Todos los ciudadanos de este país esperamos que los damnificados por el sismo del 19 de septiembre del año pasado no sean olvidados como la gran mayoría de aquellos que lo perdieron todo en 1985. Sabemos que su lucha sigue y que por la falta de seriedad de las autoridades en su labor, son doblemente damnificados.

Ocho meses después de aquel terrible momento todavía hay quien vive en campamentos esperando la respuesta de quienes les prometieron ayuda, pero que más que una promesa es su obligación como sus representantes. Sin embargo, no hay realmente la intención o solamente lo hicieron para salir del paso y como parte de las campañas.

No se entiende de otra forma que, después del tiempo que ha pasado tras el terremoto que causó grandes daños en nuestro país y con las grandes cantidades de dinero que se han destinado a la ayuda a estas personas, los funcionarios no hagan lo suficiente para resolver sus demandas, que no son otra cosa que recuperar lo que perdieron en cuestión de minutos.

Seguimos viendo infinidad de inmuebles acordonados, sin un verdadero plan para su demolición y posterior reconstrucción. Es triste ver que la sociedad civil se preocupa más y se solidariza más con los damnificados que están en tan malas condiciones, tal y como lo hicieron desde el momento en que comenzó su tragedia.

No es un tema para promesas de campañas políticas, es algo que necesita acción inmediata, ya no se puede esperar más. Ayer el jefe de Gobierno de la CDMX, José Ramón Amieva, aseguró que se destinarán miles de millones de pesos para ayudar a quienes lo necesitan, pero no se requieren anuncios de este tipo, se necesita que lo hagan. Si no lo quieren decir no importa, pero que lo hagan.

Hay que recordar que hubo grandes donaciones del sector privado y hasta de instancias internacionales. En el reclamo de la sociedad está, claro, el cuestionamiento de qué es lo que se ha hecho con la mayor parte de ese dinero en busca de que todos los damnificados puedan regresar a la cotidianidad en su vida, ya que hay que ser sinceros, no podemos decir que volverán a la normalidad, ya que nada será igual que antes de ese 19 de septiembre.

Es terrible escuchar los lamentos de estas personas que necesitan que se utilicen todos los recursos que llegaron. No es posible que esta gente viva con estos problemas. ¿Qué pasa con las autoridades que manejaban cifras y planes increíbles de cómo iban a apoyar? Recuerdo que hasta dividieron en zonas, por color, según la magnitud de las necesidades, pero simple y sencillamente esto ha ido muy lento o no ha caminado.

En verdad que esto es muy sencillo: si no los van a apoyar que se los digan, que nos lo digan a toda la sociedad para saber cómo nos podemos mover y ayudarlos directamente, sin ese intermediario, que hasta el momento no ha hecho su trabajo como esperábamos en una situación como esta.

Profesor

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