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Tienen entre 17 y 18 años, son disciplinados y piensan que su mejor herramienta para alcanzar sus sueños es el esfuerzo y el trabajo. Aman a su país, pero les molesta la corrupción y que el dinero que pagan de sus impuestos se utilice en asuntos indebidos. Se llaman: María Fernanda, Rafael, Marco y César, terminaron la prepa con promedio perfecto y estudiarán Medicina, la carrera más saturada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con EL UNIVERSAL, los jóvenes mencionaron estar emocionados y contentos de haber obtenido un lugar en la Facultad de Medicina en Ciudad Universitaria, la carrera con más solicitudes de ingreso en la máxima casa de estudios.

Cientos de jóvenes compiten por un lugar para ingresar a la licenciatura: 73 personas por un lugar dentro de la Universidad.

“No me gusta la corrupción, podría evitarse. Me gustaría que se invirtiera dinero en la construcción de hospitales, y la realización de más sedes de la UNAM para que las personas que quieran y obtengan los puntajes requeridos, puedan asistir a estudiar”, opinó María Fernanda Gómez Hernández, de 17 años de edad.

Rafael Rivera Ávalos, de 18 años, piensa que todos los mexicanos nacen siendo pumas de la UNAM o burros blancos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el problema es el camino de la desigualdad y la falta de oportunidades que no les permite desarrollar al máximo sus capacidades a los jóvenes, menciona.

“En la preparatoria llegan alumnos que no tienen dinero para comer. Creo que eso es un factor importante que te impide tener la misma oportunidad.

México tendría que cambiar de mentalidad, pero a la vez, la UNAM debería llegar a cualquier parte de nuestro país. La educación es clave y es muy triste que se le niegue a las personas”.

A César Saith Castillo Ruiz, egresado de la Prepa 2, le gusta que México sea un país tan diverso con personas tan cálidas, pero le enoja la injusticia, la corrupción y la delincuencia. Piensa que el cambio que se necesita debe recaer en el gobierno, pero también se requiere de buenos ciudadanos.

“No me gusta la injusticia, la delincuencia ni la corrupción, aunque muchas de esas cosas las hemos propiciado nosotros. Debemos poner de nuestra parte para que el país cambie. Es necesario que adoptemos diferentes actitudes tomando en cuenta lo que no nos ha funcionado. Me gustaría sentir la democracia y ver a gente capaz dirigiendo al país. La política es algo muy feo”, señaló.

Marco Antonio Delaye Martínez explica que es necesario transformar el sistema educativo, para que los mexicanos desarrollemos confianza, pero también que asumamos la parte que nos toca, tanto gobierno como sociedad, para combatir la corrupción.

“No sólo el gobierno es el corrupto, el mismo mexicano se presta y eso degrada mucho a la sociedad. El gobierno tiene su parte de culpa, pero también es la sociedad. El mexicano lucha y trata de rescatar su identidad, pero a veces nos sentimos inferiores ante extranjeros, tenemos que hacer consciencia de que podemos, pero necesitamos confianza”, contó.

Con disciplina, constancia, esfuerzo y trabajo, estos cuatro jóvenes lograron obtener una calificación perfecta y terminar el bachillerato con 10 de promedio. Explican que su éxito no proviene de la genética, sino de la dedicación y el estudio. La receta en común es: organizar su tiempo, poner atención en clases, hacer sus tareas, repasar diariamente e incorporar técnicas de estudio como resúmenes, fichas de lectura y diagramas. Pero sobre todo, perseverancia, constancia y disciplina.

Los cuatro estudiaron el bachillerato en la UNAM y el haber obtenido una calificación perfecta les dio la oportunidad de escoger la carrera de su preferencia en la facultad o escuela de su elección.

Los jóvenes optaron por la carrera más disputada en México: Médico Cirujano en el campus de Ciudad Universitaria, en la que el último ciclo escolar por cada lugar compitieron 73 jóvenes en el examen de selección para el nivel licenciatura en la UNAM.

“Para mí, las cosas se deben hacer bien, no hace falta más que hacer lo debido. Mientras lo logres, no hay ningún problema, es necesario dar un poco más de esfuerzo que los demás, esa es la clave siempre. Fijar tu objetivo y después esforzarte para lograr cualquier meta que te propongas”, comentó César Saith Castillo Ruiz, de 18 años de edad.

“La clave, al menos en mi caso, fue la constancia. También soy muy apasionado en lo que hago, soy curioso, comprometido y responsable. Estas eran mis herramientas principales para trabajar. Hacer las cosas con amor”, dijo Marco Antonio Delaye Martínez, de 18 años, egresado de la Escuela Nacional Preparatoria 6 Antonio Caso”.

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