Un tribunal de Nápoles (sur de Italia) decidió hoy que Facebook debió retirar, tras comprobar que circulaban por Internet, los videos de contenido sexual de una joven que se suicidó, a pesar de que no había orden judicial para hacerlo.

El tribunal de esa ciudad italiana falló parcialmente, no obstante, a favor de Facebook al considerar que no hay obligación de que la red social verifique de manera preventiva todo el contenido de las páginas, informaron medios locales.

Se trata del caso de la joven de 31 años Tiziana Cantone, que se suicidó el pasado septiembre ahorcándose en el sótano de su casa.

Cantone descubrió en 2015 que una serie de videos de contenido sexual en los que ella aparecía se habían filtrado y subido a diversas páginas web y redes sociales y pidió a la Justicia que se impidiera su difusión.

Aunque la Justicia le reconoció su derecho a eliminar el rastro en Internet dejado por esos vídeos, fue condenada a pagar una elevada suma a varios sitios que los difundieron.

A principios de septiembre se le impuso una multa de 20 mil euros (algo más de 22 mil dólares) a la joven porque la Justicia consideró que Cantone consintió las grabaciones.

Una tía de Tiziana Cantone consideró tras el suicidio de su sobrina que esta había sido "asesinada por la web y por la indiferencia de muchos".

Por otra parte la fiscalía de la República de Nápoles pidió hoy archivar la querella contra cuatro personas que habían sido denunciadas por difamación por Cantone, aunque la joven posteriormente matizó sus acusaciones.

Todavía en este caso hay una causa abierta que investiga si hubo inducción al suicidio de la joven.

La joven, natural de Nápoles, era hija del responsable de un bar y se había grabado practicando sexo en distintos videos que posteriormente, sin ella saberlo, habían sido enviados por su expareja y difundidos en la red.

La publicación de estas grabaciones provocó que Cantone fuera foco de burlas e insultos continuados e incluso fueron la razón de que perdiera el trabajo.

La mujer quedó sumida entonces en la angustia y la depresión, que la llevó a intentar cambiar su identidad y a abandonar Nápoles.

Tras conocerse el suicidio de la joven se abrió en Italia el debate sobre la presión que ejerce la red y sobre si el desenlace no se podría haber evitado mediante la retirada completa de aquellos contenidos que intentó que desaparecieran de Internet.

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