Por Hector Guerrero

Hablar sobre el fotoperiodismo en la actualidad es siempre polémico, se sostienen distintas versiones sobre el tema, algunas de ellas fatalistas, que pronostican el fin del fotoperiodismo en poco tiempo; algunas son más esperanzadoras: dicen que el género fotográfico goza de buena salud.

En  esta cuarta entrega de diálogos sobre fotografía, sostengo una plática con Jorge Silva, uno de los fotoperiodistas mexicanos más destacados del momento y actual jefe de fotografía en Asia para la agencia británica Thomson Reuters.

Jorge, llevas muchos años trabajando fuera de México, ¿no tienes ganas de volver a trabajar en tu país?

Sí, muchas. No tengo chamba ahí, pero sí me gustaría, porque creo que tendría otras herramientas y otra forma de visualizar México. Tengo ya mucho tiempo fuera de México. Este año voy a cumplir 16 años fuera de México.

De esta experiencia, ¿hay algo que quieras compartir?

Creo que lo que más me gusta… lo que sí he aprendido es la capacidad de seguir contando historias, y tener clara esta meta de lo que significa el fotoperiodismo, y a quién estamos tratando dirigirnos, o sea, generar imágenes que realmente generen consciencia, que hagan  a la gente reflexionar, imágenes que tengan la capacidad de generar esa consciencia sobre lo que está ocurriendo, el estar metido en la primera línea.

El fotoperiodismo sigue siendo lo de antes, con herramientas distintas, estar en el lugar, en la primera línea, saber qué se siente, a qué huele, saber lo que está ocurriendo, saber transmitir todo esto, tener esa capacidad de síntesis, que te permita trasmitir todo lo que estás pasando en una semana, en muchos días, poderlo sintetizar en un solo cuadro. O sea, es lo que siempre se ha dicho de toda esa transformación de la industria fotográfica, de  los medios, del fotoperiodismo. A mí me parece que en realidad lo que está pasando es el apetito por más y más imágenes.

Esa parte es muy interesante, y me interesa abundar en esto en dos partes. En la actualidad, como parte de la crisis, cuando haces referencia al fotoperiodismo, ¿qué opinas de esa manipulación que se ha hecho en los últimos años sobre el fotoperiodismo? Supongo que te habrás dado cuenta que muchos de los grandes fotoperiodistas hacen historias y fotografías altamente manipuladas, con muchos contextos y referencias digitales, ¿qué opinas de todo esto, de las herramientas y detalles que utilizan?

En cierta forma a mí no me convencen, yo no estoy de acuerdo, pero sabes que también soy respetuoso de esa manipulación, o aproximación, que digamos es más artística hacia las noticias, por no decirlo de otra forma, y sí, puede ser una aproximación visualmente más atractiva hacia los lectores.

Hablar de manipulación, y de manipulación estás hablando de cuando la gente mete elementos, y no estamos hablando de un solo modelo, de cambiar los contrastes o el estilo, me parece que es solo una cuestión estética.

No estamos hablando del fondo de las imágenes, no hay nadie que esté añadiendo elementos o pegándolos, ni poniendo más cosas, la imagen sigue estando ahí y son fotógrafos muy buenos, son respetados en una línea estética, que si tú te fijas también corresponde con un medio muy específico, y me parece muy respetable, porque me parece que es la aproximación estética que quieren darle a las noticias, aunque yo creo que les resta cierta universalidad a lo que están haciendo, en términos de que la fotografía hoy en día es por primera vez realmente un lenguaje, universal; al mismo tiempo tiene que ser muy directa, y muy comprensible, o sea, la fotografía también tiene que entenderla tu abuelita; la fotografía también tiene que entenderla la persona que camina por la calle, que a lo mejor no tiene mucha idea de lo que significa esa historia.

Y también tiene que ser una fotografía que le conmueva, que le mueva el botón sentimental, que le haga detonar esas emociones, que quieres que la fotografía le haga hacer, o sea, porque la fotografía sí tiene que volverse cautivadora, y tiene que volverse atractiva, y a lo mejor ahí están los medios que están haciendo esas cosas, con este tipo de efectos, este tipo de colores, y toda esta situación.

Es como cuando los fotógrafos deciden hacerlo todo en blanco y negro, porque  cuestionamos al que manipula pero no al que desatura con el blanco y negro, y el blanco y negro también es una manipulación de la realidad, también es una abstracción, no es una interpretación de la realidad, como tampoco es el color.

No hablamos que el color sea una cosa veraz, tampoco, hay muchas cosas que no lo hacen ser así, ni tampoco estás imaginando.  Hoy en día la gente quiere hacer de la fotografía un vehículo objetivo, que sea un vehículo preciso, mucho más apegado a una línea media, pero nadie pretende hablar en términos de objetividad o subjetividad, es como un discurso superado.

¿Tú crees que los fotógrafos debemos fotografiar para todos o que las fotografías tengan que ser universales?

Sin duda, creo que una imagen realmente potente tiene que ser eso, y tú lo ves con todas las imágenes que consideres o con cualquier ejemplo de fotografía que pensamos que sea exitosa y que haya logrado cautivar y conmover.  Son realmente imágenes universales, que no tenemos que explicarle a nadie ni en México, en Siria, en Bangkok, en España, o sea, la imagen del niño muriendo en la playa es una imagen que no hay que explicar a nadie, el mensaje es demoledor, y no importa si la saturas, si la pones en blanco y negro, o si le subes el contraste, la imagen está ahí; yo prefiero no tocarla y dejarla como está.  Ahí la gran discusión es un ejemplo muy fácil, todo mundo decía que el JPG no sirve, y ahora el JPG se acaba de ganar el Pullitzer (año 2016). Entonces no importa la base del archivo, el mundo es lo más importante. Todas las notas de Siria que viste de Reuters son archivos de JPG, y tienes el ejemplo con el New York Times con su trabajo completamente desaturado, y el mensaje es claro en los dos, porque el mensaje es correcto en ambos casos, y la aproximación estética que ellos logran también es muy bonita, logra ser muy contundente, y no me parece que si le bajas la saturación estés cambiando el sentido de la imagen.

En este aspecto, ¿cómo ves el rol de los fotoperiodistas, ha cambiado?

Sí, hay muchos, tú y yo, que empezamos este trabajo hace 15 o 20 años, tuvimos buena suerte. Creo que somos esa generación que se montó en un tren, que nos montamos en el último vagón del tren, y no lo sabíamos, pero tenemos la suerte de que el tren va andando todavía, pero yo ya no he visto mucha gente que se monte en los vagones de atrás y que sigan. Creo que el fotoperiodismo en su forma clásica sí va a tener como mutaciones, y está tendiendo a tener diferencias, salvo aquellos fotógrafos que sean realmente fuera de lo convencional, van a poder seguir haciendo fotos todo el tiempo.

¿Cuál sería el campo principal entre todos estos elementos?

Los retos más obvios, por supuesto, el mercado laboral, que está completamente estrujado, y con mucha presión. Por cada puesto de trabajo, ves a 10 o 15 fotógrafos buscando un puesto o más, y no solo en México, sino en cada lugar, en cada país, en cada agencia.  La sobre oferta, las cámaras, también lo hacen un reto, y hoy en día la gran competencia que tenemos es el periodismo social, todo lo que es el periodismo en la redes, cuando nuestro valor era la rapidez, el tener la foto más rápida, la foto más inmediata, y esto lo estamos perdiendo, porque hoy en día las fotos más inmediatas no las tienen ni las agencias ni los fotoperiodistas.

Y estamos también perdiendo las fotos que estrujan a la sociedad. Leía tus entrevistas sobre las fotos de los últimos acontecimientos en México que han puesto en shock a la sociedad, y no han sido fotos de fotoperiodistas, han sido imágenes tomadas con un teléfono celular. Sabes que estuvo de moda un tiempo los que tomaban fotos con su iPhone, como si los que tomaran fotos con su Canon nomás no, y nunca nadie preguntó con qué tomas tu foto, es como priorizar un poco la herramienta sobre el discurso, y la herramienta nunca debe ser más importante que el discurso.

En los últimos años he leído mucho en revistas y en manuales de fotoperiodismo sobre el inminente fin del fotoperiodismo. ¿Crees que el fotoperiodismo vaya a tener fin tal como lo conocemos?

No, yo creo que la transformación de los medios es veloz, y es tan rápida que se vuelve imperceptible día con día, que debemos de tener la capacidad de entenderla, y a veces creo que no la tenemos al cien por ciento.

Jorge, te quiero preguntarte sobre tu trabajo. Hace poco vi una edición de Reuters, sobre sus imágenes históricas, y había una fotografía de tu autoría. En los medios se distribuyen miles de imágenes todos los días, pero hacer una edición de sus imágenes históricas me parece algo muy fuerte. ¿Me podrías contar la experiencia sobre esa foto?

Sí, es interesante lo que dices, el que una imagen puede sobrevivir, y que se vuelvan esa memorias colectivas, que de alguna forma los medios van generando y se van publicando y publicando, y se vuelven esa memoria de un tiempo, porque parte de esa memoria, de esa consciencia que hay que tener como fotoperiodistas porque, más allá, estamos fotografiando, y somos testigos de un tiempo y una época, de un lugar y un espacio, y ese valor de la fotografía es fantástico.  Es como una memoria histórica cuando piensas en la fotografía como parte de la historia de un lugar, de una persona, de una época, de una sensación, y tienen una concepción mucho más fuerte de lo que estás haciendo, a pesar que está yendo a una pauta de un solo día.

La historia de esa fotografía es muy diferente, una historia que es de días, de semanas, y al final del día sabes lo que es estar con las tropas, caminar, el subir y bajar, ir, hasta tener esta imagen, como fue en la guerra de Irak.

¿Esa foto en qué parte de Irak la tomaste?

En Baqubah, que era como el último lugar, el último pueblo donde estaba el palacio presidencial de Sadam Hussein, cerca de ahí, era un lugar que se llama el Birthday Palace.

¿Y fuiste con tropas estadounidenses?

Sí, fui al lugar, y ese día era el referéndum para cambiar la Constitución, entonces había una prohibición de circulación de todos los vehículos, y ese vehículo empezó a circular por una calle muy movida, con gente, y de repente [el conductor] se da cuenta de que las tropas le pidieron que se detuviera, vio las tropas, dio la vuelta, aceleró, y huyó por un campo, un sembradío de trigo. Fuimos en persecución del carro, como 15 minutos, y como a la mitad del camino los militares se empezaron a poner muy nerviosos porque sintieron que cayeron en una trampa. Se pensó que había sido una emboscada para llevarlos a mitad del campo, entonces se vino toda esa tensión, y al final lo detuvieron, vino un helicóptero a llevarse al detenido y por eso los dos están volteando hacia arriba.

Jorge, ¿qué haces ahora?, ¿estás como fotógrafo, pero también estás coordinando?

Estoy parte y parte. En mi trabajo el puesto se llama chief photographer, en el sudeste de Asia. Coordino, cubro Taiwán, Camboya, Laos, un poquito Vietnam.

¿Y qué tal ha sido la experiencia de estar coordinando?

Es muy rica, ¿sabes? Estás con fotógrafos en diferentes etapas de sus carreras, en momentos interesantes, con acceso a historias buenas, a historias muy interesantes, junto a ellos, y es muy rico e interesante, para poder aproximarse a su trabajo y ver todo lo que están haciendo, sugerir historias, alguna imagen, editar.  Hicimos una historia en Vietnam sobre el trabajo infantil, y es una historia muy fuerte, lo que es el trabajo  esclavizado, de horas, el trabajo de niñas, y fue fascinante. Fue el trabajo de un fotógrafo que estuvo trabajando 15 días en la historia y, al final, después de estar trabajando 15 días, teníamos miles de imágenes.

Poder ver todo el trabajo de él, ver todas las fotos, al final hacer una edición, hacer una historia, es fascinante.

Jorge, por último, ¿qué consejo le das a los jóvenes fotógrafos, a los que inician en el fotoperiodismo, y a quienes están empezando en los medios?

Me es difícil dar consejos. Yo creo que lo más importante es tener el conocimiento completo de cómo funcionan los medios, no reducirse al hacer solo fotografía. Tienen que ser independientes, y no dejar de ser periodistas todo el tiempo, o sea, entenderse como periodistas integrales, y estar abiertos a todas las capacidades, a todas las herramientas que hoy en día ofrece el periodismo visual, que no solamente es la fotografía; también hay capacidades para ilustrar las cosas, haciendo videos, o hay muchas cosas, muchas herramientas que ofrece la tecnología.  Para el storytelling se pueden contar historias de manera diversa, y muchos tenemos un alfabeto que es más grande de lo que pensábamos antes, y no es solamente la forma de producir, sino la forma de mostrar las historias también, ahí todo tiene que estar absolutamente en sintonía.

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