Google, Crédit Suisse o Carlyle -una de las mayores firmas de inversión de capital privado del mundo- han tratado hoy de aclarar en el Foro Económico Mundial de Davos si para una compañía importa más el tamaño o la estrategia, en un momento de transición hacia nuevos modelos de negocio.

Mientras el presidente chino, Xi Jinping, exhibía las apabullantes cifras de crecimiento, creación de empleo, inversiones en el extranjero y lucha contra la pobreza logradas por su país en los últimos 30 años, directivos de algunas de las mayores entidades financieras y empresas del mundo debatían sobre la conveniencia o no de crecer a toda costa.

Aunque los altos ejecutivos presentes hoy en el Foro de Davos han defendido la necesidad de crecer y abrir nuevos mercados, también han matizado que mayor tamaño no es sinónimo de éxito y que es necesario reinvertir los beneficios y tener muy presentes las necesidades de la gente.

Una de las mesas redondas celebradas en la localidad alpina ha reunido a directivos de Alphabet, matriz de Google, del grupo británico de comunicación y publicidad WPP, del banco Crédit Suisse y de Bharti Airtel, la mayor compañía india de telecomunicaciones.

La directora financiera de Google, Ruth Porat, ha asegurado que crecer de forma desmesurada lleva a la irrelevancia, de ahí que la compañía esté "redefiniendo su negocio, sus prioridades y su tamaño", reinvirtiendo en nuevos desarrollos tecnológicos y diversificando su negocio.

Mayor tamaño no significa mejores resultados, ha resaltado Porat, en tanto que el consejero delegado de WPP, Martin Sorrell, ha dicho: "no crecemos lo suficiente y por eso no creamos suficiente empleo".

En su opinión, el origen de este problema radica en la "baja productividad", y la receta es "resistir".

Pero mantenerse es ahora "muy complicado", ha añadido, porque el "brexit" (la salida del Reino Unido de la Unión Europea) y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, donde asumirá el poder el próximo día 20, "han alimentado un populismo que ha dejado en primera línea de fuego a las grandes corporaciones".

El punto de visa del sector financiero lo ha aportado el consejero delegado de Crédit Suisse, Tidjane Thiam, que ha asegurado que "nadie quiere que los bancos sean más grandes de lo que son" y que corresponde a los accionistas decidir "qué modelo de banco quieren", bajo la "intensa" presión que todavía existe tras la crisis financiera.

Otras dos mesas redondas se han centrado en el futuro del sector financiero y el papel de los bancos centrales, en las que han intervenido, entre otros, el presidente del banco suizo UBS, Axel Weber, la directora general de M&G Investments, Anne Richards, o el el multimillonario David Rubenstein, cofundador de Carlyle Group.

Weber se ha mostrado partidario de restringir el papel de los bancos centrales, que deben recuperar su mandato inicial de ejecutar la política monetaria y dejar en un segundo plano el diseño de la política fiscal.

Richards, por su parte, ha asegurado que estos organismos se han dado cuenta de que las políticas fiscal y monetaria "deben ir de la mano". El mundo real va por delante de las autoridades monetarias, ha señalado Richards, por lo que hay que adaptarse a los nuevos tiempos.

En este sentido, el economista y profesor de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff ha explicado que los bancos centrales están empezando a fijarse en las monedas virtuales, como el bitcoin, algo impensable hace poco tiempo.

Se trata de un fenómeno que no se puede ignorar, ha dicho Rogoff, que cree que la desaparición del dinero físico "puede ser beneficiosa" para los países más pobres.

Una prueba de que estamos ante un cambio de paradigma es, en opinión de Rubenstein, que "los mercados emergentes están pasando por encima de los países desarrollados".

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