Baselworld, la feria que se celebra cada año en Basilea, Suiza, cumple 100 años como el aparador más grande de tendencias, innovaciones y hasta de las altas y bajas en el estado de ánimo de la industria.

Desde el 15 de abril de 1917, este encuentro se ha ido adaptando a las distintas épocas. Comenzaron la aventura Tissot, Longines, Ulysse Nardin y Revue Thommen. Hoy, unas mil 500 firmas de relojería y joyería de 45 países se distribuyen en 141,000 m2 del centro de exposiciones Messe Basel. Se trata de una cita ineludible para las empresas, los minoristas, la prensa y los clientes finales.

Baselworld 2017, que se realizará del 23 al 30 de marzo, es el reflejo de nuevos tiempos. La diversificación de los canales de distribución, la fiebre de las ventas en línea, la nueva relación entre las marcas y sus consumidores, y la competencia de otras ferias locales, dibujan un nuevo panorama.

Rick de la Croix, presidente de Hublot en las Américas y fundador de Bomberg, afirmó que Baselworld ha cambiado, pero sigue siendo vital. “Como muchas ferias, sirve para presentar novedades, crear tendencias y comunicarse con minoristas y clientes”, dijo en entrevista. “En términos de negocio, ahí se deciden los pedidos. Hublot, como líder en innovación, tiene lanzamientos interesantes y los clientes se comprometen a comprar. Para Bomberg, marca emergente, es clave. En los últimos cuatro años ha abierto en 30 países y continúa su expansión gracias a esta feria, que permite contactar con nuevos mercados”.

Uwe Ahrendt, CEO de la firma alemana Nomos Glashütte, coincidió con este análisis. “Es la mejor plataforma para nosotros. Tenemos contacto con los clientes y, más importante, con los distribuidores potenciales. Y tomamos el pulso de las ventas del año. Nuestra presencia en 2016 fue muy exitosa. Crecimos 24%”.

Piensa distinto Manuel Emch, integrante del Consejo de Administración de Romain Jerome, quien reconoció en Le Temps que “en 2009, la marca logró más de dos tercios de su volumen de negocios anual en Basilea. Pero en 2016, solo un 25%”.

Una novedad este año es que, por primera vez, Samsung estará en Baselworld con su smartwatch Gear S3, un reloj inteligente diseñado por el relojero suizo Yvan Arpa. Por ahora, ningún otro gigante de la industria digital estará presente. No serán los únicos que lancen sus horas conectadas. Movado se ha unido a Google para presentar el Movado Connect y Swarovski llegará con un smartwatch hecho en alianza con Qualcomm.

De la Croix aseguró que la llegada de Samsung no es una amenaza: “No veo a un reloj inteligente como un competidor de la industria de relojes suizos. Me pregunto si la presencia de smartwatches tiene sentido en Baselworld, que se estableció para mostrar el savoir faire de la industria relojera suiza”.

También se reubicarán las firmas independientes. Antes se concentraban en el Palace, una construcción fuera de Messe Basel. Ahora estarán en el interior, en el área de Les Ateliers, donde tendrán protagonismo MB&F, Armin Strom, Romain Gauthier y Louis Moinet, entre otros.

Los grandes ausentes serán Ulysse Nardin y Girard-Perregaux, ambas de Grupo Kering, que han cambiado Baselworld por el Salon International de la Haute Horlogerie (SIHH), que se celebra en enero en Ginebra con la participación de marcas de Grupo Richemont.

De La Croix opinó que “el traslado de estas firmas a SIHH ha sido porque Ginebra les garantiza unos estándares más altos para recibir a sus clientes y el mes de enero les permite más tiempo para entregar sus pedidos”.

Bremont también ha decidido irse y participar en ferias locales. Y Grupo Timex, con firmas como Salvatore Ferragamo, Versace, Versus y Nautica, quiere destinar los 3 millones de dólares que empleaba en Baselworld para otros proyectos.

En cambio, continúan los pilares de la feria como Rolex, Patek Philippe, LVMH y las marcas de Grupo Swatch, cuyos lanzamientos atraen a miles de personas.

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