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Al presidir la homilía dominical, el cardenal Norberto Rivera Carrera expresó que en México se vive con miedo social, con terror de ser espiado y por ello se sospecha de todo, además del pavor a la inseguridad y de vivir con una necesidad de defensa, al grado de proponer que todos estemos armados.

“La vida está cada vez más difícil, o mejor dicho, así lo percibe mucha gente que se siente amenazada de muchas maneras y no ve claro el futuro. En nuestra sociedad hay miedo. Y no se trata sólo de miedo a grupos terroristas, secuestradores y guerrilleros. El miedo social es algo más profundo”, advirtió el arzobispo primado de México.

El prelado dijo que es bueno que se busque la renovación profunda de las estructuras e instituciones que den seguridad para que éstas sean capaces de resolver los problemas cotidianos, pero subrayó que esto no es suficiente para superar el miedo, sino que se necesita encontrar una razón para vivir. “Necesitamos fe, pues la fe es nuestra fuerza contra todo miedo”.

Resaltó que el mayor problema de muchas personas es que han recibido “el regalo de la vida”, pero parece que nunca han leído “el manual de instrucciones”, o lo que es peor, parece que leyeron uno equivocado, y por eso se han ido tras el consumismo para sentirse más protegidos o se lanzan a una vida de diversión o de evasión que les permita olvidar los problemas de cada día. Dijo que también hay quienes caen en la pasividad y la resignación porque se sienten dominados por una sensación de impotencia y no falta quienes ante el riesgo que supone una mayor libertad social, desearían volver a situaciones dictatoriales o de cero tolerancia, por ello invitó a los fieles a vivir con realismo y optimismo para apreciar y disfrutar de la vida.

Durante las oraciones, Rivera Carrera pidió orar por los jóvenes que en estos días terminan sus cursos universitarios y celebran sus graduaciones, “para que no se les olvide que han sido educados para mejorar a la sociedad y no para ser factores de división y de discordia”.

Además, elevó una súplica por todos los pobres, los faltos de pan, de amor, de ternura y de solidaridad.

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