Quisiera aprovechar este espacio para invitar a los lectores, a ponerse por un momento, en los zapatos de alguien que ha sido recientemente diagnosticado con una de las enfermedades más prevalentes de nuestros tiempos, y que, sin embargo, está rodeada de una cantidad inmensa de mitos, y desinformación. Hablo por supuesto, de la diabetes tipo 2.

Finjamos pues que tiene usted varios meses sintiéndose cansado, débil, ha sufrido mareos que han empeorado en las últimas semanas, incluso ha perdido algo de peso sin intentarlo, y el hambre es atroz. Decide acudir a su centro de salud, y sacrificar varias horas de su día laboral, tuvo quizás que pedir permiso para ausentarse una mañana, o desatender su propio negocio. El centro de salud está abarrotado, y la impaciencia comienza a hacer presencia. Después de lo que parece una eternidad, una enfermera dice su nombre, es su turno de ser atendido y después de que su médico realiza sus chequeos de rutina, le hace algunas preguntas y abre un sobre con los resultados de sus análisis de laboratorio. “Usted tiene diabetes”, le dice, y comienza a escribir una receta. “Tome una de estas cada 8 horas, estas son para la presión, tome otra de estas en la mañana, mídase la glucosa y despídase del azúcar, llévese este folleto, ahí le explica…”. Las dudas y la ansiedad lo inundan, pero la carga de trabajo del médico es evidente, la sala de espera está llena de pacientes, que, al igual que usted, deben ser atendidos.

Recoge su receta, y mientras regresa a su trabajo se encuentra inmerso en preocupaciones, nadie le ha explicado qué debe hacer para controlar su glucosa o cómo revisar sus pies, mucho menos qué es la hemoglobina glucosilada, o cómo funciona la insulina “¿Qué es la diabetes y por qué me dio a mí?, en la tele dicen que me puedo curar, ¿será cierto?, ¿Qué tengo que comer al rato… y mañana…y el resto de mi vida?, ¿me voy a quedar ciego o me van a amputar un pie?, no me alcanza para comprar el glucómetro que me dijo el doctor, tampoco para las tiras reactivas… y aún falta pagar los uniformes de mis hijos, ¿Qué voy a hacer ahora?”

Esta, es una realidad que de distintas maneras, viven miles de mexicanos diariamente. Una realidad que se ha convertido en uno de los principales problemas de salud pública que enfrenta el país, y que debe ser atacada de manera integral y desde distintos ángulos, si queremos resultados exitosos.

Datos de ENSANUT 2012 estiman que 9.2% de los adultos en México han sido diagnosticados con diabetes, esto equivale a 6.4 millones de personas en riesgo de sufrir complicaciones derivadas del mal control de la enfermedad, mismo que incrementa con la falta de información y prevención en los distintos niveles de atención a la salud, además de los nocivos ambientes obesogénicos que rodean a los pacientes. Los cálculos también indican que la población total de mexicanos con diabetes tipo 2, es del doble (12 a 13 millones de personas), tomando en cuenta a todos los que viven con la enfermedad, y aún no han recibido un diagnóstico. Esto nos deja con tan sólo un 31.9% de los pacientes diagnosticados con un buen control de la enfermedad, más de 80,000 muertes anuales por diabetes y más de 400,000 casos nuevos por año según lo reportado por INEGI en 2013.

Y las preguntas obligadas ante una epidemia de esta magnitud permanecen:

¿Realmente se están implementando acciones efectivas para prevenir nuevos casos de diabetes tipo 2, y tratar con éxito a los ya existentes?

Si usted vive, o viviera con diabetes, ¿Cómo le gustaría ser atendido?

Texto por: Ana Larrañaga (@anna_larr)

Miembro de @actuaporlasalud

Coordinación de Nutrición en @fundacionmidete

Google News

Noticias según tus intereses