La compañía surcoreana Samsung -la mayor fabricante de teléfonos inteligentes del mundo- tomó la decisión de suspender la producción del Galaxy Note 7, así como las ventas globales del aparato, luego de los problemas causados por las baterías, que se incendiaban sin motivo alguno. También suspendió los reemplazos que había comenzado hace algunas semanas.

"La seguridad de los consumidores sigue siendo nuestra máxima prioridad," explicó en un comunicado, e instó a los propietarios de los dispositivos, tanto de los originales como de los reemplazados, a apagar y dejar de usar los aparatos.

A mediados de septiembre, Samsung retiró del mercado más de 2 millones de unidades de su último teléfono inteligente.

Esta semana se supo que al menos cinco de los teléfonos que la compañía entregó como reemplazo, también venían defectuosos: de un minuto a otro ardieron.

Samsung ha pedido a los usuarios que tengan uno equipo, nuevo o de remplazo, que lo apaguen y lo devuelvan a la fábrica. Los dispositivos serán reembolsados o cambiados por un modelo diferente.

En su portal oficial informa que trabajan con operadores y tiendas para suspender las ventas mientras la investigación continua.

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