A los 25 años llego a mi vida una bendición inesperada, mi pequeño hijo, el cual vino a cambiar mi mundo, y así fue.

Después de que nació yo estaba muy preocupada pues meses antes de que me embarazará había completado un reto, el cual fue bajar 17 kg. y con el embarazo ese reto y kilos de menos se habían ido.

Al convertirme en mamá venía a mí un nuevo reto y no sabía cómo lograrlo, creía que era imposible pero jamás me di por vencida y a los 9 meses de mi hijo llegó a mis manos una cortesía para correr y participar en una Carrera, la cual sería, ¡mi primera carrera!

Así que el día llego, la Carrera de la Familia y muy emocionada me atreví a correrla sin antes en la vida haber tenido contacto con el mundo del running. Pensé que jamás llegaría a la meta, pero casi 55 min después llegué y en la meta me esperaba, él mi hijo, fue una de las emociones más bonitas, cruzarla, lograrlo y abrazarlo.

¡Esa carrera sería la primera de muchas! Un día después no sentía mi cuerpo o más bien si, sentía todo mi cuerpo adolorido, y decidí al día siguiente inscribirme al gimnasio y regalarme una hora de mi día para ejercitarme.

Esa fue la primera, pero con ella llegaron muchas que cumplir de 5 km, y con ello veía muy lejana la idea de cruzar la meta de una carrera de 10 km, era casi imposible; pero un día al igual que la Carrera de la Familia, aquella primera que corrí, llegó a mi una inscripción para la Carrera Nocturna Banamex de 10 km y decidí correrla.

Llegó el día y la emoción me invadía pues esta vez mis pasos estarían en mi Alma Mater y volvería a pisar mis caminos que durante 4 años recorrí al estudiar la Universidad, pues sería en Ciudad Universitaria y pasando la hora con quince minutos cruzaría la entrada al Estadio Olímpico Universitario con la mejor alegría, lograr mis primeros 10 km.

Una emoción y reflexión de esa carrera logré tener, pues con ella me ponía en mente que las limitaciones y el estar en una zona de confort es solo de uno mismo y cuando se dispone a romper con ello se puede llegar muy lejos, porque, así como yo veía imposible los 10 km y lo logré así puedo lograr cualquier cosa que me proponga.

Y la historia no terminaría en los 10 km, hace unos días vi anunciada la carrera Marvell, la cual tenía muchísimas ganas de correr, pero mi miedo llegaba: ¿12 km?, no Angie son muchos. Pero mi miedo esta vez se fue nuevamente y la corrí, con la motivación de que sería la ruta en mi querida Universidad.

Así pasaron los días para que llegará lo ¡IMPOSIBLE!, un reto que jamás me imaginé lograr. Marcaban las 5:00 am del domingo 24 de abril y la alarma sonaba, mis piernas temblaban y mientras los minutos avanzaban pues se acercaba la hora de cumplir un nuevo objetivo llamado esta vez: Medio Maratón Nike “Nike Women Victory Tour 2016”.

Salía de casa rumbo al punto de salida convencida de que si salía era para completar 21 km que tendría frente a mí y que no volvería a casa sin haber terminado ese sueño que ahora abrazaba para no soltar.

Y así fue aún lo escribo en estas líneas y mis lágrimas invaden mis ojos, lágrimas de alegría, satisfacción y felicidad, mi felicidad que jamás olvidaré.

Hoy puedo decir: ¡Lo logré! Crucé la meta y lo hice, seré sincera al km 19 mi cuerpo me decía ya para Angie, pero mi mente me decía Angie ya solo faltan 2 km no pares, así que se unieron mi cuerpo y mente y dieron lo mejor de mí.

Hoy no importa el tiempo que tarde en pisar la línea de meta, hoy sólo quería llegar y terminar, culminar la carrera y de esta manera iniciar una nueva vida, la vida de Angela Arellano Yescas, que desde ese Medio Maratón Nike 2016 ya no será igual, esa satisfacción tan grande que te deja el correr un Medio Maratón es una de las sensaciones más gratificantes que en la vida te puede regalar.

Soy madre de un niño que está a 2 meses de cumplir 3 años y este tiempo no sólo he sido madre de ese Angelito sino corredora, gracias a esa primera carrera que llegó a mi vida, desde entonces he podido recuperar poco a poco el peso que subí y además me siento bien con mi vida a la que desde hace poco más de 2 años involucre el mundo del running y me puse los tenis para jamás quitármelos y dejar de sentir esa sensación que se siente al cruzar la meta e ir dejando huella con cada pisada que doy al correr en los recorridos de todas las carreras.

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