Soy mujer y digamos que el 80 por ciento del tiempo me juzgo frente al espejo. Casi todas mis inseguridades salen a relucir por las mañanas mientras me arreglo. Pienso que podría ser más alta, tener más cintura, y tengo esa llantita que me ha dado lata toda la vida. Inmediatamente pienso en las estrías que tengo en la cadera y me quiero matar, luego recuerdo que hace unos días me arranqué mi primer cana... y, bueno, el drama matutino no tiene fin.

Así somos las chicas, nos medimos con la vara más alta, quisiéramos ser perfectas, pero qué creen, ¡no existe la mujer perfecta, existen las mujeres reales, todas hermosas en distintos tamaños y con diferentes cuerpos, únicas y exquisitas!

En ocasiones cuando he estado backstage en las pasarelas más importantes del mundo, escucho a las top models, esculturales (sí, también las que aparecen en el desfile de Victoria’s Secret) con cuerpos que parecieran dibujados por Da Vinci, haciendo comentarios similares a los que yo me hago en la soledad de mi baño, cuando estoy frente al espejo. Que ni una top model se sienta

perfecta es porque en verdad nadie está satisfecho con lo que tiene, o tenemos. No saben la paz que le dio a una de mis mejores amigas cuando le conté que inclusive ellas tienen estrías.

Las marcas y los medios se han dado cuenta el daño que nos hemos hecho como sociedad al buscar y anhelar un estereotipo de mujer, Barbies con proporciones irreales.

Hemos comenzado a aceptarnos, y esto no podría haber sido posible sin un grupo de valientes mujeres con proporciones reales que han comenzado a tener una presencia importante como imagen de marcas a nivel global: Las modelos Plus-Size. Ashley Graham saltó a la fama a los 12 años de edad, cuando fue descubierta en un centro comercial, y desde entonces ha roto todas las barreras posibles en una industria llena de prejuicios y regida por la talla. Graham ha aparecido en portada de los títulos más grandes en cuanto a moda se refiere: Vogue y Harper’s Bazaar por mencionar algunas, y fue la primer modelo de ‘talla grande’ en aparecer en la portada de Sports Illustrated.

Candice Huffine, Barbie Ferreira, Nadia Boulhosn, Philomena Kwao, Precios Lee, Tara Lynn, por mencionar algunas más, ignoran los estándares sociales y nos demuestran que el estilo no tiene
tamaño; estas modelos están en contra del retoque y con orgullo lucen sus curvas al natural.

Recuerdo hace dos temporadas en Londres, un booker de Fashion Week me contaba que no estaban contratando modelos de bajo peso. “Cada año las niñas lucen más flacas y eso no es sano”, me decía; “también estamos ofreciendo un catering sano y variado, las modelos deben comer no morir de hambre”, concluía. Ese es el punto medular del tema, es importante apelar a estar saludable, en el tamaño que sea y la proporción de cada cuerpo.

Como mujeres debemos empoderarnos y trabajar por estar saludables con dieta y ejercicio, con buenos hábitos, sin frustrarnos con nuestrso genes. Sí, lo sé, no es sencillo. Es bueno tener aspiraciones, pero también es valioso aceptarnos tal cual somos, aunque sea un diálogo diario de aceptación y compromiso con nuestro cuerpo de forma constante. Conclusión: ¡Amen sus curvas! Con cariño, Gina.

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