Dicen que las patas de conejo son de buena suerte, imagínese usted si nueve hembras y un macho de los simpáticos roedores por mujer en una empresa social de siete no nos iban a dar fortuna, contó alegre y satisfecha Maurilia Pluma.

Los conejos tal cual se empezaron a reproducir como dicen por ahí como conejos, los setenta pronto se nos hicieron 300 y llegamos a tener cerca de 500 en menos de lo que canta un gallo.

Cada semana mi hija con mis nueras nos íbamos a formar con los comercializadores con los que nos había canalizado el gobierno, para que nos compraran el producto, pero siempre éramos las últimas y en ocasiones ni siquiera nos tomaban en cuenta.

Así es que nos regresábamos con todo y los conejos al terrenito que con tantos esfuerzos habíamos comprado en la Trinidad Tepehitec, allá por las afueras de Tlaxcala, unas  a otras nos dábamos ánimo. Nos ocupábamos de nuestros animalitos y de reforestar el predio.

Todo parecía no favorecernos pues de nuestro lado no ponían ningún servicio, todo era para los de enfrente y nosotros olvidados, pero a seguirle, los conejos tenían que venderse de una u otra manera.

Hicimos en la parte de atrás del terrenito una palapa y empezamos a vender  conejo adobado, pero nadie entraba, decidimos ponernos a pie de carretera y como mandado del cielo los clientes empezaron a llegar.

-Yo creo que estábamos predestinados- interrumpieron Juan y Laura a su madre.

Hay que recordar que los Tlaxcaltecas estamos muy vinculados al conejo con el dios Camaxtli, que es la representación del conejo, que habita en la luna.

Para nuestros ancestros  la fortaleza tlaxcalteca nos viene de Camaxtli a sus orígenes de Tochtli (conejo) lo que nos da agilidad y longevidad.

Esa es la pura verdad Doña Manolita, prosiguió  entusiasmada Maurilia, nos hicimos fuertes con los conejos y la venta del fin de semana empezó a ser exitosa al pie de la carretera, así fue como mi difunto esposo nos propuso construir un restaurante en forma y nos fue muy bien.

Mientras tanto, agregó Laura, continuamos con la crianza de los tochtli, se nos enfermaron y en una de esas  la producción se nos cayó, pero empezamos de nuevo y decidimos procesarlo, lo empacábamos al alto vacío  y llegamos a producir incluso jamón de conejo.

Fueron muchos años de trabajo ya suman casi quince pero toda la familia y nuestras parejas se han solidarizado, poco a poco la empresa familiar y con causa social se fue fortaleciendo, aunque seguimos sin drenaje y sin muchos servicios, pero vea usted ya tenemos hasta este pequeño hotelito que cuenta con tres pisos y quince habitaciones.

Incluimos un temazcal que mi mamá da a los huéspedes y a los clientes que otros hoteles de la región nos mandan. La gente que viene sale reconfortada, limpia y pura del cuerpo, porque la representación del vientre materno de la madre tierra los cobija y los purifica.

Hemos crecido y hoy nos busca por el servicio y por nuestra cocina basada en platillos de conejo, el estelar es el coneja empanizado con amaranto  en salsa de pulque.

Pero eso no es todo, explicó Juan, hoy tenemos un proyecto sustentable y único que quiere ayudar a la gente y es la producción de mezcal a través del agave pulquero, pero querida señora esa es otra historia y la vamos a invitar a que lo conozca, mientras disfrutemos de las delicias del conejo en salsa de pulque y de unas tortillas hechas a mano. http://hotelxiadani.com/

Manolita Recomienda.- Quiero hacer un reconocimiento a todas las y los cocineros participantes en el I Encuentro de Cocineras Tradicionales de Tlaxcala realizado 26 y 27 de septiembre pasado, donde se degustaron platillos como: Mole de fiesta, mole prieto, conejo empanizado en amaranto y en salsa de pulque; Carpa tatemada", de la región de Atlangatepec, 'gusano de maguey rojo en salsa', de El Carmen Tequexquitla, 'Atole de maíz azul', de la misma zona, así como alberjones con chile guajillo y cominos, tamales de hongo clavito , tamal de anís con chile verde, tortitas de hábas, mixiotes, pollo en ceniza y tlatloyos de alberjón entre otros. Me permito publicar la lista de ganadores:

Mejor platillo tradicional: Torta de haba con camarón en pipián y nopales de la cocinera tradicional María Elena García Montes de la comunidad Francisco Javier Mina, Zitlaltepec.

Mejor platillo ceremonial: Atole agrio de maíz morado de la cocinera tradicional Verónica Bernardino Sangrador del municipio de Ixtenco. Esta categoría se creó por unanimidad por los miembros del jurado con base a los criterios de sustentabilidad que se recomiendan en éste proceso de reivindicación de las culturas alimentarias  locales y comunitarias.

Mejor platillo rescate: Huevitos de Maguey de la cocinera tradicional Eleazar Cajero Patlani de la comunidad de La Soledad, Calpulalpan.

Mejor platillo de aprovechamiento: Conejo empanizado con amaranto relleno de queso en salsa de pulque, chayote erizo y verdolagas de Maurilia Pluma Morales de la comunidad de La Magdalena, Tlaltelulco. Esta categoría se modificó por unanimidad por los miembros del jurado con base a los criterios de sustentabilidad que se recomiendan en éste proceso de reivindicación de las culturas alimentarias  locales y comunitarias.

El jurado también ha decido una mención honorífica a la cocinera tradicional Esperanza San Luis Padilla de la comunidad de San José, Teacalco quien participó con su platillo de rescate de empedrado de alberjón.

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