Por Óscar Colorado Nates*

Lorenzo Armendáriz (San Luis Potosí, 1961) comenzó el vagabundeo fotográfico cuando preparaba su tesis para graduarse como licenciado en turismo. Aceptó la invitación para participar en el Instituto Nacional Indigenista donde inició un trabajo fotográfico que cubriría casi 50 proyectos de registro étnico.

Armendáriz es nieto de un húngaro, y la búsqueda de su ancestro le condujo hasta los gitanos asentados en México. De ahí saltó a su gran tema: el peregrinar.

La peregrinación

La peregrinación es un auténtico símbolo de la vida, es decir, del recorrido terrenal pero también del tránsito hacia lo divino. Es un acto de fe y devoción que se enrraiza en lo celestial pero que tiene su contraparte en el mundo que recorremos: La vida misma es un peregrinar.

Armendáriz plantea con su fotografía la importancia del peregrinaje: “la sensación del viaje, los preparativos. A los gitanos y a los peregrinos los excita moverse de un sitio a otro, son trayectos que emocionan, en los que se convive, hay encuentros o desencuentros…” [1]

Lorenzo Armendáriz halla la esencia del peregrinar en el movimiento: Aunque el caminante tiene una meta (la llegada al santuario para encontrar a Dios), paradójicamente el encuentro y la revelación se da durante el viaje.

Para Armendáriz el peregrinaje tiene dos momentos:  “…el primero enfocado a la penitencia (el trayecto de los peregrinos al santuario); y el segundo, a la gloria (las actividades de carácter mundano que se celebran una vez que se llega al santuario, es decir, los juegos de azar, la comida y el baile), la manera en que los mismos peregrinos en un viaje de sacrificio se convierten en hombres mundanos ajenos a toda santidad.” [2]

Ánimas del Purgatorio

La fotografía que hoy comentamos se titula “Ánimas del Purgatorio” y fue realizada en Jaral de Berrio (Guanajuanto, México) en 2006. Es una toma horizontal en blanco y negro que captura a un grupo de peregrinos que se dirige hacia una iglesia. La imagen fue capturada desde un reflejo que ofrece un sugerente espejo entre el cielo y la tierra. Los vivos, gracias al reflejo, parecen estar en el cielo. Es un ejemplo claro de la dualidad y la yuxtaposición cielo/tierra, vida/muerte que evoca, poderosamente, al realismo mágico que Juan Rulfo plasmara magistralmente en su novela Pedro Páramo de 1955.

¿Photoshop? No, gracias

Armendáriz trabaja totalmente en analógico, aún cuando el tratamiento de sus fotografías podría lograrse vía software: “mis propuestas son análogas porque es lo que sé usar, no lo digital que sé que resuelve muchas cosas. Me dicen «lo que hiciste pudiste haberlo hecho en Photoshop». Creo que yo edito y transformo cuando tomo la foto, no me veo haciendo eso en la computadora, yo interpreto en la forma cómo tomo la foto, no les digo «ponte así», la interpretación está en cómo tomo la foto, es lo que ahora llaman neodocumentalismo o postdocumentalismo. No pienso en la posproducción sino en en el momento de tomar la foto. No estoy en contra de lo otro, simplemente no lo sé hacer.” [3]

Fotógrafo, gitano y peregrino: este es Lorenzo Armendáriz.

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*Óscar Colorado Nates es titular de la cátedra de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana. Autor de libros como Instagram, el ojo del mundo, Fotografía de Documentalismo Social, entre otros. Editor y Director General de la revista fotográfica universitaria MIRADAS. Miembro de The Photographic Historical Society (Rochester, NY) y creador de , blog de reflexión fotográfica líder en Iberoamérica.

Notas:

(1) Cuartoscuro, La peregrinación de un fotógrafo con alma gitana; Lorenzo Armendáriz Consultada el 30 de agosto de 2015

(2) Centro de la Imagen, Los senderos de la Fe, Lorenzo Armendáriz, Entrevista  Consultada el 27 de diciembre de 2011

(3) Cuartoscuro, Op. Cit.

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