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Al presidir la homilía dedicada al Domingo de Ramos, fecha con la que inicia la Semana Santa, el cardenal Norberto Rivera Carrera afirmó que Cristo sufre la situación que se vive en Siria, luego de que este país padeciera un ataque químico que dejó un saldo de 86 muertos, entre ellos 30 infantes.

“La pasión de Cristo no es un expediente clausurado, él sigue padeciendo y sufriendo. Su dolor se ve reflejado en hermanos que sufren hambre, persecución por la justicia, que están en la cárcel, Cristo sigue padeciendo, en cada uno de sus miembros. Él está padeciendo ahora en Siria”.

Durante su discurso, el prelado mexicano exhortó a los fieles a no sólo ser espectadores de la Semana Santa, sino a aceptar a Jesús en sus vidas: “Qué estos ramos, que estas palmas sean un símbolo de aceptación a él, para que nos acompañe en nuestro camino. Cristo quiere invitarnos no solamente a que contemplemos lo que sucedió hace 20 siglos, nos quiere llevar a que vivamos su pasión, esa pasión que no es un caso cerrado”.

El arzobispo les dijo a los fieles que cuando las personas ven la pasión de Cristo como un espectáculo y toma la actitud de quedarse afuera, “podemos estar tomando el papel de aquellos que llevaron a Jesús al sufrimiento de la cruz, al tormento, con nuestras decisiones, con nuestras actitudes, con nuestros comportamientos ante los demás hermanos, con decisiones perversas podemos estar llevando nuevamente a Cristo al sufrimiento, a la cruz, pero también podemos estar como aquel que se lava las manos, como aquel que simplemente está tomando decisiones, por debilidad, o no está tomando decisiones ante un Jesús que pasa delante de nosotros, sufriendo, perseguido, crucificado”.

Señaló que todos los seres humanos en algún momento viven con el dolor, el sufrimiento y la desesperación, por ello “necesitamos a alguien que nos lleve de la mano para enfrentarnos a esa situación de dolor y sufrimiento. Cristo quiere que lo recibamos a él en vida. Sólo Jesús nos puede defender y enseñar a enfrentar el dolor, la muerte, que tarde o temprano, llegarán a nuestra vida, por eso es tan importante que nosotros nos detengamos ante este núcleo del Evangelio”.

Destacó que la pasión de Jesús lleva a los creyentes a enfrentarse al dolor y al sufrimiento, “acompañados por aquel que sufrió lo más profundo del dolor, que aceptó la situación más terrible que puede tener el ser humano, que descendió a los infiernos. Ciertamente, todos necesitamos de ese compañero de camino, por eso este domingo es tan significativo.

“En las oraciones, el cardenal elevó una súplica por las naciones que viven en conflicto, en desacuerdo, “para que al mirar a Cristo en su cruz, descubran, lo que a es el perdón que lleva a la paz”.

Pidió por “todos los que sufren en su cuerpo y en su alma, para que acercándose a la cruz de Cristo encuentren alivio y salida a su dolor”.

Oró también por las familias que no encuentran la paz debido a situaciones de desamor, “para que al ver el amor de Cristo sepan que éste supone renuncia y entrega”.

Previo a la misa celebrada en la catedral, Rivera Carrera realizó una procesión de ramos para conmemorar la llegada de Cristo a Jerusalén y cuando el pueblo lo recibió entre cantos, como su salvador. Después bendijo las palmas que llevaron los fieles para dar inicio a la Semana Santa.

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