Samsung Electronics registró el mejor desempeño trimestral en más de tres años, gracias a la alta demanda de chips de memorias, informó este jueves la empresa, que empieza a ponerse de pie tras la debacle del Galaxy Note 7.

Los resultados, impulsados por el sector de los componentes, suponen el segundo mejor desempeño trimestral en la historia de Samsung.

Los beneficios netos para el primer trimestre del año subieron a 6 mil 700 millones de dólares (7,68 billones de wons), un alza de 46% con respecto al mismo periodo del año pasado, informó la empresa en un comunicado.

Estos fueron los mejores resultados desde el tercer trimestre de 2013. Desde entonces, el grupo enfrentó el fiasco del Galaxy Note 7, cuya producción fue suspendida debido a riesgos de explosión, y la detención de su vicepresidente por un escándalo de corrupción.

En tanto los beneficios operativos subieron 48% en términos interanuales a 9.89 billones de wons, marcando también el mejor desempeño desde 2013.

En el detalle, la unidad de semiconductores de la empresa, que sumó 6,3 billones de wons de beneficios operativos en el trimestre, marcó su mejor resultado en la historia.

Samsung, el mayor fabricante mundial de teléfonos móviles y de chips, entrega componentes a otras empresas, incluyendo su rival Apple.

"Los ingresos del primer trimestre fueron impulsados por el sólido desempeño de nuestro negocio de componentes que registró ventas robustas gracias a los precios convenientes de los chips de memorias y de los paneles de visualización", dijo la empresa en un comunicado.

Sin embargo, los resultados de la unidad de teléfonos no fueron tan espectaculares. Tanto las ventas como los beneficios netos cayeron. Las ganancias operativas cayeron un 47% con respecto al mismo periodo del año pasado a 2.07 billones de wons.

El año pasado, Samsung sufrió la humillación de tener que llamar a revisión a su producto estrella, el Galaxy Note 7, cuya producción finalmente tuvo que ser suspendida. Este escándalo le costó miles de millones de dólares y dejó una mancha difícil de borrar en su reputación.

Ahora, la firma comienza a levantar cabeza y su nuevo dispositivo insignia, el S8, ha obtenido buenas reseñas y una fuerte demanda.

Tras la publicación de los resultados, las acciones de Samsung Electronics, la mayor empresa surcoreana, subían 2.8% a 2.2 millones de wons en la bolsa de Seúl.

Sin embargo, para Samsung la tormenta no se ha disipado del todo y todavía quedan otros frentes abiertos.

Su vicepresidente, Lee Jae-Yong, el heredero de la firma, fue detenido y está siendo juzgado por acusaciones de soborno, por sus supuestas implicaciones en el escándalo de corrupción que terminó con la destitución de la presidenta Park Geun-Hye.

La firma también enfrenta la creciente presión de los inversores para reformar su complicada estructura, que permite a la familia Lee, en su condición de fundadora, controlar todo el imperio con una compleja telaraña de conglomerados presentes en las diferentes unidades de la compañía.

Los inversores, entre ellos el fondo estadounidense Elliott Management, han pedido más transparencia en los procesos de toma de decisión del grupo.

También urgieron a la empresa a crear un holding como forma de manejar las complejas capas de accionistas cruzados entre distintas filiales.

En un principio Samsung Electronics dijo que iba a considerar la opción de dividirse en dos empresas, pero este jueves desechó la opción argumentando los problemas regulatorios y los riesgos potenciales para la empresa.

"Samsung concluyó que los riesgos y los desafíos del entorno que circunda a este cambio en la estructura corporativa no serían beneficiosos para aumentar el valor para los accionistas y sostener el crecimiento a largo plazo de los negocios", dijo la compañía en un comunicado.

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