De continuar con el ritmo acelerado de contaminación de los océanos del mundo, para 2050 los ecosistemas marinos tendrán más plásticos que peces y aproximadamente 99% de las aves marinas habrán ingerido plástico, alertó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Actividades humanas como la agricultura, la minería, el turismo y los desechos de las grandes ciudades son los principales factores que contribuyen a la contaminación de los océanos y mares.

Ante este panorama, el fortalecimiento de la vigilancia en la gestión de los desechos y el cambio en los hábitos de consumo resultan fundamentales para detener la polución en las aguas oceánicas, señalaron especialistas.

Los contaminantes procedentes de estas actividades humanas llegan a los mares al ser transportados por los ríos. En ese sentido, el río Lerma Santiago pasa por grandes núcleos de población por lo que, a través de sus afluentes, viajan los contaminantes que recoge a su paso hasta desembocar en las costas de Nayarit, explicó Martín Soto, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la unidad académica en Mazatlán de la UNAM.

“El río Lerma Santiago se constituye en un gran dren de aguas residuales de diferentes actividades antropogénicas cuando pasa por los grandes núcleos de población, hablando del centro de México y desemboca en Nayarit. En el transcurso del río se le va quitando el agua natural y los afluentes transportan gran cantidad de contaminantes”, detalló.

Al conmemorarse hoy el Día Mundial del Medio Ambiente, el PNUMA advirtió que los océanos se están convirtiendo en los “grandes basureros del mundo”, puesto que 80% de los contaminantes de los mares provienen de actividades terrestres que llegan a las aguas marinas a través de los ríos; en ese sentido, los plásticos, tanto los de uso doméstico como los microplásticos que se encuentran en productos de higiene personal, representan una gran amenaza para los ecosistemas marinos.

Dolores Barrientos Alemán, representante del PNUMA en México, comentó que cada año, 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos del mundo, lo cual genera daños a la flora y la fauna marina, pero también a la pesca y al turismo. Se estima que estas afectaciones ascienden a 8 mil millones de dólares.

Advirtió que de no modificar los y de continuar contaminando a ritmo tan acelerado, para 2050 los ecosistemas marinos tendrán más plásticos que peces y aproximadamente 99% de las aves marinas habrán ingerido plástico.

“Son esas partículas muy pequeñas de productos de higiene personal, por ejemplo los geles, el champú, algunas cremas, maquillajes y pasta de dientes, cuando los usas se van al drenaje y, eventualmente, se los lleva el mar. Se calcula que en el mar están acumulados 50 mil millones de microplásticos, éstos son ingeridos por los animales y nosotros comemos esos animales; también es un problema de salud”, dijo.

Sin datos sobre México

La representante del PNUMA en México comentó que aún no se han generado datos sobre la contaminación de los océanos y mares de México ni de la región de América, por lo que la Cumbre Mundial del Océano, que se llevará a cabo del 5 al 9 de junio en Nueva York, pretende visibilizar este problema a fin de generar mayor información sobre el tema y poder establecer metas, puesto que la conservación y uso sustentable de los ecosistemas marinos es uno de los objetivos del desarrollo sostenible.

Miguel Soto, encargado de la campaña de océanos de Greenpeace, indicó que la falta de datos sobre la contaminación de estos ecosistemas en México, impide tener un panorama completo de la problemática; señaló que lo que más se reporta es la contaminación en el golfo de México por la actividad portuaria y el transporte de mercancías, así como la extracción de petróleo.

Comentó que los mares de la región del Caribe presentan gran polución por materia orgánica, es decir, de algas y microalgas, las cuales afectan a los corales. El crecimiento de estos organismos se relaciona con la actividad turística y la falta de purificación de sus aguas residuales.

Pese a las estimaciones globales sobre la contaminación de océanos, la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) aseguró en abril que todas las playas de los principales destinos turísticos del país eran aptas para el uso recreativo en las vacaciones de Semana Santa, excepto Playa Hermosa en Ensenada, Baja California.

Los especialistas aclararon que la contaminación de las playas es sólo una parte del problema en los océanos, puesto que son los ríos que desembocan en los mares los que arrastran los contaminantes de las grandes urbes, o de actividades como la minería, a los ecosistemas marinos.

Tipos de contaminantes

Martín Soto explicó que existen tres grupos de contaminantes. El primero de ellos es el de los nutrientes y materia orgánica, el cual se refiere que al aportar elementos como el nitrógeno y el fósforo a los mares se generan algas y microalgas, esto, aunado al material orgánico que llega de la parte continental, genera un proceso de eutrofización, lo que conlleva a que haya menos oxígeno en el agua y, por lo tanto, mayor mortandad de los peces.

“En las zonas costeras de México la eutrofización es un serio problema que está afectando cada vez más, no es un problema exclusivo de México, se están viviendo en países como China, Japón y Estados Unidos”, dijo.

El segundo grupo es el de los metales pesados, provienen de la industria de la metalurgia, de la quema de combustibles fósiles, minería y otras industrias de transformación que están emitiendo diferentes metales pesados como arsénico, cadmio, mercurio y plomo, los cuales, al depositarse en las cuencas de los ríos a través de las lluvias, llegan hasta los mares y pueden ser consumidos por los peces.

La tercera clasificación es la de los compuestos persistentes, se trata de elementos que no existen en la naturaleza, los cuales están presentes en pesticidas, productos de uso común, como medicamentos o productos de higiene personal, los cuales cuando se desechan, si no hay una adecuada gestión, terminan en basureros a cielo abierto y mediante la lluvia van a los ríos y, posteriormente, a los mares.

Alejandro Rodríguez, subdirector del Programa Golfo de California del Fondo Mundial para la Naturaleza México (WWF, por sus siglas en inglés), señaló que se requiere de una mayor vigilancia en el proceso de gestión de los residuos para que éstos no terminen en los mares; asimismo, indicó que tanto las zonas costeras como las urbanas crecieron de manera tan rápida que no ha dado tiempo para la creación de infraestructura suficiente para el tratamiento de los desechos.

“Si no detenemos la contaminación se incrementará el número de plásticos y contaminantes en el mar, necesitamos cambios en la producción y gestión de basura; debemos generar mayor conciencia sobre el destino de todos los productos que consumimos una vez que los desechamos”, subrayó.

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