.

Las respuestas de ISIS y de los kurdos

  • Las respuestas de ISIS y los kurdos tampoco se hicieron esperar. Al romperse el cese al fuego con Ankara, a lo largo de todo este año, los kurdos han estado atacando principalmente a fuerzas de seguridad turcas, pero también han atacado a civiles turcos en decenas de atentados. Al mismo tiempo, ISIS ha llevado a cabo distintos ataques en Turquía desde el verano del 2015 hasta la fecha, ocasionando cientos de civiles muertos y muchos más heridos.

  • Como lo hemos analizado en este blog, parte del impacto de estos atentados –el último de los cuales ocurrió en el aeropuerto de Estambul hace solo unas semanas- tiene que ver con un sentimiento generalizado de vulnerabilidad entre la ciudadanía turca, lo que se traduce en un enorme descontento al respecto de cómo se ha conducido la política del país.

  • Si a esto sumamos el insistente empeño de Erdogan de quererse involucrar cada vez más en la guerra civil siria, es natural comprender que no solo una buena parte de la sociedad, sino incluso una parte de las fuerzas armadas, han venido manifestando su oposición a las decisiones del presidente.

La situación interna

  • Lo anterior se vincula con una también acumulada oposición y baja en la popularidad del presidente a raíz de políticas que han buscado acumular cada vez mayor poder en torno a la persona de Erdogan, primero en su rol de primer ministro y posteriormente, a partir de la construcción de un régimen presidencialista.

  • Esta oposición interna resultó, por ejemplo, en una serie de manifestaciones masivas de importantes sectores de la población en 2013, quienes protestaban no solamente la coyuntura de aquél momento, sino en general las violaciones a derechos humanos, el trato a periodistas, las restricciones a la libertad de expresión y el exceso de poder ejercido por Erdogan.

  • Además de la impopularidad del presidente al interior de la sociedad turca, y en una parte de la clase política y militar del país, también hay un número de enemigos políticos que el desarrollo de sus propias relaciones al interior de su propio partido y movimiento han venido generando. Uno de estos enemigos es Fethullah Gülen, un político islamista (como Erdogan), ex aliado del presidente, y que actualmente vive en Estados Unidos, tras un autoimpuesto exilio desde el golpe militar de 1997. Se sabe que el movimiento gulenista se fue infiltrando paulatinamente en el poder judicial y en las fuerzas de seguridad y militares del país. Erdogan le acusa a él de haber orquestado el intento de golpe de estado y no solo eso, exige a Estados Unidos su extradición. Gülen por su parte, niega toda participación en el golpe de estado, el cual condena en los términos más enérgicos.

  • Como podemos apreciar, al presidente Erdogan no le hacen falta enemigos, internos y externos.

El otro lado de la moneda, el apoyo a Erdogan

  • A pesar de todo lo anterior, si algo no calcularon –o no calcularon bien- los golpistas, es el apoyo con el que Erdogan sigue contando. Es verdad que, a raíz del desarrollo de eventos arriba descritos tanto a nivel interno como a nivel externo, ese apoyo ha venido disminuyendo. Pero todavía en las últimas elecciones del 2015, su partido consiguió casi un 50% de votos.

  • También es cierto que, más recientemente, y sobre todo a raíz de los últimos ataques terroristas de ISIS y la militancia kurda, Erdogan sigue perdiendo popularidad.

  • Sin embargo, el error más grave cometido por los golpistas fue asumir que quienes no apoyan al presidente, automáticamente iban a apoyar un golpe de estado.

  • Así que, cuando el golpe se puso en marcha, solo bastó que Erdogan y sus aliados llamasen a la gente a salir a las calles, para que el presidente exhibiese su músculo. Si no imposible, al menos sí iba a ser muy difícil sostener el control del país frente al descontento masivo, incluidos los sectores no amigos de Erdogan, pero tampoco favorables al golpe de estado.

  • Algunos análisis que he leído están colocando el énfasis en que no se trató de un golpe de estado del ejército, sino solo de ciertas facciones dentro del ejército. No obstante, es importante señalar que no fue un intento golpista menor. Los rebeldes lograron sumar un importante número de unidades, lo que significa que una parte de los mandos medios y probablemente altos, estaba dispuesta a seguir adelante con los planes. Asimismo, los rebeldes consiguieron durante varias horas controlar centros neurálgicos de la infraestructura y las comunicaciones del país. Por si fuera poco, a decir del propio Erdogan, los golpistas estuvieron a punto de terminar con su vida, con lo que probablemente, todo el escenario pudo haber cambiado. De modo que antes de minimizar lo sucedido, habría que señalar que los riesgos que había detrás de este golpe no solo fueron ignorados por las agencias de inteligencia, sino que quizás, sigan estando presentes durante un buen tiempo.

  • Aún así, Erdogan va a aprovechar el momento actual para afianzar el poder sobre su persona y figura. Esta es una tarea sobre la cual ya estaba manos a la obra, pero sin duda, va a sacar ventaja del momento para profundizar en ella. Las purgas ya han comenzado.

  • Erdogan va a intentar demostrar que “aquello que no te mata te fortalece”, y lo va a necesitar, porque a partir de las fallas de inteligencia, y los graves huecos que se manifestaron en sus cuerpos de seguridad, hoy, sus aliados más cercanos dentro y fuera de Turquía se han puesto a temblar.

Seguiremos analizando el tema

Twitter: @maurimm

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