Algunos ya habíamos advertido la posibilidad de ataques cibernéticos de Rusia durante el proceso electoral del año próximo. La gran especialista en Rusia, Isabel Turrent, lo confirma en su certero artículo El Nuevo Zar y sus Trolls. Las razones para ello las encontramos en la historia del siglo XX, y en la situación actual de la política mundial.

Como al despuntar el siglo XX Estados Unidos ya rivalizaba con las potencias de Europa, México comenzó a desempeñar un importante y no buscado papel en la lucha por la hegemonía global. En su ambición de remplazar a Gran Bretaña como primera potencia mundial, el Imperio Alemán inició en 1914 la devastadora Primera Guerra Mundial. Como le preocupaba que EU abandonara la neutralidad y se involucrara en el conflicto, utilizó la cercanía geopolítica de México con ese país y los conflictos surgidos con la Revolución de 1910 para provocar una guerra que impidiera a los estadounidenses movilizarse hacia el viejo continente. Para lograrlo recurrió al espionaje, el sabotaje, la infiltración, la propaganda, el proselitismo, la subversión, la compra de voluntades. Así, Berlín respaldó el golpe de Estado de Victoriano Huerta, posteriormente su renuncia y salida del país, y finalmente su retorno a la frontera para que encabezara la contrarrevolución contra Venustiano Carranza. Como el plan fracasó al morir Huerta, se sospecha que los alemanes incitaron a Pancho Villa a atacar el poblado de Columbus en 1915. Aunque de la locuaz aventura derivó la expedición del general John Pershing para apresar a Villa, la ansiada guerra no se desató. El último intento fue proponer a Carranza una alianza contra el vecino del Norte, lo cual el mandatario esquivó con gran habilidad. Este fue el primer maquiavélico intento de los enemigos de Washington de crearle un grave problema con el vecino para paralizarlo, distraerlo o debilitarlo, que se repetiría en lo sucesivo.

En efecto, durante la Segunda Guerra Mundial la Alemania nazi volvió a utilizarnos como centro estratégico de propaganda, intriga y espionaje. Bajo el argumento de que Alemania nunca había atacado a los mexicanos como lo habían hecho los estadounidenses, los británicos y los franceses, Hitler fomentó antipatías y encono hacia EU y aliados en la opinión pública y en centros del poder. Aunque también trataron de evitar que nos asociáramos a ellos en el nuevo conflicto europeo, en 1942 le declaramos la guerra al Eje.

Ese papel de intrigante e instigador fue desempeñado por la Unión Soviética en la Guerra Fría. México fue su centro de operaciones en el continente americano para la propaganda, el espionaje, la subversión, la infiltración, etcétera. La importancia de la embajada soviética en nuestro país (tenía más personal que las misiones en Londres o París) la ilustra el hecho de que por ella pasaron los más notorios espías estadounidenses al servicio de la KGB. Desde el asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, Falcon (Andrew Daulton Lee) Snowman (Chistofer Boyce), el sargento Walter T. Perkins, hasta los “espías atómicos” Julius Rosemberg, David Greenglass y el matrimonio Kaufmann que vendieron secretos nucleares, etcétera.

En la posguerra fría y por las razones que se expondrán en la segunda parte de este artículo, se espera que Vladimir Putin conduzca una ciberguerra mediante sus cybertroops de troles, de tenebrosas empresas rusas como Advanced Persistent Threat 28, Internet Research Agency, o incluso de mercenarias internacionales como Cambridge Analytica, para influir en nuestras elecciones y, como en el pasado, causarle problemas a EU.

Diplomático y embajador de carrera

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