Una familia se acerca a la frontera estadounidense. A pesar de las heladas temperaturas ha llegado hasta ahí con unas cuantas posesiones, un par de maletas, los niños en brazos. Buscan cruzar al otro país, pero en esta ocasión no es de México a Estados Unidos: esta familia está huyendo de EU y busca llegar a Canadá.

Durante los últimos meses, el número de personas que cruzan de manera indocumentada la frontera entre Estados Unidos y Canadá para solicitar refugio o asilo político se ha incrementado de manera exponencial.

En la frontera del estado de Québec, el paso más transitado para esta actividad, el número de personas arrestadas pasó de 254 en 2015, a mil 222 en 2016. Tan sólo en noviembre y diciembre del año pasado, tras el triunfo electoral de Donald Trump, el número de cruces fue de 578; en dos meses se registró más del doble del año previo. Esta tendencia ha continuado durante 2017: en enero se reportaron más de 450 casos, un nuevo récord mensual.

El incremento en estas cifras coincide con la victoria de Trump como candidato del Partido Republicano en agosto de 2016 —de una media de 30 solicitudes de asilo mensuales durante la primera mitad del año, la cifra pasó a 120 peticiones en septiembre y 180 en octubre—, y más tarde, como presidente electo. La plataforma electoral antiinmigrante del magnate, que se ha convertido en política de gobierno, parece haber encendido las alertas de quienes estaban en Estados Unidos provenientes de otro país y que se encontraban en proceso de asilo político o en vísperas de presentar su solicitud.

Otras provincias de Canadá experimentan el mismo fenómeno. Manitoba, donde se encuentra el segundo paso de inmigración ilegal más transitado, registró 430 cruces de solicitantes de asilo entre abril de 2016 y enero de 2017, casi 100 más que los 340 registrados durante todo el año fiscal 2015-16. British Columbia también presenta un alza: 652 personas durante 2016, el doble de la cifra registrada en el año previo.

De acuerdo con información de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA), publicada por la agencia Public Radio International, los principales países de origen de quienes cruzan ilegalmente para solicitar asilo son Siria, Sudán y Yemen, tres de las siete naciones incluidas en la orden ejecutiva llamada travel ban —conocida como muslim ban, por ser países con una mayoría religiosa musulmana—, firmada por Trump a finales de enero.

Aunque Jacqueline Roby, portavoz de CBSA, ha dicho que la agencia no especulará sobre los posibles motivos para esta migración, es fácil inferir que las medidas adoptadas por la nueva administración estadounidense podrían ser la razón por la cual las familias deciden cruzar grandes distancias para llegar al norte del país y buscar el ingreso a territorio canadiense, donde la política de refugio y asilo continúa siendo generosa: a las solicitudes de quienes cruzan ilegalmente se suman las más de 7 mil recibidas en puertos de entrada oficiales durante 2016, 63% más que en 2015.

Organizaciones de atención a inmigrantes estiman que a estas cifras oficiales podrían sumarse, además, cerca de 2 mil ingresos ilegales no registrados por las autoridades, por realizarse en áreas no patrulladas de la frontera. Quienes cruzan de esta manera, en pleno invierno, estarían haciéndolo en las condiciones climáticas más adversas.

País abierto

El lunes 20 de febrero, cuando se cumplía un mes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, medios de comunicación canadienses mostraron imágenes de una familia cruzando ilegalmente la frontera entre Champlain, Nueva York, y Hemmingford, Québec. En el video y las fotografías que circularon ese día se ve a un hombre y a otras siete personas, incluyendo a cuatro niños, corriendo sobre la nieve y cruzando la zanja que marca la línea divisoria entre Estados Unidos y Canadá.

Las imágenes llaman la atención por la desesperación con la que la familia intenta alcanzar el otro lado de la frontera, pero también por la amable recepción de la Policía Montada canadiense, la entidad a cargo del patrullaje de la zona fronteriza: una fotografía de The Canadian Press muestra a uno de los agentes sonriendo a un niño mientras lo levanta en brazos. El hombre al frente del grupo indicó que la familia es de Sudán y que habían vivido en Estados Unidos por un par de años.

Una foto de la agencia Reuters muestra que al menos un integrante del grupo llevaba un pasaporte sudanés. Tal como lo indica la ley, el grupo fue arrestado por realizar un cruce ilegal. La última imagen de la serie muestra al hombre sonriente mientras es esposado.

La razón por la cual quienes abandonan Estados Unidos para buscar refugio en Canadá lo hacen de esta manera, a través de cruces fronterizos ilegales en lugar de entregarse en una garita —como ocurre, por ejemplo, con los solicitantes de asilo que cruzan de México hacia Estados Unidos— es el acuerdo llamado Safe Third Country Agreement, firmado entre ambos países hace 15 años, que establece que la gente proveniente de otros países deberá solicitar asilo en el primero de los dos al cual llegue, Estados Unidos o Canadá, puesto que cada uno de estos gobiernos considera al otro suficientemente democrático y con capacidad de proteger a los extranjeros que teman por su vida.

De esta manera, si un solicitante de asilo de cualquier país llega a Estados Unidos, deberá hacer su solicitud ahí; si intenta ingresar a Canadá para hacerlo, lo devolverán a Estados Unidos —e igual ocurriría en el caso inverso—. Pero si el solicitante se encuentra físicamente en el segundo país —aún si el ingreso fue ilegal—, el gobierno le concederá la oportunidad de una audiencia. Immigration and Refugee Board of Canada informa que se otorga el refugio o asilo a seis de cada 10 solicitantes.

Un día después de que los noticieros canadienses mostraran las imágenes del cruce ilegal de inmigrantes a su territorio, y con reportes de estas imágenes repitiéndose a lo largo de la frontera —gente caminando por nieve profunda, con dedos, brazos o pies congelados—, el primer ministro Justin Trudeau tuvo que responder a los temores expresados por los líderes de la oposición conservadora sobre los posibles riesgos de seguridad que podría representar un incremento en el flujo de este tipo de inmigración y la falta de recursos necesarios para atender el fenómeno.

“Una de las razones por las que Canadá continúa siendo un país abierto es porque los canadienses confiamos en nuestro sistema de inmigración y en la integridad de nuestras fronteras, y creemos en ayudar a la gente que busca un sitio seguro”, dijo el gobernante. “Seguiremos trabajando por lograr un balance entre un sistema riguroso y la acogida de la gente que necesita ayuda”, afirmó.

Trato humano

Rita Chahal es directora ejecutiva de Manitoba Interfaith Immigration Council, una agencia canadiense de bienvenida y atención a refugiados con sede en la ciudad de Winnipeg, cerca de la frontera con el estado estadounidense de Minnesota. La familia de Chahal llegó a Canadá a mediados de la década de los 60, procedente de India, y se albergó en un sitio de atención a inmigrantes similar al que ella dirige ahora en Manitoba, el cual también ha visto un incremento en el número de personas que recibe: tan sólo en enero de este año, 40 solicitudes.

“Llegan cansados, exhaustos”, relata Chahal. En febrero llegó a Manitoba una familia con un niño de seis meses, uno de dos años y otro de cuatro años. “Eso fue bastante preocupante para nosotros, que esta familia haya tenido que viajar por seis o siete horas en la nieve profunda. Cuando vemos a familias exponiéndose de esta manera a los elementos, se vuelve muy preocupante para nosotros”, dijo.

Chahal explicó a EL UNIVERSAL que aunque la gente que llega a su estado proviene de una gran cantidad de áreas, la mayoría de quienes han pedido asilo en las últimas semanas son originarios de Somalia, otro de los países del llamado muslim ban.

“Es gente que ha vivido en Estados Unidos por un tiempo y ahora se mueve al norte. Algunos han sido detenidos en EU. Algunos han sido programados para un proceso de deportación. Algunos ni siquiera han presentado la solicitud de asilo ahí, pero ya decidieron venir. Todos argumentan que si vuelven a su país de origen los matarán”, indicó.

De acuerdo con el protocolo de solicitud de asilo que opera en Canadá, cuando las personas son arrestadas por la Policía Montada son llevadas a un centro de procesamiento, donde se establece la identidad del individuo y, salvo que sea identificado como posible sujeto de fuga, o de peligro para la seguridad nacional, será dejado en libertad con un permiso de trabajo temporal mientras dura el proceso legal. Los agentes de CBSA les explicarán que pueden quedarse con amigos y familia si cuentan con ellos, o bien, los enviarán a uno de los centros como el que opera Chahal.

La activista considera que es importante que al tiempo que circulan las historias en torno a este nuevo fenómeno, se incluya la información para quienes están emprendiendo el peligroso viaje durante el invierno para llegar a la frontera entre Estados Unidos y Canadá. “Creo que la prensa debe educar a quien busque asilo y refugio en Canadá acerca del riesgo que corren, de lo que esto involucra, y también de entender que no hay una garantía de que vayan a recibir asilo”, señaló.

Sin embargo, aseguró, el sistema canadiense es justo en ese sentido. “Nosotros les ayudamos a navegar el sistema social y legal porque tienen derecho a ello. No los ponemos en la cárcel, no somos groseros con ellos, respetamos su derecho a ser escuchados. Los tratamos como seres humanos”.

Un reporte del gobierno canadiense publicado en 2016 proyecta que en dos décadas la mitad de los habitantes de Canadá serán inmigrantes o hijos de inmigrantes.

El mismo día en que fueron dadas a conocer las imágenes de la familia sudanesa en la frontera, el cabildo de Montreal aprobó de manera unánime una moción para declarar esta urbe canadiense como ciudad santuario. La declaración significa que los refugiados indocumentados podrán tener acceso a los servicios de la ciudad sin importar su estatus migratorio.

Con esta medida, Montreal se convierte en la cuarta ciudad santuario de Canadá, después de Toronto, Hamilton y London.

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