De la oportunísima y entretenidísima encuesta de este lunes en EL UNIVERSAL sobre el deporte sexenal del handicap por la Presidencia de la República, se desprenden varias y divertidas conclusiones:

—El único parejero que no tiene que voltear a ver por dónde vienen sus rivales es Andrés Manuel López Obrador, quien es no sólo el cinchísimo de Morena, sino el más aventajado de todas las cuadras en competencia. A no ser que se aloque y él mismo se provoque una torcedura de pata, se puede decir que llegará casi casi trotando al final de la carrera el próximo domingo primero de julio del 18.

En el caso de la Trifecta montada por el ex potrillo maravilla Ricardo Anaya del PAN, la salerosa yegua Alejandra Barrales del PRD y el experimentado percherón Dante Delgado de MC, los tres dan por descartado el reparto de premios al llegar a la meta: la Presidencia para Anaya, la CDMX para Ale y el poder tras los tronos para Dante.

Sólo que las cuentas alegres no les han dado para admitir una verdadera amenaza: la de un alazán ya bien trabajado en las millas de la política y cuya mejor campaña la está haciendo a galope tendido en la Ciudad de México y en una de esas decide arrancarse a la meta incontenible. Porque según las quinielas, puede apretar en el cierre a un Anaya ya muy golpeado por las patadas de las broncas con medio mundo. Así que la lucha por la candidatura en el Frente Ciudadano por México, que sigue vivo pero frágil, apenas comienza.

En el atiborrado corral de los 86 independientes hay desde jamelgos hasta ejemplares de raza. Pero sólo tres a mi entender tienen chance de saltar las alturas de todos los obstáculos que les pusieron para poder participar en el derby de cada seis años: Margarita Zavala de Calderón, de pura sangre blanquiazul, no termina de irse del abrevadero de toda su vida, pero ahora luchará en solitario gracias a los fieles de su marido y puede lograr el registro, aunque luego su menguada fortaleza ya no le dé para seguir corriendo; Pedro Ferriz de Con es un tordillo que arrancó desde hace mucho, a lo mejor desde antes de darse cuenta, en una suerte de iluminación que seguro le dará la intermedia pero difícilmente la final; el Bronco se define solo, fue caballo desde su campaña y aunque todavía no se decide a cabalgar y anda como que sí como que no, podría meterles un susto a los demás con su pasito apurado. Y como él diría, que le den “la chanza” de estar en el tramo final. Pero hasta ahí. No más.

Donde dicen que andan con los máximos cuidados es en el arregladísimo establo del PRI. Donde cuentan que había cuatro para la contienda, pero donde ya nada más se ven dos: uno muy fino y listísimo, que aseguran es el favorito del patrón y el otro mucho más impetuoso, que es el que quiere el graderío. La pregunta es si uno entusiasmará al populacho o si el otro convencerá al que decide. Y antes de que comience la gran carrera final que será una prueba despiadada para cualquiera de los dos: José Antonio Meade o Miguel Angel Osorio Chong arrancarán muchos metros atrás en el ánimo de quienes, como cada seis años, colmarán otra vez el hipódromo. Con la esperanza de ver al brioso corcel que cruce la meta en un final de fotografía.

Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

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