24 de agosto de 2015

Hace tiempo escribí una carta para una comunidad en la que participa Alan. Una amiga me pidió publicarla. Creo que con las adaptaciones que hice (sugerencias a llenar entre paréntesis), puede servirle a muchas otras familias que tienen hijos o hijas con discapacidad para imprimir y repartir en sus escuelas.

Ojalá les sirva. Por supuesto que usen lo que quieran y adapten lo que crean necesario.

Buen inicio escolar a todos los niños y niñas con discapacidad en escuelas regulares (y también, claro, a los niños sin discapacidad)

Queridos Papás  de _________ (poner comunidad escolar):

Quizá pronto sus hijos comiencen a preguntar cosas como:

--¿Qué le pasa a ____ (nombre de tu hijo o hija)

--¿Por qué no habla? ¿Se mueve? ¿Grita? ¿Usa una silla especial con ruedas?  (pongan la que aplique)

--¿Está enfermo?

Son preguntas normales que los niños se hacen y que hay que contestarles con claridad. Les copio a continuación algunas ideas y sugerencias de cómo responder a estas preguntas.

Los especialistas explican que no se debe actuar con misterio, “cuando tu hijo y tú se crucen con alguien que tiene una discapacidad, no hace falta que le digas `no mires´ o `sigue caminando´”. Con esta actitud se siembra en los niños la semilla de la indiferencia y el rechazo.

Cómo hablar con los niños de discapacidad

A partir de los cuatro años, los niños comienzan a notar las diferencias físicas y cognoscitivas entre las personas. Cuando los pequeños ven a alguien con alguna discapacidad, les causa curiosidad.

En ese momento es conveniente que los padres aprovechen la ocasión para hablar del tema; deben dar una respuesta sencilla y oportuna a los hijos, partiendo del respeto y resaltando los valores que tiene todo ser humano por encima de cualquier condición.

Algunas ideas:

Hablar sobre las diferencias. En una primera conversación se puede explicar a los más pequeños que todos somos diferentes. Se puede ejemplificar a través de las diferencias de los rasgos físicos que varían de cultura a cultura, el color de piel o de pelo, aún entre miembros de la familia.

Todas las personas somos distintas pero tenemos muchas más cosas en común: sentimientos, ilusiones, metas, ganas de jugar. Las diferencias no son malas: nos enriquecen y complementan.

Que a algunos niños les cueste más aprender o tengan dificultades para moverse, relacionarse, ver, oír, etc. no significa que no disfruten con las mismas cosas que los demás como jugar, tener amigos o sentirse queridos.

Claro y sencillo. En las primeras edades se deben emitir conceptos claros para su nivel de comprensión. A medida que ellos indaguen más, se les podrá ampliar la información. Por ejemplo algunos niños piensan que la discapacidad les puede pasar a ellos o se les puede pegar. En este caso se les deberá explicar que la mayoría de las personas con discapacidad nacen así, y que no es contagioso.

La discapacidad no es una enfermedad, es una condición de vida. _____ (nombre de tu hijo o hija) NO está enfermo aunque a veces se enferma, como todos los niños. Una discapacidad no es tener una enfermedad; sino sólo ser diferente: moverse diferente, comunicarse de otra manera, etc.

No incitarles a sentir lástima. Hay que evitar transmitirles a los hijos “lástima” o “pesar”. La discapacidad no tiene por qué generar este tipo de sentimientos. Evita frases como “sufre una discapacidad” o “pobrecito niño que anda en una silla de ruedas/ no ve/ no escucha/ le cuesta más trabajo entender que a los demás”. Mejor, hay que enseñarles a ser solidarios, respetuosos y amables.

Puede ser que a los niños con discapacidad les cueste más trabajo algo, pero también los padres pueden destacar no sólo los logros de las personas, sino el esfuerzo por conseguir las cosas y el valor que esto representa. Eso también les ayudará cuando les cueste trabajo algo a ellos.

Rechazar las burlas y el menosprecio. Los papás deben enfatizar el trato respetuoso que sus hijos deben ofrecer a quienes tienen alguna discapacidad. En caso de demostrar una actitud negativa, corregir de inmediato. No sobra decir que el ejemplo es determinante usar los términos correctos. No hay que tenerle miedo a las palabras, pero sí resaltar, por ejemplo que ______  (nombre de tu hijo o hija) es un niño o una niña antes que tener __________ (su discapacidad).

Así (nombre de tu hijo o hija) A  es un niño con _________ y no un “niño ________”. (ejemplo: Alan no es un “niño Down”; es un niño con síndrome de Down)

Por ejemplo: Juan es un niño que tiene autismo y no “un niño autista”. Ana es una niña que usa silla de ruedas. Alan es un niño con síndrome de Down y no un “niño Down”.

También procura evitar referirte a los niños que no tienen discapacidades como “niños normales” porque eso implica que los otros son anormales. Y no, todos somos diferentes.

En el caso particular de _______, él tiene una discapacidad _______. Esto quiere decir que (describe aquí algo que quieras comunicar sobre tu hijo o hija: que usa un comunicador, que usa aparatos auditivos, que tiene una silla de ruedas, que no controla sus movimientos, que a veces grita sin querer, etc. Tú más que nadie conoce a tu hijo)

Que sus compañeros, maestros y otros papás y mamás de niños y niñas de su escuela lo acepten y lo reten es lo mejor que le puede pasar: en la medida en que los niños, sus monitores y el resto de la comunidad (de la escuela tal ) CREAN en él, se desarrollará mejor.

¡Gracias por su atención! No duden en preguntarme cualquier cosa del tema con toda confianza y sin pena alguna.

Nombres de quienes manden la carta y la forma en que quieres, si quieres, que te localicen o escriban.

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