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¿Crees que la piratería es un delito grave? Si coincides con la mayor parte de la población mexicana, lo más probable es que la consideres como una actividad men os o igual de delicada que decir mentiras o robar un dulce; lo anterior, de acuerdo con el estudio “Piratería: Entendiendo el mercado ‘sombra’ en México” realizado por el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) y American Chamber México.

La piratería, hasta el año 2015, ocasionó pérdidas por 236 mil millones de pesos; cifra que, con datos de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), la posicionó como el segundo negocio más redituable, después del narcotráfico; pero la naturaleza, legislación y beneficios obtenidos de esta actividad en el mundo físico son diferentes en Internet.

Comencemos por definir al “bucanero” que asalta en los mares virtuales. De acuerdo con la Real Academia Española, un pirata informático es una “persona que accede ilegalmente a sistemas informáticos ajenos para apropiárselos u obtener información secreta”. Sin embargo, y a pesar de que defensores del software libre como el célebre programador Richard Stallman se oponen al concepto, a personas categorizadas con esta palabra se les ha adjudicado la creación de copias no autorizadas de software, películas, música, videojuegos, e-books y demás contenidos digitales.

El acceso a sistemas informáticos, así como la realización de copias no autorizadas que generalmente se publican en la red, responden a diferentes motivaciones y pueden, o no, ser ejecutados con intenciones lucrativas o delictivas; no obstante, existen repercusiones considerables en las ganancias percibidas por creativos, desarrolladores, compañías y demás agentes de las industrias involucradas.

En el estudio presentado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en colaboración con Motion Picture Association, titulado “Industrias Creativas y Obra Protegida” se calcula que, de 1991 a 2015, la tasa de crecimiento anual de las industrias creativas fue de 0.18%, muy por debajo de la tasa de crecimiento del país; por otro lado, con el cumplimiento de las leyes de derechos de autor, el Producto Interno Bruto (PIB) del país pudo haberse incrementado hasta 0.4%, escenario que no fue permitido debido a la ilegalidad de distribución de contenidos.

En este sentido, tanto proveedores de servicios de Internet como plataformas web de streaming y descarga de contenidos tienen la responsabilidad de formar acuerdos con beneficios equitativos que consideren a los creativos.

La brújula apunta a un incremento en los servicios de streaming legales, e Ipsos expuso en su “Reporte Descargas Digitales 2015” una tendencia a la disminución en las descargas ilícitas en 2011 y 2014 con 62% y 46% en cada año, respectivamente; sin embargo, las dificultades a sortear y los temas a aclarar en términos legislativos de derechos de autor y propiedad intelectual se han vuelto más complejos.

El caso de la plataforma de video de Google es, quizá, el más tratado en términos de copias no autorizadas. Ipsos concluyó en su reporte que YouTube es el vehículo más usado para escuchar o ver videos, mientras que Netflix lo es para ver películas o series, y sus usuarios lo han alimentado de todo tipo de contenido que incluye material original, de dominio público, protegido por derechos de autor e, incluso, tutoriales para cra- ckear y descargar programas.

El 4 de mayo del año pasado, Editores Mexicanos de Música y la Sociedad de Autores y Compositores de México se reunieron con YouTube para firmar un convenio sobre el Pago de Derechos de Autor, donde se manifestó “el interés de poner a disposición de los usuarios millones de obras musicales y garantizar la remuneración justa y eficiente para los autores de las mismas”.

Días después saldría un texto de Jonathan Taplin, a propósito de los Billboard Music Awards, en The New York Times: “Los músicos están perdiendo la batalla contra la piratería debido a YouTube”, donde expuso que la empresa pagaba a “los artistas y a las compañías de grabación menos de un dólar al año por cada usuario de música grabada, gracias a la piratería de su página web, que no cesa de aumentar (en cambio, Spotify otorga licencias para escuchar su música y paga 20 dólares por usuario al año)”.

Hay quien piensa que el modelo de negocio de YouTube no es tan malo para compositores e intérpretes, puesto que les da la posibilidad de solicitar ganancias de los videos de su propiedad aunque alguien más los haya subido o, si así lo desea, requerir la eliminación del material, además de aumentar su visibilidad en la web; aunque puede representar un problema para las grandes productoras y disqueras.

Lo cierto es que YouTube es una alternativa legal para ver películas de dominio público y los videos de tus artistas favoritos, quienes posiblemente obtendrán una remuneración por su trabajo, aunque no existe una garantía más allá de sus cuentas oficiales, debido a la existencia de contenido con derechos de autor que aún no ha sido reclamado por ellos ni detectado por el Content ID del sitio. Con todo, puedes acceder a contenido legal y gratuito o, a un costo accesible, en estas otras plataformas:

Streaming

El streaming o transmisión sin descarga es un servicio en línea que ha atrapado al público gracias a sus múltiples ventajas sobre los contenidos con soporte físico, como lo son la creación de listas de reproducción y el ahorro de almacenamiento en dispositivos. Algunos sitios populares de streaming son:

Series y películas

Netflix

El estudio de Ipsos reporta que es el favorito para ver series y películas en el país. Su sistema le permite identificar tus intereses y hacerte recomendaciones personalizadas con una gran variedad de contenido externo y de la firma que quizá no conocías y ya no tendrás que preocuparte por recordar en qué capítulo de la serie te quedaste. La calidad de reproducción, así como el número de dispositivos en que se puede visualizar simultáneamente, varían en función del paquete. No existe versión gratuita, pero ofrecen un mes gratis al contratar y los precios son: 99 pesos versión básica, 129 estándar y 159 premium.

TubiTV

Algunos de sus más de 200 socios son Paramount, SKY y Crunchyroll. Si no te incomoda tener que ver algunos comerciales mientras pasas rato en el sitio, puede que te interese TubiTV. Vive totalmente de la publicidad y puede que no encuentres las películas más taquilleras de la historia, pero tiene propuestas interesantes en inglés y español que pueden venir bastante bien si quieres salir de lo convencional. Además de alguno que otro clásico como “Viaje a la Luna”, encontrarás películas de artes marciales con Bruce Lee y Jackie Chan. No tiene absolutamente ningún costo y puedes crear una cuenta para ver tu historial de reproducción o guardar películas para verlas en cualquier momento.

Mubi

Presenta una propuesta algo diferente para el consumo de películas de cine independiente, clásico y de culto a nivel mundial, la mayor parte de ellas europeas. Copia el estilo de una revista para publicar columnas, reseñas y noticias sobre el ámbito cinematográfico y se añade al repertorio una película diferente cada día, la cual se puede ver solamente con suscripción. Esta película está disponible solamente durante un mes, pasado ese periodo ya no están más en su “cartelera”, por lo tanto, tendrás 365 películas nuevas de este tipo al año y podrás elegir entre 30 películas diariamente. Cuesta 99 pesos mensuales y ofrece un periodo de prueba (poco generoso) de una semana.

Libros

iBook

Esta aplicación es, en primera instancia, un lector de libros para iPhone y iPad, por lo que puedes leer allí tus propios archivos; pero funciona también como librería virtual para adquirir y almacenar diferentes títulos, tienes para elegir entre más de 2.5 millones de textos que incluyen revistas y algunos diarios; varios ebooks se encuentran igualmente en la plataforma. Es necesario contar con una Apple ID para acceder. El servicio cuenta con funciones que te pueden ayudar para hacer la mejor elección, como la calificación y reseña de otros usuarios, opción para una muestra y sugerencias de libros similares. Cada obra tiene un precio diferente y se compra de manera individual, pero aparece en todos tus dispositivos Apple.

Google Play Books

Al igual que en el caso anterior, puedes tener acceso a varios tipos de texto que van desde libros hasta cómics, todos con sus respectivas calificaciones y reseñas. Existen categorías para encontrar el contenido, como los “libros más vendidos”; sin embargo, Google también hace sugerencias de lo que podría interesarte a partir de tu historial o de tus búsquedas. El servicio almacena tus adquisiciones en tu biblioteca, ya sea que quieras empezar a leer en ese momento o más tarde. La versión gratuita solo es para subir tus propios libros y sincronizar la lectura entre dispositivos. Cada obra tiene un precio diferente y se compra individualmente, aunque hay obras interesantes y de acceso gratuito.

24Symbols

Tiene más de 100 mil obras por las cuales no deberás pagar individualmente. Es muy parecido al servicio de Amazon, pero lo hemos seleccionado para esta lista debido a su alojamiento en la nube que hace más sencilla la compatibilidad de dispositivos y te ahorrará espacio de almacenamiento si decides no descargarlos. Puedes acceder a hasta tres libros al mes, por lo que, si sueles devorarlos en un día, no te convendrá. Además del pago por mensualidad, de 8.99 euros (actualmente te ofrece tres meses por el mismo precio), puedes abrir una cuenta gratuita, aunque con varios contras como demasiada publicidad y varios títulos incompletos, los cuales se hacen accesibles al contratar el servicio de pago.

Música

Spotify

Es el segundo preferido por los mexicanos para escuchar música, después de YouTube. Puedes explorar su repertorio musical, de más de 30 millones de canciones, por estado de ánimo o género, destacados y nuevos lanzamientos; además de realizar búsquedas específicas, encontrar y crear listas de reproducción. Se puede usar desde celular, tableta y hasta PlayStation; cuenta con una aplicación para escritorio que mejora la experiencia de los usuarios; sin embargo, puede resultar complicado acceder

al reproductor web la primera vez. Su versión premium tiene un costo de 99 pesos mensuales (sin anuncios) y 149 pesos en el paquete familiar (existe descuento para universitarios).

Deezer

Fue creado dos años antes que Spotify, con el que comparte grandes similitudes en clasificación de contenidos y beneficios para clientes premium. La interfaz y el sistema de búsqueda de Deezer son más amigables. Desde que abres tu cuenta tendrás sugerencias personalizadas y un “flow” (lista de reproducción) con canciones que podrían interesarte y que aprende de lo que te gusta. Tiene 43 millones de canciones, la mayoría con letra; no obstante, la calidad de audio en la cuenta gratuita deja mucho que desear en comparación de su competencia en la misma categoría. Puedes importar listas de Spotify. Sus precios en versión de pago son: 99 pesos mensuales y 149 pesos, en paquete familiar.

Google Play Music

Además de funciones básicas, se obtiene YouTube Red (cero anuncios y opción para descarga de videos). Se pueden sincronizar hasta 10 dispositivos, pero solamente borrar cuatro al año (si cambias mucho de celular o lo formateas, es un lío) y su reproductor de música no es del todo intuitivo. Aparte de sus 40 millones de pistas, puedes subir hasta 50 mil de tus canciones. El periodo de prueba para este servicio puede extenderse hasta dos meses; sin embargo, no existen cuentas gratuitas y, para tener acceso a cualquiera de sus características, te pedirá ingresar un número de cuenta bancaria o tarjeta de regalo. Sus precios son: 99 pesos mensuales y 149 en paquete familiar.

Software libre

Pocas veces podrás encontrar cuentas gratuitas para el uso de programas de grandes compañías, además de Google; aunque, por lo general, tienen versiones de prueba por 30 días que pueden salvarte en emergencias, tal es el caso de Adobe (Photoshop, Illustrator, Audition, etcétera).

Tu mejor opción, si no puedes pagar por software, es buscar aquel de código abierto, o libre; mismo que se crea y actualiza por una amplia comunidad de personas dispuestas a compartir este tipo de herramientas con quien las necesite. Entre estos programas hay casi de todo como editores de imágenes como Photoscape o, diseño 3D como Blender, por mencionar algunos.

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